➳ extra II

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Era año nueva y toda la generación de Serafine se hallaba festejando en el departamento de la chica.

La mirada rosa de la única mujer no se despejaba de su pareja, tal y como un depredador a su presa. Su vista consistía en solo Draken riendo por la caída de Mikey sobre una maceta, donde se ensució por completo de tierra mojada; en ese momento, debido a lo ebria que estaba, no le interesaba la maceta, sino en lo hermoso que se veía su novio con el pelo negro y sus mejillas sonrojadas debido al alcohol.

Determinada, se levantó del sofá y comenzó a caminar hacia la silla en donde se hallaba Draken, captando todas las miradas debido a la seriedad con la que la chica caminaba.

Serafine se puso delante de la silla del pelinegro y apoyó sus dos manos en cada lado de la misma, apresando al chico.

- Casémonos –soltó.

- ¿Casémonos? –repitió con la misma seriedad.

- Si –sonrió entusiasta- Tenemos veintitrés años y más de siete años de pareja ¿qué dices?

- De acuerdo –respondió asintiendo- ¿Cuándo?

La pelirroja sonrió emocionada y besó los labios de su ahora prometido. Lo tomó de las manos y lo obligó a ponerse de pie.

- ¡Ahora!

- ¡Más fiesta! ¡Fiesta, fiesta, esta noche fiesta! –gritó Baji tomando las llaves de su auto- ¡Vamos al registro civil!

- ¡Andando! –le siguió Mikey sacudiendo su cabello para eliminar la tierra.

Alcohol más personas impulsivas, una pésima combinación.

Todos aquellos muchachos, ebrios, comenzaron a subir a sus vehículos para empezar a conducir hacia aquel establecimiento donde los unirían como marido y mujer. Mientras, Draken y Serafine estaban riendo mientras se daban uno que otros besitos en la parte delantera del auto de Pachin, queriendo adelantar la noche de bodas.

- ¡Esperen! –gritó Chifuyu al lado del automóvil mientras se estacionaba con su moto, justo en el semáforo en rojo- ¡¿Cómo se casarán si no tienen anillos?!

- ¡Es verdad! –se unió Raiden, quien iba de acompañante del Matsuno- ¡Que irresponsables!

- Pah –lo llamó Draken- Llévanos al local que se encuentre más cerca.

- A la orden -respondió, todos se estaban tomando este asunto con total seriedad.

Así, todos siguieron la marcha hasta el negocio que estaba abierto las 24 horas. Serafine vio como su prometido se bajó del auto e ingresó para comprar, y en unos diez minutos el chico regresó con una pequeña bolsa.

- Ya tengo los anillos –dijo serio mientras se subía al auto.

- ¡Dejen de retrasarse o sino se arrepentirán! –gritó Mikey avanzando.

- ¡Jamás me arrepentiría de casarme con Ken! –devolvió el grito por la ventana del auto en movimiento- ¡Además, Kenny ya no podrá deshacerse de mi si estamos casados!

- Existe el divorcio –habló el mencionado.

- Te haré un amarre y no podrás alejarte de mi, no me provoques –lo señaló sonriendo malvada.

El viaje continuó por unos diez minutos mientras Takemichi rezaba a todos los entes celestiales para que ninguno chocara estando ebrios. Más todos llegaron sanos y salvos, dejando entrar a la pareja con todos los miembros de ToMan detrás de ellos.

Serafine se acercó hasta una oficina ignorando las peleas de Baji y Kazutora con los empleados e ingresó junto a Ken hasta posicionarse frente al juez de turno.

- Queremos casarnos –sentenció golpeando la mesa.

- ¿E-es así? –cuestionó atemorizado, la apariencia de amobos era intimidante- E-enseguida, señorita.

La Seki sonrió satisfecha mientras observaba como el adulto preparaba todos los papeles, por lo que se sentó en las sillas junto a Draken mientras ella le picaba la mejilla con su dedo mientras le decía palabras amorosas con su boca en forma de pico.

- A-aquí está todo –habló el juez- ¿Quiénes serán los testigos de la boda?

- ¡Mitsuya! –gritó el de tatuaje, provocando que el pelimorado apareciera en la oficina- Serás el testigo, eres el más sobrio de todos nosotros.

- ¿Están ebrios? –preguntó atónito el señor.

- Si ¿algún problema? –gruñó la pelirroja y el juez cerró la boca intimidado.

- Falta un testigo –comentó Mitsuya colocándose al costado del pelinegro.

- ¡Keisuke! –rió la chica llamándolo, viendo como el de colmillos mostraba su anatomía en la habitación- ¿Quieres ser el testigo de mi boda?

- Niña, eso ni se pregunta –le palmeó el hombro mientras sonreía entusiasmado.

El mayor de todos los presentes hizo una mueca y comenzó la pequeña ceremonia improvisada a la vez que temblaba por la apariencia intimidante de los jóvenes adultos.

Una vez que llegó el intercambio de anillos, Ken sacó de su bolsillo la compra, que eran dos argollas con un caramelo grande en forma de chupete. Ambos se colocaron el accesorio riendo de manera idiota y firmaron el acta.

- Ahora los declaro marido y mujer –sonrió tenso- Felicidades.

- ¡Gracias anciano, te recomendaré! –Baji lo abrazó por los hombros y luego se alejó con los demás.

Serafine saltó sobre la espalda de su ahora esposo y comenzó a agitar al cielo el certificado de matrimonio para mostrárselo a todos.

- ¡Até a Kenny a mi vida! -sonrió.

- ¡Felicidades! –sonrió Raiden mientras lanzaba por los aires los documentos de los empleados.

- ¡Llamen a la policía!

Nota: como me diverti escribiendo esto ajsjajaja

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Nota: como me diverti escribiendo esto ajsjajaja

Again || Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora