—¿Carlos me puedes explicar como es que sigues teniendo llaves de mi apartamento y entras cada que se te pega la gana? —Alice habló enojada mientras perseguía al español—El dueño de la inmobiliaria es amigo de la familia —elevó los hombros
—Carlos lo que haces es asqueroso —ella murmuró —. Sin contar que es ilegal
—Bueno, yo no fui quién entró —repitió la acción anterior —. Solo entraron los de la floristería
—¿Piensas convertir mi casa en un vivero o que mierda? —ella estaba furiosa
—Cualquier otra mujer estaría encantada con mi sorpresa, no entiendo porque tu vienes a tratarme mal —Carlos volteó a mirarla —se supone que los girasoles son tus favoritos
—¡Estás desquiciado! —Alice rió negando — ¡1.219 girasoles en mi apartamento!
—Es uno por cada día desde que inició esta locura —Carlos sonrió —. ¡Es romántico!
—Es una locura —murmuró —. Solo a ti se te ocurre algo así
—Luego dices que no te demuestro amor —bufó —. Malo si hago algo, malo si no hago nada
—Con un ramo era más que suficiente —sonrió —. ¿Pero 1.219 girasoles? Eso es otro nivel
—Yo estoy a otro nivel —le guiñó el ojo —. Y lo sabes
—No es el punto, deseo que no vuelvas a entrar a mi casa sin mi consentimiento y mucho menos andes convirtiendola en un vivero —sonrió —. De ante mano gracias por recibirme
—No, no ¿a dónde crees que vas? —Carlos la tomó del brazo —. Aprovechando que estás aquí tengo que hablarte de algo
—No tengo mucho tiempo —ella lo miró mal
—No nos demoraremos si tu lo deseas —sonrió —. Hablemos de la boda fallida —dijo encaminandose al sauna
—¿Que quieres hablar de eso?
—Tenemos que arreglar las cuentas pendientes —elevó los hombros y comenzó a quitarse su ropa
—¿Que mierda estás haciendo? —Alice lo observó
—Me preparo para Singapur ¿algún problema?
—Entonces podemos hablar después —Alice murmuró sin quitarle la vista de encima
—Vamos a hablar ahora porque así yo lo deseo —Carlos sonrió desafiante
—Tengo cosas que hacer —ella intentó mirarlo a los ojos, pero su pecho la distraía —. Tengo ofertas para planear una boda, soy una mujer ocupada —comentó.
—Alice, no estás ocupada —el dijo mientras se bajaba el pantalón —. Al menos no para mí —entró al sauna
—Para ti no tengo tiempo —ella murmuró
—Quítate la ropa y entra —el sonrió —. ¿O quieres que lo haga yo por ti?
—No lo haré —ella negó
—Te di una orden y no me gustan que ser desobedecido —Carlos la miro —. Dije que entres al sauna y aquí hablaremos
—Carlos eres la peor persona del universo —Alice murmuró mientras se despojaba de su ropa
—¿Puedes hacerlo más lento y sensual? —Carlos preguntó mientras se sentaba para verla con tranquilidad
—Ni que me estuvieras pagando para que lo haga —ella rodó los ojos