Sangre Pura.
Yan_skyblue.Capítulo 6.
En algún lugar del alma se extienden los desiertos de la pérdida, del dolor fermentado; oscuros páramos agazapados tras los parajes de los días.
-Sealtiel Alatriste.
Los aires de cambio en la nación Transilvana a nivel político se hacen sentir con fervor mientras la luna, arrogante, es testigo mudo de las desgracias terrenales, luna incapaz de ayudar; simplemente iluminas esas noches oscuras y desgarradoras en las que los seres humanos sufrimos nuestros propios vía crucis. Luna atestigua las pérdidas y por favor, trata de no esconderte esta vez, porque se necesita de tu luz para ver mejor ese sufrimiento y aprender de él.
Sabía algo andaba mal, su instinto se lo gritaba desde los rincones más recónditos de su existencia, por eso para correr más a prisa recogió el faldón a la altura de sus muslos dejando expuesta esa parte de su cuerpo sin importarle alguien pudiera verla, el decoro, las miradas y las costumbres no le interesaban, solo importaba encontrar a nana. Encontrar lo único bueno de su pasado aún con vida. Entre más corría, más temía; sus oídos se llenaron con los gritos y pedidos de auxilio, vio a las personas correr, tratar de ayudar y otras prendidas en llamas suplicando ayuda.
Llegar a la pensión fue desgarrador, los lugareños trataban de extinguir el siniestro que deboraba todo a su paso, era casi apocalíptico. La persona que le importaba no estaba por ningún lado entre quienes lograron salir del edificio de dos pisos, temió, cada fibra de su cuerpo vibró de terror. Contra cualquier sentido común entró a la pensión en llamas, la encontraría o morirían ambas.
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El cazador observó a aquella extraña mujer correr con las faldas arremangadas, semejante desfachatez exclusivamente la recordaba entre las rameras de una casa de citas a la cual visitó hacía ya un buen tiempo, contrariamente en ella no veía el descaro de una mujer tratando de llamar la atención, había la más genuina desesperación entre medio de una situación peligrosa que estaba dispuesta a todo por aquello que le esperaba donde fuera que iba. Se quedó estático sin saber del mundo a su alrededor, pensando en esos ojos tristes y la sonrisa forzada, ¿podría existir realmente un ser humano tan roto? Y si era así, ¿por qué ése ser humano corría con tanto fervor?
—¿Artur?— llamó una voz masculina.
El mencionado volteó. Observó a quien deseaba su atención en silencio, luego dirigió sus ojos hasta el lugar del que provenía el humo, cuando su rostro se encontró con el de su compañero entendió lo que debían hacer, no era perder el tiempo sumido en pensamientos sino salvar vidas. El cazador acarició el mango de su espada, sonrió, creyó podría tener un día de paz, sin embargo el universo no le enviaba vampiros sino fuego. Echó a correr junto a su único amigo en la vida.
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Ella tenía la esperanza de encontrarle bien, poderle ayudar a salir y todo sería nada más un mal momento, pero desde que entró en la pensión en llamas todo fue como entrar al purgatorio. Se abrió paso entre el espeso humo esquivando los pasillos envueltos en llamas, escuchó las botellas de la cocina estallar por el intenso calor y a su sangre correr por su torrente advirtiendo el aumento de adrenalina. La madera cirugía mientras subía los escalones esquivando los tablones en llamas que caían como ramas podridas de algún viejo árbol.
Finalmente, llegó a la habitación, abrió la puerta de una patada. Apenas puso un pie adentro el suelo cedió, casi cayó, logró sostenerse con sus brazos recibiendo zarpazos por los bordes artillados de la madera, luchaba contra la gravedad y una segura caída mientras sus pies se tambalean sobre las llamas del primer piso ya cercanas hasta el instante de ver la escena más desgarradora y sus oídos escucharon la muerte...
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Sangre Pura (historia Original Corta)
VampireEl cazador Artur Moldovan está tras la bestia más temida, los vampiros. Sabe que no será fácil matar a esas criaturas, pero es la última esperanza de un aterrado poblado en la vieja Transilvania. Ruxandra, la mujer de la Sangre Pura, la que destruir...