Serafine escuchaba con atención a su entrenadora, dentro de unos minutos tendrían que jugar el último partido que definiría si su secundaria pasaría a las nacionales.
Estaba nerviosa, a pesar de quejarse de aquel deporte, le había tomado mucho cariño y no quería decepcionar su equipo.
- Bien chicas –hablo Yoko- Es momento de demostrar de lo que somos capaces.
Algunas asintieron y otras gritaron en respuesta.
La pelirroja salió del vestidor acompañada de su equipo y entrenadora, al llegar a la cancha prepararon todo mientras veían como las gradas de la cancha se iban llenando de público.
- ¿Nerviosa, Seki? –se burló el líbero del otro equipo.
Serafine alzó una ceja interrogante, no la recordaba de nada a aquella chica de pelo negro como para que la hablara con tanta confianza, además de interferir en su camino a los baños.
- ¿Y tú eres...? –preguntó fingiendo interés.
- Púdrete Seki –gruño y la golpeó en el hombro al pasar- Limpiaré el suelo contigo.
- Como digas –bostezó y la miró burlona- Oh, ya te recuerdo.
La azabache se giró mirándola con el ceño fruncido, esperando a que hable.
- ¿Tú no eres la imbécil a la que le partí la nariz? –sonrió altanera- Me da risa que creas que puedes "ganarme" en un simple partido de vóley... Por cierto ¿Cómo te va en tu nueva secundaria?
- Te mataré –ladró enojada.
Nyoko se acercó dispuesta a golpearla, pero una mano en su hombro la detuvo abruptamente por la fuerza ejercida en su piel.
- Eres ruidosa, apártate –dijo el peliblanco empujándola a un costado.
- ¡Sera!
- Adiós –dijo la pelirroja y se dio vuelta para ignorar a aquel grupo.
Los hermanos Haitani la miraron ofendidos, Ran corrió a su lado y la abrazó por los hombros para evitar que se aleje.
- Vinimos a verte jugar y así nos pagas –señaló Mocchi.
- Nunca se los pedí –dijo aparentando que no le interesaba.
Aun que Serafine estaba feliz de ver a los chicos de Tenjiku, hace una semana que habían salido de la correccional y ya los extrañaba.
- Trajimos bebidas para luego del partido –se unió Kakucho.
- Izana tuvo la idea de venir a verte –comentó Mucho.
El mencionado se tensó en su lugar y pateó suavemente al soplón para volver a retomar su camino hacia la cancha.
- De acuerdo –sonrió burlona- Andando, dentro de poco empezará.
El grupo siguió a la pelirroja hacia el interior de la cancha, ella les dijo que debían subir hacia las gradas, más el par de hermanos se negó y la acompañaron hasta la banca. Mientras, la generación S62 se sentaba en primera fila para ver a la chica, ocasionando que el público se pusiera nervioso y se alejara por las intimidantes presencias de esos ex pandilleros.
- Seki ¿Quiénes son ellos? –preguntó su entrenadora seria.
- Sus novios –respondieron los Haitani.
- Mis novios –siguió el juego.
Ran sonrió y enredó su trenza alrededor de su dedo, a su vez, Rindou sentó obligatoriamente a Serafine en la banca y comenzó a peinarla, el chico no sabía si hacerle una trenza o una coleta alta, más prefirió hacerle un moño apretado en lo alto de su cabeza, dejando unos cuantos mechones sueltos; a su criterio, la Seki debía estar cómoda mientras jugaba pero también debía ser la más linda del lugar.
- Ugh –soltó Yoko- Vayan a posicionarse, en cinco minutos empieza.
- Gracias Rin-san –sonrió la ojirosa- Creo que deberían ir con los demás.
- Ni lo sueñes –se negó Ran.
Los hermanos se voltearon y, sin saber de dónde o cómo, se colocaron una chaqueta con los colores y nombre del equipo, además de ponerse lentes de sol, y Rindou complementó su atuendo con una gorra.
- Okey... -alargó la última vocal y se alejó para posicionarse en la cancha.
Al comenzar el partido, se podía oír las indicaciones de Ran desde la banca, aun cuando no sabía nada de vóley, ocasionando que a la entrenadora le entraran ganas de golpearlo.
Rindou solo observaba y de vez en cuando apoyaba a su hermano, además de darle toallas y agua a las jugadoras, sienod completamente encantador a los ojos de todas las chicas.
Y a lo lejos, se veía como en las gradas la generación S62 alentaba a la pelirroja. Mocchi hacía sonar fuertemente una trompeta de plástico, Mucho tocaba un tambor del grupo musical, Madarame movía desinteresadamente una banderita con el nombre y colores del equipo, Kakucho tenía una gorra del equipo y aplaudía de vez en cuanto para alentar, e Izana solo se cruzó de brazos y piernas a ver el partido tranquilamente mientras tenía una gorra igual a la del ojirubí.
Y Serafine no podía estar más que feliz de verlos ahí apoyándola, los apreciaba demasiado y ganaría ese partido para ellos.
Spoiler: si ganaron y Serafine se burló en la cara de Nyoko.
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Again || Tokyo Revengers
FanfictionNava David, una chica de origen israelí que forma parte de las Fuerzas de Defensa de su país, pierde la vida en una de sus tantas misiones intentando rescatar a unos rehénes. Sin embargo, su alma decide no abandonar este mundo y transmigra a un nuev...