Capítulo 5

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Sangre Pura.
Yan_skyblue.

Capítulo 5.

Quizás el sufrimiento y el amor tienen una capacidad de redención que los hombres han olvidado o, al menos, descuidado.

Martin Luther King.

Años después, Ciudad de Buzău.

—¡Sálvanos señor de estas criaturas, envíalas al averno de donde salieron!— el padre Cornelius agita las manos hacia el cielo —, ¡protege a tu creación, señor!— terminó el sermón de la mañana totalmente exaltado por la agitación y las mejillas coloradas.

La mayoría de feligreses estaban igual que el religioso, agitados clamando un milagro porque el ejército de vampiros acabó con casi la mitad del país aunque se trató de contenerlos estos parecían ser inevitables.

—Creo que el padre enardecido hoy— susurró Lenuta, una de muchos aldeanos del lugar, a su amiga Mircea.

—Ni que lo digas— rió—, solo debes verle el rostro, lo trae todo colorado— volvió a reír Mircea.

Ambas recogieron sus chales y se encaminaron a la salida de la capilla abriéndose paso entre la multitud. Caminaron pausado por el sendero de grava conversando de lo atractivo que se había vuelto el hijo de carnicero hasta que vieron a alguien.

Lenuta entorno los ojos, su buen humor se esfumó, la ramera Păcat se acercaba con su rostro paliducho, vestido harapiento y su olor a cerveza; todo un espanto.

Mirsea simplemente bajó la mirada, entablar siquiera una conversación con ella era ser repudiada por los demás como una mujer de baja calaña al igual que ella.

La mujer llevaba un canasto de ropa recién lavada, se le notaba sudada y acalorada por el esfuerzo, el dobladillo de su desgastado faldón tenía al menos dos centímetros de polvo y estaba deshilachado, el delantal se veía viejo, los cabellos negros se escapaban del moño medio improvisado y el rostro reflejaba ya varias noches de insomnio. Ambas jóvenes se le quedaron viendo, una con desaprobación y otra con curiosidad.

Ella era Păcat, sin apellido ni pasado, solamente Păcat. Llegó al pueblo hace dos años, se le veía en casi los huesos y abandonada al mundo, pidió trabajo en la taberna/posada del poblado, allí se quedó como la flamante mesera la cual ofrecía más que solo el menú del lugar. Muchos aseguraban y daban crédito de sus buenos servicios además de su disponibilidad, aunque nadie daba exactamente detalles. Así la forastera se ganó la mancha de ramera del pueblo, más barata que una jarra de cerveza servidas por montones cada noche, especialmente en sábado que era el día preferido por los borrachines para reunirse. Păcat pasó junto a ellas sin pena ni gloria perdida en sus propios pensamientos con los ojos oscuros fijos en el camino y su inconfundible sonrisa medio alegre, medio triste, medio todo y medio nada. En ella se escondían arrepentimientos, culpas, pérdida, dolor; su cuerpo entero ardía en recuerdos dolorosos, en noches de lágrimas mientras un hombre diferente pagaba por sus servicios y en el dolor de una noche que jamás se borraría ni de su memoria, ni de su mejilla y cuello.

Las dos chicas le observaron hasta que se perdió por la curva que se dirigía a la derecha con rumbo a la taberna.

—Por un momento— dijo Letuna conteniendo el aliento —, creí ver su mirada cambiar.

—No digas sin sentidos— sonrió Mirsea quitando algo de estrés, esa mujer era extraña en demasiados aspectos.

Păcat vio la taberna en que trabajaba cada noche, estaba cerrada por supuesto, cerró los ojos recordando aquellos rostros que adoraba solamente en su memoria. Extrañaba a sus padres, incluso extrañaba a su hermana, extrañaba no sentir dolor. Fue su culpa y lo sabía, pero nadie más merecía morir o sufrir por su decisión. Ahora el mundo sangraba como sangró ella aquella vez, aún se estremecía recordando lo que sintió y por eso se autoflagelaba cada día aceptando ser una mujer que vendía besos y más que eso. Siguió su camino hasta pensión donde alquilaba un cuarto, subió los escalones agotada hasta entrar al fin en su cuarto, suspiró dejando el canasto en la mesa de comedor olvidando sus amarguras fingiendo su sonrisa de nuevo.

Sangre Pura (historia Original Corta) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora