21. Dolor Verdadero

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Jaemin entró en silenció detrás del mayor, observando con cautela mientras cerraba la puerta detrás de su cuerpo, su mirada no tardo en recorrer la amplia sala de estar que tenía una paleta de colores que iban desde un suave amarillo medallón, a un gris, con tonos cafés, siendo dominado por un reluciente blanco que inundaba las paredes y algunos muebles de decoración, jamás pensó que el departamento donde vivía el menor luciera tan limpio y ordenado.

—Yo puedo explicarte lo que viste —Habló el mayor haciéndolo reaccionar, haciendo que volteara a verlo de inmediato.

—La verdad es que ni siquiera entiendo porque te hice caso —Dijo él desviando su mirada, apoyando sus manos sobre la encimera que había junto a la cocina y que se encontraba frente a la sala de estar—. Simplemente debí irme

—Jaemin, yo... sé que tienes una imagen horrible de mí, pero no quiero que lo viste aumente eso, yo no... —Intentó explicar el mayor mientras se acercaba con cautela—. Ella comenzó a actuar como loca, de repente se encontraba sobre mí, reclamándome cosas sin sentido, estupideces que ni siquiera sé de donde lo saco, yo no la golpeé, yo... por favor créeme.

—¿Por qué debería creerte? —Cuestionó él volteando a verlo, frunciendo levemente su ceño a pesar de lo preocupado que lucía—. Es más, no deberías de explicarme nada, a nadie le importa lo que yo piense, es tu vida, es tu novia...

—No es mi novia —Intervino el rubio guardando silencio por unos segundos mientras aquel par de cianitas volvían a encontrarse con sus ojos—. Jaemin sé que no me vas a creer... pero de verdad yo no la golpeé, yo no quería, pero ella no me dejaba...

—Yo solo te traía eso —Dijo él luego de unos segundos, dando un paso hacia atrás mientras desviaba su mirada—. Si te preocupa lo que vi... no te asustes, no le diré a nadie.

—Jaemin...

El azabache volteó a verlo cuando sintió un repentino agarré en su brazo, pero esta vez no lo lastimaba, sólo se encontraba allí, presente casi como si rogara porque se quedara, pero a la vez dispuesto a dejarlo ir, sus ojos no tardaron en conectarse con los oscuros ojos del mayor, observándolo en silenció mientras este lo recorría con su mirada, parpadeando con nerviosismo mientras levantaba su mano, colocándola cerca de su mandíbula, sorprendiéndolo cuando el pulgar del mayor comenzó a deslizarse por su labio inferior.

Un suspiro entrecortado escapó de sus labios mientras levantaba su mano para tomar la muñeca del mayor, alejando su mano de él, provocando que el rubio volteara a verlo de inmediato, deslizando su mano hasta la parte trasera de su cuello, girando su cuerpo mientras él algo choqueado trataba de entender la repentina actitud del mayor.

—No te atrevas...

Pidió él abriendo sus ojos al ver al mayor acercarse con demasiada confianza, sintiendo de repente el aliento de este chocar en su rostro, sintiendo su pulso acelerarse mientras batía sus pestañas con nerviosismo, aun obtener más respuesta que el repentino tacto de los labios del mayor sobre los suyos, envolviéndolos con una calidez que alguna vez, hace mucho tiempo, fue capaz de sentir por primera vez, en circunstancias totalmente diferentes, en ese entonces el ni siquiera era consciente de que podía llegar a fijarse en un hombre, en su mejor amigo.

Los labios del mayor se alejaron unos escasos centímetros, permitiéndole soltar aire contenido en sus pulmones, cuando estos rogaban por aire, abriendo levemente sus ojos cuando un nuevo beso llego, esta vez envolviendo sus labios con un suave toque, atormentándolo con lo agradable que se sentía.

Por favor detente, búrlate di que es una maldita broma.

Los labios del rubio no dejaban de moverse sobre los suyos, mientras él inconscientemente cerraba sus ojos, separando sus labios mientras tomaba el valor suficiente para corresponder aquel tortuoso beso que el mayor había iniciado.

La mano libre del rubio no tardo en apoyarse en la mesada, entre su cintura y su brazo, su mano no tardo en levantarse, sin saber que hacer, dudando entre si debía o no acariciarlo, así como él se encontraba dando suaves caricias en su cuello con la mano se encontraba en aquel lugar, pero de repente sus labios se separaron y él algo aterrado solo atinó a guardar silenció mientras sus miradas se encontraban y es que el recuerdo de la primera vez que se besaron no tardó en instalarse en su cabeza, si como si aquella situación fuera la misma, teniendo que actuar otra vez como si nada hubiera sucedido, pero la realidad ahora era muy diferente, porque a él realmente le gustaba el mayor.

La yema de los dedos del mayor volvió a acariciar sus labios, haciéndolo reaccionar de inmediato, sintiendo sus ojos cristalizarse mientras daba un manotazo para alejar bruscamente la mano de este, desviando su mirada mientras deslizaba su cuerpo por el lado libre del mayor, yendo hacia la puerta para salir de aquel departamento lo antes posible.

Jeno se quedó allí en silencio, con su mirada fija en la mesada de mármol donde se encontraban sus manos, con su mirada perdida en esta, procesando sus acciones cuando escucho el sonido de la puerta cerrarse, se sentía incapaz de moverse, porque probablemente si lo hacía todo eso iba a ser falso e iba a despertar, iba a volver a la realidad donde seguía siendo un imbécil que no se disculpaba, que no daba explicaciones y que era un completo bastardo.

Jeno se quedó allí en silencio, con su mirada fija en la mesada de mármol donde se encontraban sus manos, con su mirada perdida en esta, procesando sus acciones cuando escucho el sonido de la puerta cerrarse, se sentía incapaz de moverse, porque p...

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—¿Qué sucede? —Murmuró su papá mientras dejaba su libro a un costado, inclinando su cuerpo hacia adelante, apoyando sus brazos sobre sus rodillas, dedicándole toda su atención—. Saliste sin decir nada y regresaste muy extraño, diría que peor de lo que has estado últimamente

Jaemin volteó a verlo por unos segundos, regresando su mirada hacia la televisión, no podía decirle, no quería porque sabía que de todas formas su papá no podía ayudarlo con sus típicos consejos cariñosos.

—¿Tiene que ver con el chico que te gusta? —Preguntó de repente, haciendo que el control de la tv cayera torpemente de sus manos—. Entonces si es él, no es fácil saber que aún te gusta luego de como llegaste aquella vez, estabas destruido, no solo físicamente, sino que emocionalmente también.

—No quiero hablar de eso papá —Murmuró él haciendo una pequeña mueca con sus labios.

—¿No confías en mí?

—No es eso, solo... no quiero hablar de él —Aclaró mientras acomodaba la manta sobre su cuerpo, tratando de prestarle atención a la televisión.

—Entonces tal vez busque a Jeno, él debe de saber quién es el idiota que te lastima —Comentó su papá con una pequeña sonrisa en su rostro, notando la sería expresión de su hijo—. La cosa es que... Jaemin, tienes veintitrés años, eres muy joven aun, llevas dos años sintiéndote mal por lo que sientes cuando no debería ser así.

—El amor unilateral es para siempre, soy de esas personas que jamás será correspondida —Dijo él dedicándole una pequeña sonrisa encantadora mientras sus ojos se cristalizaban, haciendo que su expresión cambiara drásticamente mientras sus lágrimas comenzaban a deslizarse por sus mejillas.

—Pero no debería ser así... ¿No crees que es el momento de que intentes conocer gente? —Preguntó su papá tomando asiento junto a él en el amplío sofá mientras que él cruzaba sus piernas—. No estoy diciendo que salgas con la primera persona que se te aparezca, pero tal vez deberías darte el tiempo de conocer a otras personas aparte de Renjun y Ryujin, tal vez conozcas a alguien que realmente valga la pena amar, por quien realmente valga la pena llorar

Sin poder evitarlo un sollozo escapo de sus labios, sintiendo como el adulto lo acercaba para poder abrazarlo y acariciar su espalda con cariño, guardando silencio mientras el menor lloraba completamente destrozado.

Saekki •NoMin• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora