—¡Te dije que era mejor usa una escalera! —Carlos reprochó —. Pero tú eres necia—No pensé que esto pasaría —murmuró —. Se veía fácil —dijo mientras acomodaba la compresa de hielo en su frente —. ¡Aparte es tu culpa! Eres tú quién me estaba cargando
—¡Fuiste tú la que se movió y me desestabilizó —se defendió —. Ay no —negó frenéticamente —. Está saliendo sangre
—¿Hiciste que me rompiera la frente? —Alice preguntó aterrada mientras intentaba descubrir de dónde salía la sangre —. Imbécil, no me está saliendo sangre —dijo en un tono mimado
—Tu cara de pánico fue increíble —Carlos soltó una carcajada
—No es gracioso Sainz —ella le dio un golpe
—Claro que lo es —se cruzó de brazos —. Aparte te dije que no había necesidad de poner una estrella
—No es un árbol de navidad sin su estrella —Alice suspiró
—No iba a poner la estrella porque quería una foto de ambos —se rasco la nuca
—Ya perdiste la cordura —Alice negó y se recostó en el sofá —. Se supone que fui yo la que se dio el golpe en la cabeza
—Tu y yo brillamos más que las estrellas —Carlos bromeó y se sentó a su lado —. Por lo menos hicimos un trabajo... —fue interrumpido por unas cuantas bolas navideñas que cayeron del árbol — decente —soltó una pequeña risa
El español y la colombiana habían decorado el salón principal de la casa juntos ya que Antonia, la nana de Carlos repentinamente se había sentido mal, entonces ambos fueron comprensivos y empáticos así que la dejaron descansar.
Alice había llegado a la residencia campestre aproximadamente a las 5 de la tarde y eran las 10 cuándo terminaron de poner la última decoración navideña que había en el ático del lugar, realmente eso de decorar espacios no era lo de ambos
Fue una decoración poco decente para ser honestos, realmente fue más mediocre, pero por lo menos la pareja se divirtió mientras sacaban el espíritu navideño. La tarde noche pasó rápidamente entre bromas, risas y anécdotas de cuándo ambos fueron niños, sin duda alguna, el compartir esos recuerdos fue especial pues, Carlos quedó con su corazón encogido cuando ella le contó que para una de las navidades dónde su familia estaba pasando por un mal momento económico, ella le había pedido a Santa o más bien, al «niño Dios» que por favor los ayudará a salir de eso, que les enviará dinero, pero sobre todo paz, que ella se confirmaría ese año con ver a sus padres ser felices y ya sin tanto estrés y que así podrían ser la familia unida y divertida que siempre habían sido, él español sintió ternura al imaginarse a una mini Alice pensado en otras personas antes que ella, sinceramente imaginarse a una mini Alice en cualquier situación le causaría ternura, pero también sentía amargura por saber cuan inocentes pudieron llegar a ser de pequeños y las pocas preocupaciones que tenían, al contrario de su realidad actúal, ambos con una mente corrompida y con un corazón roto
Aunque toda la felicidad que habían sentido en ese momento pronto se convirtió en preocupación y ya que Alice había insistido en qué Carlos la cargara en sus hombros para poner el toque final del árbol, la estrella, a lo que Carlos se estaba negando e insistió que sería todo mucho más fácil si traía una escalera, pero al final obviamente ganó la terquedad de Alice, así que Sainz la cargó en sus hombros pero al ella estar inquieta, incómoda y muerta de la risa desestabilizó al español y ambos terminaron en el suelo, llevando Alice el golpe más fuerte
—Espero que mi frente esté presentable dentro de una semana —Alice bufó
—¿Dentro de una semana? —Carlos la miró