29. Soporte Emocional

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No lo entendía, por mucho que intentaba entender aquel extraño sentimiento que se intalaba en su pecho cada vez que algo así sucedia, cada vez que se encontraba a solas con él, aquella necesidad por tener más, aquella extraña sensación que sentia cada vez que Na Jaemin se atrevía a retarlo, cada vez que lo miraba, cada vez que le permitía perderse en sus profundos y cristalinos ojos.

Ni siquiera sabía cuando y como es que había comenzado todo ese juego, porque eso era para ellos, siempre fue un juego, casi como un reto al que siempre era arrastrado con la actitud juguetona y persuasiva que el menor tenía, jamás había sido inmune a lo que el ojiazul pedía o imponía con una sola mirada, siempre fue débil ante él, pero ahora ni siquiera era capaz de negarlo, se sentía completamente indefenso a él y por alguna extraña razón, no se sentía mal en lo absoluto.

—Sí, soy el más débil de los dos —Se atrevió a decir en un murmullo, sin apartar su mirada de aquellos brillantes ojos que lo observaban con sorpresa.

El azabache sonrió levemente sin poder evitarlo, sintiendo de repente la mano del mayor colocarse sobre su mejilla, acariciando esta mientras se acercaba lo suficiente para rozar sus labios, cerrando sus ojos mientras mantenía aquella escasa distancia entre sus labios.

Aquella simple acción, incluso su no se besaban, provocaba un agradable y calida sensación de hormigueo en su cuerpo, desde aquella primera vez, luego de aquel primer beso no podía evitar sentirse de esa manera cada vez que algo así sucedía, aquella mínima acción era capaz de hacerlo olvidarse por un momento todo el caos que estaba siendo su vida durante los últimos días.

—Creo que es mejor que descanses... en unas horas tengo que ir a la universidad —Murmuró Jaemin colocando su mano en el mentón del mayor, corriendo su rostro mientras giraba su cuerpo quedando boca arriba.

Jeno acomodó su cuerpo junto al azabache, apoyando su cabeza en el hombro de este mientras sentía la mano del menor acariciar su cabello con delicadeza, logrando adormilado poco a poco.

—¿Puedes acompañarme mañana? —Preguntó el mayor mientras mantenía sus ojos cerrados ante el sueño que se apoderaba de él.

—No creo que sea lo correcto...

—Te necesito conmigo

Jaemin contuvo su respiración por unos segundos mientras sentía su pulso acelerarse ante aquella tres palabras, regañandose a si mismo por sentirse incapaz de responder, guardando silencio mientras acariciaba el cabello del mayor, cerrando sus ojos en un intento de poder descansar aunque fuera un par de horas antes de tener que ir a la universidad.

Jaemin contuvo su respiración por unos segundos mientras sentía su pulso acelerarse ante aquella tres palabras, regañandose a si mismo por sentirse incapaz de responder, guardando silencio mientras acariciaba el cabello del mayor, cerrando sus ojo...

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El viento frío no hacia más que helar sus cuerpos humedecidos por la fina pero fuerte lluvia que había, el entierro ya se había llevado a cabo, pero incluso cuando ya casi todos se habían marchado, Jeno permanecía allí junto a su hermano, los dos de pie frente al lugar donde se colocaría la placa de su abuela.

Jaemin los observaba desde atrás, en completo silencio, esperando a que el rubio finalmente decidiera marcharse, y es que de verdad no lograba entender como es que su propia familia podía darle la espalda y tratarlo como si fuera un desconocido, ni siquiera a él lo habían saludado, y para ser sinceros Jeno parecía no querer que lo hicieran, porque no lo había dejado solo en ningún momento.

Levantó su mirada del cesped al ver un par de zapatos detenerse frente a él, encontrándose con el rubio quien mantenía su mirada baja; sabía que no era de su agrado ser visto así, pero él era algo diferente, sabia que Jeno le tenía la confianza suficiente como para permitirlo verlo así de destruido.

—Tu familia es despreciable —Dijo el azabache para luego fruncir levemente sus labios.

—Lo sé —Murmuró él soltando una pequeña risa mientras pasaba sus manos poor su rostro, levantando su mirada por unos segundos—. Que bueno que lo notaste

Jaemin soltó un suspiro mientras levantaba su mano, colocandola sobre la mandibula de este para poder levantar su rostro, viendo a este cerrar sus ojos de inmediato, dejando escapar un sollozo mientras se aferraba a su cuerpo, siendo correspondido de inmediato.

—Te acompañaré hasta tu departamento, no quiero que te suceda algo por manejar así —Dijo Jaemin sobando la espalda del mayor—. Vamos ¿si?

Jeno asintió levemente mientras soltaba al menor, comenzando a caminar el uno junto al otro por el cementerio, dirigiéndose hacia el auto, el cual se encontraba estacionado a las afueras del lugar; una vez que llegaron a él, ambos se dispusieron a subir a este, Jaemin colocó  su cinturón de seguridad para luego encender el automóvil, asegurándose de que el mayor asegurara el cinturón.

—¿Puedes quedarte conmigo? —Preguntó él mientras giraba su rostro para ver al menor.

—Jeno yo...

—Solo quiero tú compañía... no voy a hacer nada que te moleste, no quiero estar solo —Comentó él mientras parpadeaba repetidas veces ante las lágrimas que aún se encontraban en sus ojos.

—Tal vez deberías decirles a Chenle, Sungchan y DongHyuck...

—Quiero estar contigo, pero entiendo que no quieras, no tengo derecho a pedirte eso —Intervino él negando levemente mientras dirigía su mirada hacia la ventana—. No quiero que los chicos lo sepan, al menos no ahora.

—Entonces al menos solo diles que estas bien.

El azabache dirigió su mirada hacia el mayor, soltando un suspiro al no obtener respuesta alguna, Jeno se estaba comportando como un niño berrinchudo y es que en parte lo entendía, pero cuando los días pasaran, él sabia que probablemente todo lo que había hablado, todo lo que habían dicho los ultimos días se iba a esfumar, como si no hubiera pasado.

Jeno se iba a alejar de él como antes y él no se sentía fuerte como tiempo atrás para poder soportarlo.

Saekki •NoMin• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora