—Estoy arta de ti —Alice suspiró —. Es que ya es de psicópata el que me persigas a cualquier lugar a dónde voy—Te juro que está vez fue casualidad —Carlos se defendió —. Sabes perfectamente que no te gusta el café, pues entonces no pensaba encontrarte allí
—No te creo nada —negó
—Mis te amos los creíste —Carlos sonrió
—Deja de recordarmelo —rodó los ojos —. Al final mala mía haber caído en tus puercas mentiras
—Mis te amo eran tan ciertos como que no espera encontrarte en una cafetería—Carlos se cruzó de brazos —. Creeme
—No —negó —. Eres un embustero
—Mentirosa tú qué decías estar enamorada y terminaste acostandote con uno de mis amigos
—¿Ahora te salgo a deber? —ella río sarcásticamente —. No te soporto —bufó —. A parte no te debo explicaciones
—¿Entonces por qué yo debería darte explicaciones de que hacía en la cafetería? —Carlos preguntó
—Porque era obvio que me estabas siguiendo —Alice elevó los hombros
—¡Que no te estaba siguiendo! Joder —bufó
—Hablame bonito, imbécil —Alice lo miró mal
—Me acabas de decir imbécil ¿Esperas que te hable bonito cuando tú me tratas mal? —Carlos rió
—Es que imbécil eres —elevó los hombros —. Solo que, tal vez la verdad duele
—Eres insoportable —Carlos la miró mal
—¡¿Me estás diciendo insoportable?! —Alice se paró frente a él y lo gritó —. Cuando tú eres quién no me deja vivir en paz ¿Quién es el insoportable entonces?
—Tú, obvio —sonrió
—Vuelve a decirme insoportable y mi mano te va a quedar pendeja en tu carita de porcelana —Alice lo desafíos
—Te ves insoportablemente tierna peleando —Carlos soltó una risa mientras observaba las diferentes expresiones que emitían su rostro
—¡No te aguanto! —ella suspiró molesta —. ¿Por qué tienes que estar tan presente en mi jodida vida? —lo miró a los ojos —. ¿No te bastó con romper mi corazón? ¡¿Por qué te empeñas en qué no sea feliz?!
—Yo no lo rompí —negó —. Lo rompiste tu misma al enamorarte de mí —murmuró —. Y viceversa —se acercó a ella —. Y respondiendo a tu otra pregunta, simplemente soy egoísta
—Eres un miserable —dijo con dureza —. No entiendo porque pongo mis ojos en puro hombre idiota
—¿Pierre está incluído allí? —preguntó con una sonrisa en sus labios para fastidiarla aún más
—No me gusta Pierre —Alice rió levemente —. No estoy interesada en Pierre más allá de el acto sexual
—¿Coge bien? —él español preguntó con un todo de fastidio
—Mejor que tú —ella asintió con una sonrisa
—¿Mejor que yo? —dijo con indignación —. Jamás pasará
—Ya pasó, Carlos —murmuró —. Admite que no eres tan bueno
—Solo estás provocandome —suspiró —. No voy a caer en tu juego
—Tus sábanas fueron testigo de lo increíble que fue —Alice lo miró divertida —. Y tú hace exactamente una hora impediste que mis sábanas fueran testigo de otro increíble encuentro
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Infieles »Carlos Sainz
Fiksi Penggemar"Que el secreto permanezca en un cuarto de hotel"