Capítulo 3

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Sangre Pura.
Yan_skyblue.

Capítulo 3.

El dolor es para la humanidad un tirano más terrible que la misma muerte.

Albert Schweitzer.

El desayuno se llevó a cabo como todas las mañanas, una buena dosis de sangre. La mujer de ojos oscuros sonreía algo extraña mientras su hermana se veía demacrada, más no derrotada, por supuesto que no, eso nunca. Ya tenía en su poder la clave para deshacerse de ella de una buena vez, no importaba lo poderosa que fuera o lo lista que se creyera, jamás sería superior a la gran Kinga.

Ruxandra sentía remordimiento, lo que le hizo a su hermana fue demasiado atroz, fue una bajeza de las peores existentes. ¡Era su hermana!. Le quemó las entrañas con tal de tener a un hombre en su cama. Era una asquerosa basura. Estaba asqueada de esa situación y de sí misma, nunca consideró ser capaz de eso, pero lo hizo, traicionó a su familia por sexo. Era la persona más vil en el planeta, mucho peor que los líderes vampíricos, sus ojos se cristalizaron.

Se removió en su puesto incómoda, la repulsión hacia sí misma crecía a medida su hermana trataba de probar bocado y las arcadas continuaban. Bajó la mirada apretando los dientes en un acto de contener las lágrimas, era demasiado. Se lo diría, le diría que ella lo hizo, porque la culpa le estaba quemando y no podría vivir así.

****

La luna llena sonríe con todo su esplendor afuera, una que otra nube indecente trata de ocultar su brillo, pero el enamorado viento las aparta para poderle apreciar en todo su esplendor. Ella, arrogante como es, se cuela hasta entre las cortinas de una estancia...

Ruxandra por fin había confesado a su hermana el daño que le provocó. Sintió alivio de haberlo hecho al fin, pero igual esa mala sensación en su estómago no se esfumaba, de hecho, seguía creciendo cada vez más. La mayor está frente a su órgano con sus delicados dedos a centímetros de las teclas, todo permanece en silencio, hasta sus corazones, porque no sabían cómo reaccionaría el otro. Las motitas de polvo flotaban apacibles entre una y la otra, calladas, muy calladas, mudos testigos del momento, brillan por la tenue luz de luna que se cuela a través del ventanal al lado izquierdo de donde está ubicado el órgano. Todo en supuesta paz y desgarrador silencio. Ninguna apartaba la vista de la otra. Hasta que los delgados dedos finalmente tocan las teclas.

El sonido del aparato musical llena el saloncillo de visitas. Kinga teclea con gracia y habilidad entregada completamente a la música que está creando. Sus pensamientos permanecen calmos. Ya han pasado unos segundos tortuosos para la señora Molón desde que su hermana menor le confesara haberla envenenado en un intento por separarla de Vasil; segundos de silencio, no podía negar que su osadía de soltar todo lo que hizo le tomó por sorpresa. Mientras Kinga produce música, el cuerpo de Ruxandra se tambalea entre las ganas de huir y quedarse para saber qué pensaba o sentía su hermana.

Para la mayor, la confesión fue inesperada, sin embargo, eso solo acrecentó su odio. ¿Qué pretendía?, ¿creía la perdonaría con nada más decir "lo siento" y serían hermanitas unidas?

Parecía que sí lo esperaba. Realmente su estúpida hermana suponía que arreglaría las cosas.

Esa cara de culpa y de súplica ya la conocía. Siempre hacía lo mismo con sus padres cuando cometía alguna travesura y ellos siempre se lo perdonaban todo. Porque era su pequeña, su niña especial. Y ella...

Ni siquiera cuando era humana le permitieron esas libertades. Recordaba vagamente su infancia y su adolescencia antes de ser atacados por los vampiros, antes de entrar en la sociedad vampírica, antes de ser parte del círculo selecto; antes de todo, ella nunca fue su niña tierna.

Sangre Pura (historia Original Corta) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora