No Digas "Simon"

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Cuando Mark llegó al Circo Simon, eran pasadas las 2:00. El niño no tenía la intención de pasar tanto tiempo en la casa del chino, especialmente después de que los dos habían discutido sobre el comportamiento de Chenle, pero la señorita Zhong se aseguró de que el canadiense se quedara a almorzar.

Después de verse mal y comer apresuradamente, Mark se despidió de los Zhong, ya pensando en la cara angelical de, quien ahora había descubierto se llamaba, Donghyuck.

Lee se fue pedaleando a toda prisa en su bicicleta oxidada, sabía que si tardaba demasiado en llegar al circo terminaría metiéndose en problemas. Sin embargo, incluso ante la prisa, antes de ir con su nuevo amigo, Mark se detuvo en una tienda de dulces donde compró dos piruletas de fresa, una para él y otra para el "pequeño monstruo". No estaba seguro de por qué, pero se sintió obligado a regalarle algo al más joven.

El canadiense pensó que tendría dificultades para entrar en el lugar a media tarde, y ya en el camino planeó numerosas estrategias que utilizaría para no ser atrapado. Sin embargo, en beneficio suyo, el chico volvió a entrar en el establecimiento sin mucha dificultad, dada la ausencia de empleados que hicieran las labores de vigilancia del circo ese día. Mark incluso vio pasar a una u otra persona, pero con su cuerpo ágil de niño, logró esconderse cuando pensó que lo podían ver. Ahora ya estaba allí, cara a cara con el lugar en donde Donghyuck estaba retenido.

Para sorprender al más joven, Mark movió el lienzo que lo apartaba de Haechan dejando solo su mano visible, en esta estaba la piruleta que pretendía regalarle.

—¿Qué quieres, Kun? Te dije que no quiero ver más trucos de magia... —Haechan murmuró, provocando la risa de Lee, quien fue escuchado rápidamente por esto — ¿Mark...?

El canadiense decidió dejarse aparecer con una divertida sonrisa en su rostro que rápidamente infectó a Haechan, llevándolo por la alegría de ver a su amigo.

—Esto es para ti...

Mark extendió el caramelo al más joven que no tenía ni idea de qué se trataba esa pequeña cosa.

—Es una piruleta... deberías sacar el plástico y comertela... — el canadiense decidió explicar, viendo las expresiones confusas del otro Lee que solo movía el dulce de lado a lado como si esperara que la piruleta reprodujera algún tipo de sonido.

El más joven hizo lo que Mark le indicó y después de desempacar el caramelo redondeado, se lo metió en la boca con gran anticipación. Mark no lo sabía, pero el otro nunca había probado uno de esos dulces en su vida.

Donghyuck murmuró con una de sus mejillas infladas por el caramelo, causando una falla de pronunciación y risas tiernas del mayor.

—Sabía que te gustaría... — Mark sonrió satisfecho mientras se acercaba a Haechan con sutileza — Hoy no puedo quedarme mucho tiempo para hablar, pero tengo algo importante que decirte...

Las palabras del canadiense hizo que la cola de Donghyuck golpeara el suelo, no quería tener que despedirse tan rápido de Mark. Pero, ¿qué sería eso tan importante que tenía decirle?

—¿Qué es?— Donghyuck sacó la piruleta de su boca, tratando de ser más claro.

—Descubrí tu nombre real ... Tal vez sea la sorpresa de Simon para ti, ¡así que por eso no te lo dijo! — Mark sonrió, pero Donghyuck no.

Tan pronto como el pequeño monstruo escuchó el nombre de Simon, todo lo que cruzó por su mente fue esa sensación de temor y tristeza. Inconscientemente, el joven hizo fuerzas para alejarse del canadiense mientras temblaba de pies a cabeza. El comportamiento del otro Lee hizo que la sonrisa de Mark desapareciera de su rostro. ¿Qué estaba pasando con Haechan?

—¿Qué paso Haechan?— Mark trató de agarrar la mano del monstruo, pero la esquivó como un instinto protector. —Por favor, dime ... ¡Qué pasa...!

—No le gusta escuchar ese nombre...

La voz que sonaba detrás de él hizo que Mark casi cayera, dada la gran sorpresa.

Debería haber escuchado a su madre cuando ella le dijo que no debía andar por lugares que no conocía.

—¿S-u no...?

—Sí, el suyo. Soy Qian Kun, el mago... a su disposición! — el mayor se inclinó, tratando de mostrarle a Mark que no haría nada para lastimarlo.  — inútil y yo estábamos en medio de un número, ¿podrías volver más tarde?

Mientras el canadiense se sostenía de pie con la ayuda de una silla dejada en la escena, Kun se acercó al pequeño monstruo reacio que todavía estaba asustado por lo que sucedió. El mago envolvió una cinta en el brazo del joven mientras mantenía su mirada abajo, demostrando que no lo estaba disfrutando en absoluto.

—¿P-¿podrías decirme por qué no le gusta el nombre de... bueno, ya sabes. —Intrigado, Mark volvió a acercarse a los otros dos chicos.

—Eso es cosa de familia joven... Vete, estamos lidiando con asuntos serios por aquí... — Kun hizo su camino al continuar su trabajo con la misteriosa cinta rosa.4

—¡No quiero!— Donghyuck gritó de repente, llamandl la atención de los otros dos chicos, —¡no quiero que Mark se vaya...! ¡Y no quiero que me ates esto! Y tampoco quiero que me llames así. Mi nombre... es... mi nombre es Haechan!

Donghyuck se sacudió de la cabeza a los pies para deshacerse de las cintas que Kun había envuelto en su cuerpo, sus cuernos parpadearon en un rojo vivaz atrayendo la atención del joven mago.

—Fuiste tú... — los ojos del chino se volvieron hacia Mark, apuntando su varita a este y provocando escalofríos en el más jóvenes – Tú que pusiste esas cosas en la cabeza de Inútil, ¿no es así?

La forma en que el mago entrecerró los ojos hizo que Mark se sintiera amenazado. Nunca fue la intención del canadiense hacer nada malo, entonces, ¿por qué lo acusaría el mayor?

—Yo-Yo...— Mark hizo signos de negación con sus manos mientras daba pasos hacia atrás, estaba asustado, y esto era evidente a los ojos de cualquiera.

—No entiendo por qué te estas yendo. ¡En realidad eso es genial! —Kun se encogió de hombros mientras metía su varita en un compartimento de sus pantalones, Mark, por otro lado, seguía asustado. — Inútil tiene que aprender a luchar para que este idiota deje de maltratarlo... —Kun suspiró mientras se deshacía de las cintas que había atado en Donghyuck.

—Hablas... De...

—¡Simon! Exactamente, chico.

Donghyuck sintió escalofríos en todo su cuerpo mientras los chicos hablaban sobre el dueño del circo. Cada vez que se pronunciaba el nombre de Simon, el pequeño monstruo revivía cada momento de tormento que había pasado desde que había llegado al circo. Y por eso, a pesar de que tenía la visión privilegiada de lo que vendría después, no podria evitarlo. No podría evitar que Mark fuera atrapado debido al miedo que lo consumía.

Donghyuck podría ser gravado como un monstruo, pero en realidad era solo un niño traumatizado. Un niño traumatizado en el que nunca querría ver convertirse a su precioso amigo.

𝐂𝐈𝐑𝐂𝐔𝐒 - ᵐᵃʳᵏʰʸᵘᶜᵏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora