20. Locura Desbordante

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El recibimiento del azabache había sido tan cálido, el tacto era suave como si desliza una afelpada tela por su rostro, disfrutando inconscientemente de aquel aquella acción, que sin duda él había provocado, pero no se arrepentía, no cuando se sentía tan bien; con lentitud se alejó de aquellos labios, observándolos mientras deslizaba su pulgar sobre ellos, levantando su mirada, sintiendo el pequeño roce que se creó en la punta de sus narices mientras levantaba su cabeza, encontrándose con aquel par de ojos celeste que lo observaban con nerviosismo, sintiendo de repente su mirada borrosa, parpadeando un par de veces para luego abrir sus ojos, sobresaltándose al volver a la realidad, incorporando su cuerpo rápidamente, cerrando con fuerza sus ojos mientras un grito ahogado escapaba de sus labios.

—Por dios ¿Estás bien? —Preguntó la castaña colocándose junto a él, observándolo con preocupación mientras dirigía sus manos hasta el lugar donde él mantenía las suyas—. Ten más cuidado, sabes que estas herido y te levantas como si nada

Jeno la observaba con sus ojos en grande, sintiendo su pulso acelerarse, su cuerpo se encontraba tenso mientras procesaba lo sucedido en el terrible sueño en el que se encontraba segundos atrás, de sus labios escapó un repentino jadeo, cerrando sus ojos mientras se levantaba con cuidado, escuchando la voz de la castaña como si se encontraba del otro lado de una enorme pared de concreto que los separará, casi como un eco lejano que no lograba entender del todo.

Una vez en el baño se dispuso a levantar la camiseta que llevaba puesta, encontrándose con el hematoma de un color violáceo, apoyó ambas manos sobre la superficie del lavamanos y bajo su cabeza de golpe, cerrando sus ojos mientras aquellas imágenes volvían a su cabeza, analizando aquel par de ojos que destellaban un encantador brillo, aquel que casi ya no recordaba, hace mucho que no podía apreciarlo en la mirada del ojiazul.

—Jeno, respóndeme —Pidió la chica mientras golpeaba la puerta del baño varias veces—. ¿Estás bien? di algo, me estas asustando

—Estoy bien —Dijo él alzando levemente su voz, abriendo sus ojos para observar su reflejo, notando que su respiración aún era algo acelerada.

—Entonces abre, quiero verte —Pidió ella dejando de golpear la puerta.

—Dije que quería estar solo —Recordó él llevando ambas manos a su rostro.

—No voy a dejarte solo, quiero estar contigo —Reclamó la castaña alzando su voz mientras volvía a golpear la puerta.

Jeno abrió levemente sus ojos mientras giraba su cuerpo, abriendo la puerta de golpe para encontrarse con aquella histérica chica, abriendo sus ojos en grande cuando sintió a esta abalanzarse sobre él, provocando que retrocediera de golpe, sosteniéndose del mueble que estaba unido al lavamanos.

La castaña se encontraba demandando una atención que él no era capaz de darle, menos en ese momento, sus manos no tardaron en tomar el rostro de la chica con más fuerza de la que realmente quería, alejándola de él mientras la observaba con sorpresa.

—¿Por qué me haces esto? Todo este tiempo que hemos estado juntos, todo lo que hemos hecho... ¿Por qué de repente actúas así? ¿Ya te aburriste de mí? ¿Tienes a otra? —Cuestionó ella alzando su tono a medida que hablaba, intentando liberarse de aquella agarré—. ¡Responde, acaso es eso!

El rubio la observó con sorpresa, alejándola de un empujón mientras aquellas preguntas se repetían en su cabeza.

¿Y si era cierto aquello? Tal vez si se había aburrido de tener que soportar aquellos gritos, aquellos berrinches como si él realmente hubiera hecho algo malo, como si de verdad fuera culpable de algo que solo ella se imaginaba, definitivamente si, estaba agotado de tener que soportar su actitud, de tener que soportar cada vez que quería atención sin conformarse con que pasaran tiempo juntos, ella siempre quería más, ella siempre demandaba más de lo que él le daba, él no quería eso, ya no.

Saekki •NoMin• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora