Capítulo 40

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Me dirigía hacia el estudio de mi padre, cuando una figura conocida frenó mi camino.

Me quedé esperando a que se moviera y cuando estaba por decirle algo, ella me abofeteó.

—Ya sé que fuiste degradada y abandonada por su majestad, ya no eres una sultana y aún así tuviste el valor de enfrentarte a mi. No sé si eres tonta o muy valiente —dijo Nazli.

—Así que fuiste llorando a los brazos de mi padre. Veamos cuánto tarda en aburrirse de ti y echarte como a las demás, porque créeme, no eres la primera, ni la única mujer de mi padre y tampoco serás la última. Y te arrepentirás de haberme puesto una mano encima, porque a mí nadie puede tocarme y salir ileso.

La hice a un lado y seguí mi camino. Cuando llegué al estudio de mi padre, el señor Sinan estaba en la puerta haciendo guardia.

Al entrar, tuve muchos recuerdos de pronto. Sólo había entrado aquí una vez pero jamás olvidaré esa única vez. En dónde todo esto pasó.

_Flasback_

—¿Estás bien, padre? Recibí tu carta y vine aquí inmediatamente —dije al entrar al estudio.

—Estoy bien, pero hay algo que necesito que hagas, es para poder salvarlos y tus demás hermanos también —respondió él.

—¿Qué es? Haré lo que haga falta.

—¿Rami? ¿Eres tú, hija mía? —escuché decir a mi madre desde afuera.

Ella ingresó al estudio y la abracé, la había extrañado mucho.

—¿Estás bien, madre? ¿Mis hermanos están bien? —le pregunté preocupada.

—Estamos bien, mi querida hija —ella me tomó de las mejillas y me miró a los ojos —Por favor, perdóname hija mía, perdona a tus padres. Sabes que te amo mucho, pero amo más a tus hermanos.

No entendía lo que decía, hasta que apareció un grupo de guardias del palacio y me apuntaron con sus espadas.

—¿Qué es esto? ¿Qué está pasando? —pregunté sacando mi espada.

Los guardias me atacaron e intentaron someterme, luché con todas mis fuerzas y logré salir del estudio. No entendía que estaba pasando, mi padre sólo me miraba y mi madre lloraba.

El señor Sinan llegó a mi ayuda juntos con sus hombres y todo parecía ir bien, hasta que mi padre salió y ordenó al señor Sinan detenerse junto con sus hombres.

El señor Sinan se veía confundido, pero siguió luchando a mi lado. Los hombres del señor Sinan siguieron la orden de mi padre e intentaron persuadir al señor Sinan de que obedeciera también.

Pero él siguió conmigo, de pronto llegaron más guardias del palacio y uno de ellos hirió al señor Sinan por la espalda, él soltó su espada y cayó al suelo.

De inmediato fui a verlo, aún respiraba y tenía el pulso débil, sí lo atendían rápido podría vivir. Los guardias del palacio nos rodearon y amenazaban con matar al señor Sinan.

—Alteza, déjeme aquí y huya —dijo el señor Sinan —Soy sólo un sirviente y no merezco que usted de su vida por mi. Huya y déjeme atrás, alteza.

—No te dejaré, eres el único que vino en mi ayuda y no te dejaré morir aquí por estos perros traidores —me levanté y miré hacia los guardias que me seguían apuntando con sus espadas —Son unos perros traidores, soy un príncipe de la dinastía ¿Cómo se atreven a amenazar mi vida?

—Si se hubiera entregado tranquilamente, nadie habría salido herido —respondió uno de los guardias —Átenla bien y llévenla al carruaje. Coopere con nosotros, sultana.

—¿Sultana? —miré en dirección a mi padre y él sólo me miraba con frialdad —Llamen al médico y atiendan al señor Sinan —ordené a los sirviente, mientras los guardias me ataban las manos.

Los sirvientes llegaron junto con el doctor y se ocuparon del señor Sinan. Lo último que vi de él fue su mirada triste mientras yo era llevada como una prisionera.

Viajé durante varios días hasta Constantinopla y luego hacia el palacio de Topkapi.

_Fin del flashback_

¿Recuerdas la vez que estuviste aquí? —dijo mi padre sacándome de mis pensamientos.

—Cómo podría olvidarlo.

—Aunque no lo creas, siempre me arrepentí de eso. Todo fue un desastre cuando te fuiste, nadie podía reemplazarte y nadie era tan confiable como tú. Selim es muy joven aún y no podía hacer tu trabajo, yo te necesitaba.

—Siempre me viste como una herramienta, no soy más que alguien que vive para tú beneficio. Pero sabes, ya no soy tu hijo, ahora soy tu hija y jamás podrás tener a Rami devuelta.

—Tal vez ya no serás Rami de nuevo, pero tienes una nueva utilidad ahora. Darás a luz al próximo sultán y así gobernaré sobre el imperio.

—Fui expulsada del palacio y ya no podrás usarme en tus planes, ni tú ni nadie más podrá aprovecharse de mi.

—Sé que estás embarazada —dijo él y yo me paralicé, no sabía que responder y sólo podía pensar en cómo es que él se enteró —La criada que trajiste me lo dijo.

—¿Zayan? Ella jamás haría eso, ¿Qué le hiciste?

—Querida, todas las personas tienen un precio o una debilidad. Ahora bien, el sultán jamás te dejará ir ahora que tienes a su hijo en tu vientre; así que, iremos al palacio de Topkapi.

—Hatem también está embarazada, no me necesitas ni a mi hijo tampoco. Déjame ir tranquila y prometo no molestarte o podría volver a ser Rami, estaré escondida y haré tu trabajo sucio de nuevo, por favor —le supliqué de rodillas.

—Tú misma lo dijiste, jamás podrás volver a ser Rami, además, nada me asegura que Hatem de a luz a un príncipe, contigo tengo dos oportunidades de que nazca un príncipe. Además, el sultán tiene sentimientos hacia tí y lo más probable es que te llame a sus aposentos de nuevo.

—Vas a volver a abandonarme —dije mirándolo fijamente, mientras me levantaba— Soy tú hija, te pido que me ayudes a escapar y poder vivir una vida tranquila junto a mi bebé, no me lleves al palacio. Sé un buen padre por una vez en tu vida y ayúdanos, a mi y a tu nieto que está por nacer. Por una vez en tu vida, deja de lado tú ambición y ayúdame a escapar.

—He sido lo suficientemente buen padre contigo, a pesar de que no eres mi hija.

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Perdonen la demora, estaba en tiempo de exámenes 😪. Además, tuve algunos problemas con mi pareja y pues, se terminó.

Pero bueno, la vida sigue y ahora qué tengo más tiempo libre, trataré de actualizar más seguido.

Hasta la próxima 🫶

La Mujer del Sultán Donde viven las historias. Descúbrelo ahora