Seguí caminando hasta llegar a los aposentos de su majestad, los aghas me dejaron ingresar y al fin pude ver al Sultán.
—Ya debes saber lo que pasó —dijo él.
—Sí, ya me han informado. Y con la fiesta en el harem es difícil no saberlo.
—Lo siento, perdón.
Al pronunciar esas palabras bajó la mirada y noté que lágrimas caían por sus mejillas. No entendía por qué estaba llorando ¿Le afectó tanto esto? ¿Llora por que no vamos a casarnos ahora?
Con curiosidad me acerqué más y él me tomó del brazo, me acercó más a sí mismo y me abrazó.
Sentí que mi corazón había dado un salto cuando él me abrazó y con torpeza le di palmadas en la espalda.
—Un Sultán no debería llorar frente a nadie, sus enemigos podrían verlo como alguien débil —le dije para que se calmara.
—No me puedo controlar, tengo tantas emociones en mi interior. No sabes cuan feliz estoy por el embarazo de Hatem, esperé mucho tiempo por una noticia así —dijo mientras se acurrucaba en mi pecho.
¿Él llora de felicidad? ¿Está feliz porque alguien más le dará un hijo? Soy consciente de que como Sultán debe tener muchos hijos para preservar la dinastía, pero por alguna razón no quería eso.
¿Qué son estos sentimientos? ¿Estos son celos? Siento celos, estoy celosa porque otra mujer le dará un hijo y no yo, siento celos porque ella llegó primero y estuvo con él antes que yo, siento celos porque hay muchas mujeres a su alrededor y me lo quieren quitar.
—Su majestad, le felicito por su nuevo hijo, espero que sea un príncipe fuerte o una bella sultana —dije mientras acariciaba su cabello.
—¿Estás bien con esto? —dijo mientras se incorporaba y me miraba fijamente.
—Sí, un hijo es una bendición, no veo por qué estaría mal por su hijo.
Él me tomó por la mejillas y besó mi frente, junto su frente con la mía y me abrazó nuevamente.
—Pronto tendremos muchos hijos corriendo por el palacio y los voy a amar mucho, porque serán los hijos que la mujer que amo me dio. Pero admito que estoy algo asustado con la idea del embarazo, tal vez no sepas pero Ruhşah, Fehime y Verdinaz se embarazaron anteriormente.
—No sabía sobre eso —dije mientras me alejaba un poco de él.
—Ruhşah me dio a mi primer hijo, Osmán, pero murió poco tiempo después —decía él con una mirada triste —Fehime me dio a mi primera hija, que también murió antes de poder nombrarla adecuadamente, yo la llamé Bahar. Y Verdinaz que también logró quedar embarazada pero lamentablemente tuvo un aborto y ni siquiera pudimos saber si el bebé era niño o niña.
—Ya perdió a 3 hijos ¿es por eso que tiene miedo de que Hatem también pierda a su bebé?
—Sí, no quiero revivir el mismo dolor de nuevo. No quiero que Hatem sufra como Ruhşah, Fehime o Verdinaz, yo fui muy cuidadoso de que nadie más quedara embarazada pero Hatem lo hizo, esto debe ser obra de Allah.
Él me volvió a abrazar y se acurrucó nuevamente en mi pecho mientras le daba palmadas en la espalda.
Desde la primera vez que su majestad supe que era alguien que habia sufrido, lo supe porque vi tristeza en sus ojos, vi la misma tristeza que veía en mi cuando vivía con mi padre.
Como padre debió ser muy doloroso para él perder a 3 hijos, debió ser más doloroso e incluso más doloroso para las madres.
—Ayse, Hatem recibirá cuidados especiales para que pueda lograr terminar su embarazo, debe descansar y mantenerse tranquila para que no sufra ninguna complicación.
—Lo entiendo —me alejé de su majestad y le sonreí —En su estado necesita cuidarse mucho.
—Quiero pedirte que por favor te mantengas alejada de ella, no puede tener ningún tipo de disgusto.
—¿Me cree capaz de hacerle daño a una mujer embarazada? Que además, esa mujer tiene el mismo nombre que mi hermana menor.
—No es eso, es que quiero evitar cualquier riesgo.
—Entiendo, mi presencia le molesta a Hatem y por eso debo estar lejos, esta bien. Ya me tengo que ir, debo ver a mi madre.
—Ve, te llamaré en la noche.
—Estoy muy cansada por el cambio de aposentos, aún tengo cosas que hacer, así que mañana estaré ocupada y no sé cuándo estaré disponible, pero cuando lo esté le avisaré —hice una reverencia y salí de los aposentos del Sultán.
Cuando llegué al harem subí al segundo piso y desde ahí observaba la fiesta que prepararon para Hatem, todos bailaban, reían, disfrutaban y celebraban.
—¿Debería decirte Sultana o solo te llamo por tu nombre? Es confuso por que eres una sultana y también eres una Kadin.
—Creo que Ayse estaría bien, puedo llamarte por tu nombre ¿verdad, Alicenab?
—Por supuesto —dijo mientras miraba hacia la fiesta en el harem —Ella es afortunada ¿no crees?
—Sí, tiene mucha suerte. Pensé que estaría en la fiesta junto con las demás Kadin.
—¿Por qué celebrariamos la felicidad de nuestra enemiga? Mientras ella celebra, Fehime, Ruhşah y Verdinaz sufren.
—Su majestad me habló de ello y lo lamento mucho por ellas, les debe doler mucho ver que alguien más logrará lo que ellas no.
—No solo a ellas les afecta, nos afecta a todas porque no pudimos concebir a ningún hijo de su majestad. No tienes idea de lo que hice para poder concebir, lo intenté fervientemente y todo mi esfuerzo no tuvo frutos. Yo daría lo que fuera para poder estar en el lugar de Hatem ahora, porque cada año envejezco más y pronto perderé la capacidad de concebir.
—No tenía idea, lo siento.
—Si nuestro plan sale bien, pronto tendré a un príncipe en mi vientre y luego lo tendré entre mis brazos. Si esto falla y soy olvidada por su majestad, seré expulsada del harem y enviada al antiguo palacio.
—Si el plan funciona, pronto estaré muy lejos de este palacio.
—Sí, al fin podrás ser libre, serás una mujer libre, podrás casarte con quien quieras y formar tu familia. Estarás lejos de las intrigas y traiciones del palacio. Cuando sea sultana madre podrás venir a visitarme al palacio y platicaremos como viejas amigas.
—¿"Viejas amigas"? ¿Eso somos? ¿Somos amigas?
—Sí, una amiga ayuda a otra y nosotras nos estamos ayudando, eres una pieza clave que definirá mi futuro y eso no lo voy a olvidar.
—Tampoco olvidaré tu ayuda. Ya es hora de que regrese a mis aposentos, su majestad me pidió que me mantuviera alejada de Hatem hasta que nazca el bebé.
—¿También estarás recluida? La Sultana Saliha nos ordenó a todas mantenernos fuera de la vista de Hatem, desde ahora nos limitaremos a pasar el tiempo en nuestros aposentos.
—Ya es hora de que regrese a mis aposentos —le sonreí sin decir nada más y me marché.
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Disculpen la hora, casi me olvido otra vez 😅
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La Mujer del Sultán
Historical FictionTodos queremos tomar nuestras propias decisiones sobre nuestra vida, lo mismo quería yo, pero el destino me hizo una mala jugada e hizo que alguien más decidiera mi futuro por mi. Fui obligada a pagar por un error que cometió mi padre y me entregaro...