Capítulo 8

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Sangre Pura.
Yan_skyblue.

Capítulo 8.

Para quienes ambicionan el poder, no existe una vía media entre la cumbre y el precipicio.

-Tácito

Humano, ser un humano.

Siempre le intrigó la fragilidad humana. Los seres humanos han sido un misterio para los vampiros, para la raza vampírica todo es tan sencillo. Naces o eres mordido, si naces eres un "Sangre Pura" y perteneces a los mayores estratos, pero condenado a ser tratado como un monigote de atracción útil solamente mediante méritos, si eres mordido perteneces a los estratos bajos a menos que tu valor sea visto en batalla. Eres un casi esclavo. Los vampiros responden a sus instintos y solo unos pocos usan su inteligencia. Comer y tener sexo, es la única preocupación de un vampiro en los grandes estratos, para los otros es servir a su amo.

Entonces... si los seres humanos también tienen instintos primordiales y también se dividen de la misma forma. ¿Por qué son tan diferentes?

En esos años viviendo entre ellos aprendió tanto y a la vez no había conocido la mejor cara de la humanidad. Supo del dolor, de los bajos instintos, supo de los pecados, sin embargo, conoció tan poco esos sentimientos que hacían a cualquiera querer seguir viviendo.

Ruxandra sabía sobre la oscuridad, la mortandad de ambas especies. Ruxandra apenas y sabía sobre lo que motivaba a alguien a poner su vida en peligro por otros, aquello que evitaba su propio instinto le hiciera huir quedándose para enfrentar cualquier peligro. La antes vampiro lo había visto un par de veces, la entrega de una madre por amor a sus hijos, un extraño dando de comer a una mujer necesitada, un niño sonriendo a alguien desterrada, un hombre pidiendo no se rindiera. Aún le faltaba mucho más, conocer lo maravilloso que podría entregar una vida bien vivida, porque no siempre es malo, el eclipse no puede permanecer eternamente y mientras las flores se marchitan la esperanza está por llegar prometiendo nuevos caminos y sueños...

Mañana, quizás, ya no haga tanto frío ni esté tan oscuro.

*****

Kinga, la grande, la inmaculada, la frágil...

Se vio al espejo recorriendo su cuerpo con las manos, cerró los ojos imaginando a Razvan, debía pensar en él para no flaquear ante el asco que representaba dejar que el duque y sus allegados hicieran con ella lo que quisieran... apretó los labios. ¿Por qué no era capaz de sentir remordimientos?, ¿por qué a pesar de todo no podía dejar sus sentimientos malévolos?, ¿por qué, aunque tuviera los dulces recuerdos del amor, no podía dejar atrás el salvajismo de Vasil?

Lloró impotente, estaba atrapada, atrapada entre el odio y los sentimientos más asquerosos que no podía espantar de su vida.

¿Por qué?

Llamaron a su puerta, era su esposo. Abrió lentamente cubriendo el traje negro con una bata, Vasil estaba guapísimo con su traje negro y su sonrisa cínica. Le ofreció la mano y ella la tomó, suspiró.

—Espero un gran espectáculo de tu parte querida— dijo Vasil mientras caminan por los pasillos del casi castillo representante de lo que fue una vez el consejo vampírico.

Ella sonrió, le mostraría de lo que era capaz, aunque la creyeran derrotada ella seguiría adelante, porque su odio era más grande que su dolor.

—Ya lo verás...— susurró, sus ojos se inyectaron en sangre, estaba lista.

La puerta secundaria del salón de baile se abrieron, Vasil entró solo, su esposa ya haría su entrada. Recibió al duque y sus tres invitados, les ofreció asiento en la mesa puesta en medio del salón con cinco sillas y manjares sobre ella, los invitados agradecieron y ocuparon sus lugares.

Sangre Pura (historia Original Corta) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora