cuatro.

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—Será mejor que te detengas

Carlos no podía oírla

O mejor dicho, podía , pero estaba eligiendo no hacerlo, ya que en realidad estaba demasiado ocupado besando su largo y hermoso cuello. Olía increíble, Dios sabe a qué, su nariz nunca había sido tan aguda, tal vez era su cabello, su perfume o lo que sea, pero lo estaba volviendo absolutamente loco

Un mordisco de sus dientes en su cuello y otro apretón en su trasero, él sintió que ella agarraba su cabello con más fuerza

—Carlos —dijo ella, sin aliento, y él juró que si pronunciaba su nombre de esa manera una vez más podría ponerlo de rodillas —. Carlos —repitió

—¿Mmm?

—Dije que será mejor que pares —murmuró

Él se echó hacia atrás, totalmente decidido a mirarla a los ojos para responderle, pero cuando vio el otro lado de su cuello tan triste y subestimado, estaba avanzando de nuevo, besándolo y chupándolo como si fuera el trabajo de su vida

Una parte lejana de su cerebro razonó que, sí, probablemente ella tenía razón, realmente sería mejor que se detuviera, antes de que todo se fuera a la borda

—Me vas a meter en problemas —Alice negó

Carlos sonrió en su cuello, incapaz de evitarlo

—Me gusta como suena eso, sabes que lo prohibido es más apetitoso

—¡No está bien Carlos!

Finalmente, su agarre se aflojó y Alice lo empujó hacia atrás para ganar solo un poco de distancia entre ellos, aún así, Carlos se lamentó cuando dejó que ella lo alejara, es pequeña brecha entre ambos él la sentía como un abismo, comparado con lo desesperadamente cerca que habían estado pegados el uno al otro solo unos momentos antes

—Hablo enserio —Alice jadeó recuperandose del sin fin de emociones que acababa de experimentar —Si no te detienes ahora, no me dejarás otra opción que meterme una cachetada y la tienes bastante ganada

—Las furiosas me prenden aún más — respondió Carlos, con la esperanza de sonar sexy y que ella cayera en la tentación

Pero Alice estaba reajustando su falda, tirando hacia abajo desde donde su fricción y las manos errantes de Carlos la habían colocado más alto de lo que probablemente era apropiado

—Bueno lo siento —dijo conteniendo una sonrisa —. No me pude contener

—Eres un falso, porque ni siquiera lo sientes —Alice rodó los ojos

—Me conoces tan bien —soltó una risa —. No lo siento, para nada —negó —. Es más, quiero que se repita o llegar a algo más, ya sabes tus gemidos que eran un éxtasis para mí —sonrió —. Se nota en tu cara que quieres

Definitivamente no era el día de Alice, no estaba de humor, no tenía porque aguantarlo, así que 'sin querer' se le escapó una bofetada

—Te lo advertí —lo miró enojada —. No soy la misma de antes, no quiero nada contigo, quiero simplemente cumplir con mi trabajo y tú no ayudas —resopló —. No pienso ser el plato de segunda mesa, si no soy la principal no quiero nada

—Bien sabes que yo no puedo ofrecerte eso —murmuró

—No te lo estoy pidiendo —sonrió —. Ahora lárgate con tu futura esposa y quítate las ganas con ella

—Ella no eres tú —susurró acercándose nuevamente

—Y yo ya no soy la mujer que buscas, la mujer que deseas —se apartó —. Por favor sólo déjame en paz

Infieles »Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora