47. Burlas Cariñosas

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En todos esos años, Jaemin jamás se pensó que iba terminar en aquella situación con Jeno, durante esos largos cinco años desde que se habían conocido, ni siquiera se habia atrevido a dejarse llevar por la imaginación, ni siquiera cuando eran amigos y comenzaban con sus juegos, ni una sola vez se permitió ver al rubio de aquella manera, durante esos días había estado reprimiendose a si mismo cada vez que el mayor se atrevía a acariciarlo, pero terminaba huyendo cada vez que podían llegar a pasar a más, sin embargo ya era demasiado tarde para dar marcha atrás.

Sus ojos se encontraban cerrados mientras trataba de controlar las inmensas ganas de jadear ante la increíble sensación de tener los labios del mayor sobre su piel, no podía describir la cantidad de sensaciones que sentía en ese momento, el sonido de sus aceleradas respiraciones era casi como una sinfonía que llenaba la habitación, cada uno de los roces que habían entre sus cuerpos les impedía mantenerse en silenció por más de unos segundos, estaba aterrado, no por lo que estaba haciendo, si no que por cada sentimiento que parecía comenzar a mostrarse inconsciente en cada una de sus acciones, cada vez que sus ojos se encontraban al finalizar de cada uno de sus besos.

Durante todos los años que llevaban aquel tira y afloja entre ellos, jamás se atrevió a pensar en Jeno de alguna manera que no fuera creer que era un completo idiota, y ahora se encontraba completamente sumergido en las sensaciones que su cuerpo estaba experimentando; la manera en que acariciaba su cuerpo, era como si lo único que importara fueran ellos dos, lo hacía sentir de aquella manera sin necesidad de decir ninguna palabra.

Sin poder contenerse, el azabache abrió levemente sus labios de manera jadeante al sentir la fricción que el mayor se había encargado de crear entre sus cuerpos.

—Me dije un millón de veces que jamás iba a hacer esto contigo —Murmuró el rubio de manera jadeante sobre sus labios, deslizando su mano por la cintura del menor—. Ni siquiera me atreví a pensar en ti de esta manera, y ahora estoy aquí completamente desnudo, contigo...

—Entonces soy el problema

—¿Por qué siempre me interrumpes? —Preguntó el mayor acercándose para dejar un beso casto sobre los labios del menor—. Intentas convencerte de que solo quiero burlarme de ti, pero por favor déjame mostrarte que no es así

—Tengo miedo de lo que siento por ti —Murmuró él levantando su mano para colocarla sobre la mandíbula del rubio, viéndolo sonreír levemente ante lo mordaz que sonaba a pesar de sus palabras.

—También tengo miedo, pero quiero mostrarte que lo que siento es real... y sí, puede que estes aburrido de escucharme decirlo una y otra vez, pero de verdad quiero hacerlo, quiero que me dejes intentar ganarme tú perdón —Dijo el mayor uniendo sus rostros por unos segundos, deslizando su nerviosa mano por la suave piel del azabache.

Jaemin soltó un suave suspiro mientras cerraba sus ojos, rozando sus labios con los del mayor mientras este incorporaba su cuerpo, sin alejarse por completo del menor mientras se acomodaba entre sus piernas, el azabache aparto su rostro fugazmente al notar las intenciones del mayor, parpadeando con nerviosismo mientras el rubio buscaba sus labios, besándolo con calma mientras se alineaba a su entrada, comenzando a entrar en él completamente aterrado de lastimarlo.

Los labios del azabache se abrieron sutilmente, mientras él se permitía soltar un suspiro, tensando su cuerpo ante la agradable sensación que le brindaba el cuerpo del menor.

—Mírame —Pidió él dejando un beso casto en los labios del menor.

—Ya quisieras —Murmuró el menor apretando con fuerza los brazos del rubio, escuchando una suave risa de su parte.

—Quiero ver ese par de cianitas mirándome mientras me dejas tomar tu cuerpo como si me perteneciera.

—Eso es tan tonto...

El azabache volteó a verlo con nerviosismo, sintiendo los labios del mayor apoderarse de los suyos en un suave beso, comenzando un vaivén con sus caderas, logrando tomarlo por sorpresa mientras el deslizaba su mano por la amplia espalda del mayor, alejándo su rostro mientras intentaba reprimir las ganas de jadear, sintiendo la jadeante respiración del rubio en si quijada.

Bastaron un par de minutos para que la habitación se volviera un completo caos envuelto en gemidos y sonidos humedos de sus cuerpos chocando entre sí, rogando por obtener más del otro siendo conscientes de que en aquel momento tenían todo, demostrándole en cada una de las caricias y besos que compartían sin pudor alguno, sin contenerse en cada murmullo que dedicaban el uno al otro; de repente toda la inseguridad que sentían se había marchado, permitiendoles simplemente disfrutar de lo que el cuerpo ajeno les daba, dejandoles volverse completamente del otro por primera vez después de tantos años de anhelo y miedo.

—Por favor no desaparezcas...

La primera sensación que tuvo al despertar fue lo mucho que pesaban sus ojos, se sentía agotado y el sonido de su celular no hacía más que alejar el sueño al no dejar de sonar, giro su cuerpo sobre la cama parpadeando de manera nerviosa al encontr...

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La primera sensación que tuvo al despertar fue lo mucho que pesaban sus ojos, se sentía agotado y el sonido de su celular no hacía más que alejar el sueño al no dejar de sonar, giro su cuerpo sobre la cama parpadeando de manera nerviosa al encontrarse con una almohada pegada a él, no tardo en incorporar su cuerpo mientras recorría la habitación con su mirada, levantándose mientras acomodaba su pantalón de chándal, el cual se encontraba remangado hasta su rodilla, algo nervioso fue hasta su celular, viento el nombre del mayor en la pantalla.

—Aló —Murmuró algo temeroso para luego volver a mirar la habitación.

—Hola nana...

—¿Por qué no me avisaste que te ibas? —Intervino él sin poder evitarlo, regresando a la cama para poder sentarse en esta.

—No quise despertarte, tenía que regresar a departamento por insulina —Explicó el mayor riendo suavemente, logrando calmarlo un poco—. Salí temprano así que no creo que tus padres me hayan escuchado... en realidad no te llamo para eso, quiero que estés listo en media hora.

—¿Listo para qué? No tengo alguna razón para salir, aparte quiero estudiar, anoche no me...

—Anoche me estudiaste a mi, ahora escúchame —Interrumpió el rubio logrando sonrojarlo con sus palabras—. Quiero invitarte a comer, así que pasaré por ti en media hora.

—¿Qué te hace pensar que voy a aceptar? —Cuestionó él frunciendo su ceño mientras sonreía levemente.

—No te sale hacerte el interesante conmigo, Jaemin, puedo hacer que vengas a mi de todos modos

—Te odio —Reclamó él rodando sus ojos mientras se levantaba de la cama, tropezando con la sabana cuando su pie se enredo en esta.

—Yo no te odio... oh, ponte algo cómodo, así es más fácil de quitar después —Comentó el rubio comenzado a reír suavemente.

—Eres un imbécil —Gruñó él llevando una mano a su rostro mientras sentía sus mejillas arder—. Te voy a matar cuabdo te vea...

—Nos vemos, te quiero.

El azabache estuvo a punto de maldecirlo, congelandose por completo al escuchar aquellas palabras, parpadeando levemente mientras alejaba el celular para observar la pantalla, escuchando la voz lejana del rubio preguntando si seguía allí, presionando rápidamente el botón rojo para finalizar la llamada, negándose a responder aquello.

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