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Me había obligado a mantener los ojos cerrados, tenía que descansar luego de que toda la energía de mi cuerpo había sido drenada de él. Estaba feliz de haber sido capaz de ayudar en algo Max, ver cómo su apariencia mejoraba con un ritual mío era muy gratificante, porque me daba la tranquilidad de que mis poderes servían para hacer cosas buenas, y no era el monstruo que todo Hawkins creía. Pero, la preparación del ungüento me había llevado mucho tiempo y esfuerzo, y luego la realización del hechizo se había llevado todas mis fuerzas. A simple vista podía parecer algo sencillo, pero no lo era, para nada.

Al volver a la casa, mi tía me estaba esperando con el almuerzo servido en la sala. Ella lucía preocupada pero no me animaba a preguntarle a qué se debía la rara expresión que llevaba encima. Julie era una mujer muy transparente, a pesar de que intentase ocultar lo que le ocurría, su cara la delataba fácilmente. Su silencio era lo que más me llamaba la atención, ella no solía estar callada durante las comidas, le encantaba charlar sobre lo que había hecho en el día, cómo le había ido en el trabajo, y también apreciaba escuchar sobre lo que yo había hecho o si había logrado contactarme con mi hermana. Pero ahora solo reinaba el silencio entre las dos.

Al principio creí que mi tía había tenido una larga mañana y que estaba demasiado cansada como para conversar, pero algo me decía que había sucedido, que ella estaba molesta. No quería comenzar a pensar en que estaba enojada conmigo porque eso no me iba a dejar tranquila y me pasaría el día entero imaginando escenarios innecesarios. Julie no tenía razón por la cual molestarse conmigo, a menos que se haya enterado que le había mentido sobre no saber quiénes habían sido las personas que me habían atacado, pero era imposible que lo supiera.

—¿Tía?

Ella dejó de jugar con la comida que tenía en su plato para prestarme atención, pero sus ojos me decían que ella no se encontraba en la misma habitación que yo, estaba en otro lugar mucho más lejano.

—¿Sí? —dijo sin mucho interés.

—Sé que tal vez no tendría que preguntarte esto, porque respetamos nuestros espacios y privacidad —dije, tratando de sonar lo más relajada posible para que no se diera cuenta que me estaba sintiendo incómoda con su silencio—, pero, quiero saber si estas bien. No has dicho ni una sola palabra desde que he llegado y me pregunto si te ha pasado algo. ¿Estás bien?

Ella tragó saliva. Julie comenzó a rascarse el cuello, lo cual solía hacer cuando se sentía nerviosa o acorralada. No quería hacer que se sienta de esa manera, pero necesitaba saber qué era lo que estaba sucediéndole.

—Tu primo va a ser papá.

Mi mandíbula cayó al piso. Esa noticia sí que no me la esperaba. No podía visualizar a mi primo siendo padre, y mucho menos, haciéndose cargo de la responsabilidad que se le avecinaba.

Ahora podía comprender la cara de enojo y preocupación de mi tía. No es que juzgara a mi primo por el embarazo de su novia, sino que si era preocupante que alguien tan irresponsable como él trajera una persona nueva a este mundo que de por sí es demasiado complicado.

—Vas a ser abuela —dije, sorprendiéndome de las palabras que estaban saliendo de mi boca—. ¿Felicitaciones?

Ella frunció el ceño. —Cállate, niña.

Julie se levantó de la mesa y se marchó. «Mierda, sí que está enojada», pensé. Quería reír porque la situación me parecía demasiada rara, pero comprendía la actitud de mi tía. Sus dos hijos estaban estudiando en la universidad, lo cual le costaba muchísimo dinero. Ninguno de sus hijos trabajaba porque estaban enfocados en sus estudios, además de que su esposo acaba de fallecer. Creo que si estuviera en su lugar también estaría furiosa.

Rapture | Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora