—Mi amor —Carlos murmuró a su espalda y la tomó por la cintura
—¡Un día de estos me vas a matar de un susto! —Alice se exaltó
—Enojada te ves preciosa —el rió
—Carlos, no es el lugar —ella murmuró incómoda
—En general te ves preciosa siempre —sonrió —. Las pocas veces que hemos tenido la oportunidad de pasar la noche completa juntos y despierto primero, me quedo observandote y me pregunto ¿Que hice para merecerte?
—Carlos —Alice lo miró extrañada —. ¿Te sientes bien? ¿Te afectó el calor de la carrera? —ella tocó su frente
—Supongo que algo bueno hice para merecerte ¿No? —sonrió y tomo su mano arrastrándola hasta el hospitality de Ferrari
—¿Que estás haciendo? —ella susurró mientras lo seguía —. ¡Carlos!
—¡Quiero un momento contigo! Pero como ahora andas por la vida como la novia del estúpido de Lando no puedo hacerlo allá afuera —bufó molesto —. Quiero que seas solo mía
—Estoy segura de que el calor si te afectó —ella asintió
—Me molesta que yo haya terminado mi relación de años por querer estar contigo y tú vayas y te hagas la novia de él, sin pensar en mí —Carlos suspiró —. Sin pensar en nosotros
—Pensé que eso era tema superado —ella hizo una mueca
—No es tema superado porque te quiero solo para mí, que haya sucedido lo del trío no significa que yo disfrute de compartirte con él —murmuró —. Me molesta verte con él ¿Crees que es muy agradable ver cómo lo besabas y felicitabas por su carrera? ¿Que hay de mí? ¿Quién hace eso conmigo?
—¿Me estás haciendo una escena de celos? —Alice lo miró atónita
—Sí —el asintió —. Yo por lo menos obtuve podio, él solo obtuvo un cuarto lugar
—¿Me estás haciendo una escena de celos porque lo felicité ya que hizo bien su trabajo? —ella se quejó
—Es molesto tener que ver sus muestras de afecto en público —Carlos se cruzó de brazos mientras asentía
—Te recuerdo que yo estaba a cargo de planear tu boda ¿Hay algo más incómodo que eso? —Alice también se cruzó de brazos
—Hablando de eso... —Carlos hizo una pausa —. No sé cómo explicar...te —tartamudeó —. Isabel está aquí
—¿Me estás jodiendo? —ella preguntó
—No —negó —. Pero no está aquí por mí, obviamente
—No me digas —Alice asintió —. ¿Entonces está aquí por?
—Mi primo la invitó
—¿Tu primo? —ella lo miró incrédula —. Déjate de pendejadas, Carlos
—Te juro que ni siquiera le he prestado atención —Carlos sonrió —. Solo tengo ojos para ti
—Carlos que incómodo —ella suspiró —. ¿Te recuerdo lo que pasó la última vez?
—Yo no quiero recordar, pero tal ella sí —murmuró mientras señalaba a sus espaldas
—Sacame de aquí ahora —ella murmuró y Carlos la besó
—Ahora te exhibes con tu amante? —la española murmuró a la espalda de la colombiana
—Era sacarme de aquí, no hundirme —Alice susurró —. Isabel, hola —ella volteó y la miró