Las horas pasaban y mi encuentro con su majestad estaba cerca, fui a tomar un baño, dejé que las criadas me vistieran a su gusto. Solo podía pensar en lo que me había convertido, era una marioneta, una muñeca que es vestida y desvestida a antojo.
Me veía al espejo y no podía hallar a mi antiguo yo, en el pasado jamás me habría puesto un vestido o habría usado maquillaje, tampoco hubiese tenido un pretendiente ni nada parecido.
Mi padre jamás dejó que mi cabello creciera más de lo normal, pero cuando fui a Rodas lejos de su vista, pude dejar crecer mi cabello, solo para poder disfrazarme de mujer y saber como se sentía que todos vieran que era una mujer. Jamás pensé que mi codicioso deseo de vestir como mujer iba a causar que alguien ne descubriera.
Las criadas terminaron de arreglarme y Zayan me acompañó hasta los aposentos privados de su majestad, al llegar vimos a Reyhan en la puerta, se veía inquieta y muy nerviosa.
—¿Sucedió algo? —le pregunté a Reyhan, ella volteó a verme, me hizo una reverencia y los guardias hicieron lo mismo.
—Sultana, por favor vuelva a sus aposentos y regrese más tarde, su majestad tiene una visita ahora —dijo uno de los guardias.
—¿Visita? ¿De quién? —pregunté curiosa.
—Es Hatem Kadin, mi sultana —respondió Reyhan.
—Se supone que su majestad me verá ahora ¿por qué está ella aquí?
—La señorita Hatem vino a ver a su majestad y él la recibió, tenemos órdenes de no molestarlos y por la seguridad de Hatem Kadin usted no puede permanecer aquí cuando ella salga, por favor regrese a sus aposentos —volvió a hablar el mismo guardia.
—Informe a su majestad que la sultana Ayse está aquí —le dijo Zayan al guardia.
—No puedo hacer eso, su majestad pidió que nadie, absolutamente nadie lo molestara —respondió el guardia con voz amenazante.
Zayan se veía irritada, pero la detuve antes de que pueda decir o hacer algo que la perjudique.
—Esperaré aquí a que su majestad esté disponible, aún es temprano —dije a los guardias.
—Pero sultana, es peligroso que usted y la señorita Hatem se encuentren —insistía el guardia.
—La sultana dijo que esperará y eso haremos, ¿cómo se atreven a no aceptar las decisiones de la Sultana? —dijo Zayan.
Los guardias no dijeron nada más, Reyhan volvió al harem, mientras Zayan, algunas criadas y yo esperábamos afuera de los aposentos de su majestad.
El tiempo pasaba, los pies me estaban doliendo y me sentía muy cansada, ya no podía seguir esperando aquí.
Emprendí el camino hacia mis aposentos y pasé en medio del harem, pude sentir las miradas de todos, al parecer aún no se habían ido a dormir.
Su majestad me había dejado esperando fuera de sus aposentos, los rumores en este palacio vuelan muy rápido, para mañana a primera hora todo el mundo sabrá lo que acaba de pasar, seré la burla del harem.
Al llegar a mis aposentos Zayan me ayudó a vestirme para dormir, apagó las luces y nos acostamos. Me movía buscando una posición cómoda pero me era difícil conciliar el sueño.
Me desperté al oír la voz de Zayan llamándome, aún tenía sueño y me sentía tan cansada, no recuerdo cuanto tiempo pasó antes de que me quedara dormida, en el fondo tenía las esperanzas de que su majestad tocara mi puerta durante la noche.
—Sultana —dijo Zayan haciendo una reverencia— Las criadas le trajeron agua para que se lave, me tomé la libertad de elegirle un vestido adecuado para el día de hoy, estoy segura de que resaltará aún más sus virtudes y el desayuno será traído en un momento.
—Gracias —dije mientras me lavaba el rostro —Pero no deseo desayunar, no tengo apetito.
—Cómo desee, sultana —respondió Zayan y ordenó a las criadas que no trajeran el desayuno.
Cuando las demás criadas se fueron y me dejaron sola con Zayan, ella me ayudó a vestirme y a peinarme.
—¿Escuchaste algún rumor sobre mi en el harem?
—Sí, dicen que Hatem Kadin te ha reemplazado. No hagas caso a estos rumores maliciosos, pronto podrás callar todas esas bocas.
—Dudo mucho que eso pase pronto, su majestad me ha demostrado que prefiere más a esa mujer que a mi, siendo así, no veo razones para permanecer en este palacio.
—Ayse ¿no estarás pensando en escapar otra vez? Le dijiste a la Sultana Saliha que no lo volverías a hacer, podrían ejecutarte y nadie podrá salvarte.
—Eso pasará solo si me descubren, esta vez nadie se dará cuenta y cuando lo hagan ya estaré muy lejos de aquí, es decir, estaremos lejos de aquí porque quiero que vengas conmigo.
—No estoy muy segura, siento que no deberíamos pensar en escapar.
—Piénsalo, aún tenemos tiempo.
Zayan trajo un par de libros y nos pusimos a leer, luego ella me pidió ayuda con su caligrafía y con gusto la ayudé, así pasamos el tiempo.
Sin darme cuenta ya era medio día, aún no tenía ganas de comer, me sentía desolada y melancólica desde ayer. El hecho de que su majestad no me haya recibido ayer me afectó más de lo que creía.
Estar encerrada en los aposentos no me ayuda en nada, me sentía tan confinada que quería salir lo más rápido posible de aquí.
Me levanté rápidamente de mi asiento, caminé hasta la puerta y salí de mis aposentos, ahora me sentía menos confinada y más libre, pero también sentía miedo.
Zayan me siguió rápidamente y me insistía en regresar a los aposentos, se puso frente a mi, impidiendo mi paso y me miró fijamente.
—Necesito salir, no puedo seguir encerrada por más tiempo.
—Lo sé, pero el harem no es el mejor lugar para ti, todos están hablando de ti justo ahora, escucharlos solo te hará más daño. Eres mi amiga y te quiero, es por eso que intento protegerte —dijo ella mientras me miraba con súplica.
—No podemos estar encerradas todo el tiempo, es mejor enfrentar este problema de frente.
Esta vez Zayan se hizo a un lado y se colocó detrás de mi, llamó a las demás criadas y fuimos hasta el harem.
Desde que puse un pie en el harem sentí todas las miradas sobre mi, el bullicio que antes había se detuvo con mi presencia, me fui a sentar en una de las mesas, pude ver de reojo como todos se quedaban quietos y mirándome fijamente.
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La Mujer del Sultán
Historical FictionTodos queremos tomar nuestras propias decisiones sobre nuestra vida, lo mismo quería yo, pero el destino me hizo una mala jugada e hizo que alguien más decidiera mi futuro por mi. Fui obligada a pagar por un error que cometió mi padre y me entregaro...