La batalla campal había estallado.
Los miembros de cada pandilla siguieron a sus presidentes dispuestos a enorgullecer el nombre de su banda.
Takemichi no comprendía nada y se sentía completamente inútil, y para completar toda su mala suerte, entre todo el revuelo se había separado de los hermanos Seki. Pero aun así seguía con su misión en pie, él debía salvar a Draken de morir a manos de Kiyomasa, aquel que lo ha atormentado desde hace unos meses.
En otro lugar, Serafine se divertía golpeando a aquellos varones que portaban el uniforme de Moebius, y a pesar de que le gustaba pelear no había perdido de vista al rubio de trenza. Ella estaba consciente de que la vida del subcomandante estaba en peligro por lo que no debía perder la concentración.
- ¡Nee-san! -escuchó cuando terminó de noquear a un tipo.
- ¡Raiden! -lo llamó cuando divisó la cabellera roja de su hermano.
El ojiceleste se abrió paso entre todos hasta llegar con su hermana.
- ¡No encuentro a Takemichi ni a Draken! -la miró desesperado.
- Tranquilízate -lo hizo a un lado para patear a un sujeto que venía por las espaldas del Seki- No debes bajar la guardia, estos tipos no dudarán de partirte un palo o fierro en la cabeza.
- Lo siento -murmuró con un puchero- ¿Tú has logrado encontrarlos? La lluvia imposibilita verlos bien.
- Si, Ryuguji está por aquel sector -señaló en lugar donde se suponía que estaba, pero no lo encontró- Mierda, es un tipo que mide más de uno ochenta, no puede perderse con tanta facilidad...
Serafine se comenzó a desesperar, no podía creer que perdió de vista a su objetivo, se supone que ella debía cuidarlo.
- Hay que buscarlo -miró a su hermano- Si dejamos que el bastardo de Kiyomasa lo encuentre todo el esfuerzo de Takemichi se irá por la borda.
- ¡Draken-kun! -un grito evitó que Raiden contestara.
Takemichi se había dedicado a buscar por cielo y tierra a Draken, cayó al suelo pero nunca se rindió. Se había jurado salvarlo. Sin embargo, se dio cuenta que llegó tarde cuando observó a Kiyomasa con aquella arma filosa cubierta de sangre ajena.
El rubio no tardó mucho tiempo en girar su cabeza para ver al subcomandante tirado en el suelo y una herida en su abdomen.
Las personan que apreciaban al Ryuguji voltearon hacia el causante del ruido.
- ¡¿Qué ocurre Takemicchi?! -exigió Mikey.
- ¡Draken... ha sido apuñalado! -respondió con lágrimas en sus ojos.
- No puede ser -murmuró el pelirrojo corriendo hacia su amigo.
Se acabó -pensaba el ojiazul- Se acabó, Draken está muerto...
- ¡No entres en pánico Hanagaki! -su mejor amiga lo sacó de sus pensamientos- ¡Tómale el pulso o haz algo, maldita sea! ¡No caigas en la desesperación y no te rindas!
Los Seki no podían llegar hasta el rubio, los miembros de Moebius le cerraban el paso impidiéndoles acercarse al herido.
- ¡Muévanse, estorban! -el pelirrojo golpeó a un tipo provocando orgullo en su hermana.
- ¡Takemicchi! -lo llamó el presidente.
El Hanagaki estaba en shock, hasta que vio como el tatuado tocía sangre y Mikey ponía en sus manos la vida de su mejor amigo.
- ¡Cuida de Kenchin!
¿Heh? -pensó aturdido para luego entrar en razón- ¡Si, debo hacer algo!
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Again || Tokyo Revengers
FanfictionNava David, una chica de origen israelí que forma parte de las Fuerzas de Defensa de su país, pierde la vida en una de sus tantas misiones intentando rescatar a unos rehénes. Sin embargo, su alma decide no abandonar este mundo y transmigra a un nuev...