Epilogo: Adiós, Luz De Luna

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2 de agosto de 1955 – París, Francia

La luna brilló deslumbrante en aquella noche parisina mientras Mark caminaba apresuradamente hacia el Palacio Garnier. El reloj marcó las 11:15 de la noche, con solo unos minutos para que su cumpleaños 22 llegara a su fin, pero también para que él experimente uno de los momentos más gloriosos de toda su vida.

Mark se había convertido en un gran nombre en la música del mundo. Sus ligeros y precisos dedos le permitieron ser invitado a tocar en uno de los teatros más famosos del mundo en su cumpleaños.

El canadiense sintió una mezcla de sentimientos dentro de sí mismo cuando presentó sus documentos a los recepcionistas en el lugar. Después de muchos años, estaba reviviendo la sensación de actuar fuera de casa, sin el apoyo de amigos y familiares, pero esta vez, sin la presencia física de su ángel guardián.

El tiempo pudo haber pasado, pero Mark todavía recordaba a Donghyuck como si nunca se hubiera ido. Él creía con todo su corazón que el niño siempre estaba con él, cuidando de sí mismo y haciendo que las cosas funcionen en su vida. En ese breve período de tiempo, todo parecía ir exactamente como él quería, Simon estaba preso y todos sus amigos, al igual que él, habían llegado a lograr todo lo que anhelaban. Todo podría sonar perfecto, pero la presencia de Donghyuck seguía siendo clave para hacerle sonreír.

Incluso si siempre lo sentía a través de pequeños gestos y regalos simples, lo cambiaría todo para que pudiera ver al otro al menos una vez más. No importa lo mucho que lo había intentado, nunca había encontrado amor genuino en nadie más.

Puede sonar tonto a los ojos de los demás, pero cada vez que éste colocaba sus dedos en los cables de su arpa esperaba que la voz de Donghyuck sonase en el fondo para acompañarlo.

Tan pronto como puso un pie sobre el teatro, Mark pronto pensó que el más joven merecía estar allí también. Haechan seguramente se habría vuelto tan famoso como él, dada la voz angelical que poseía.

—Estaré ahí por los dos, Haechanie... Hoy más que nunca, espero que vengas a verme. Estaré esperando mi regalo de cumpleaños... Creo que estás preparando algo grande este año.

...

Las luces del escenario estaban bajas cuando Mark respiró hondo, tratando de concentrarse en su instrumento. Eran las 11:59 p.m., con solo un minuto para que terminara su cumpleaños.

Luz de la luna Sonaba aún más melancolía a través de los dedos de Mark. El público disfrutó en silencio de las cuerdas vibrando mientras el canadiense trataba de disimular lo nervioso y triste que se sentía. Haechan se había ido para siempre, ¿verdad?

Mark sabía que no debía llorar, estaba frente a mucha gente importante, todos esperaban que éste fuera serio y lo dieran todo. Esta fue una oportunidad única en la vida, una oportunidad que siempre había soñado tener. Pero sin la presencia del otro niño, éste sentía que todo parecía en vano.

Donghyuck nunca había olvidado su cumpleaños, Mark estaba seguro de eso. El 2 de agosto siempre le parecía especial, y ese era diferente, pero aun así, era como si otro ya no estuviera cerca. Era como si Donghyuck finalmente hubiera decidido alejarse para siempre.

Las lágrimas calientes mojaron su traje, Mark ya no podía tocar. Era un idiota, un idiota que nunca se había dado cuenta de que el primer adiós era el último. Donghyuck se había ido y tenía que aceptarlo.

El canadiense tenía manos temblorosas, todos en el público parecían sorprendidos por el cambio repentino de comportamiento del joven arpista.

¿Qué te pasa? ¿Por qué había dejado de tocar tan repentinamente?

La verdad es que, por mucho que Mark disfrutaba viendo la luz de la luna, extrañaba el resplandor majestuoso de su sol. Echaba de menos la voz de Donghyuck que lo acompañaba en el fondo.

El canadiense por poco no se fue, a riesgo de arruinar el desempeño de su vida, pero cuando se iba a levantar lo vio. No era como si lo estuviera viendo de un vistazo, o como si lo hubiera confundido con alguien como él, Donghyuck estaba allí sonriendole.

—Estoy aquí contigo, siempre estaré cuidando de ti... Puedes hacerlo, eres increíble... Hoy es tu día para brillar.
— El músico respiró hondo, como si esperara despertar de un sueño. Sin darse cuenta, había cambiado la música que tocaba. Había sido capaz de cumplir su sueño más profundo esa noche.

El 2 de agosto de 1955, Mark había encontrado su gran amor de nuevo, para no dejarlo ir. Entre la audiencia de ese espectáculo, algunos dijeron que habían presenciado la aparición de un ángel y así Donghyuck se había dado cuenta de su verdadera forma.

Podrías llamarlo un demonio, pero este era en realidad el ángel encargado de cuidar al canadiense.

Donghyuck ahora sabía, después de tanto martirizarse, que su mundo nunca era uno de los a los que creía pertenecer, porque su mundo era el mismo Mark Lee.

FIN

















⚠: CIRCUS HA LLEGADO A SU FIN. Muito obrigado MabellBoo por me deixar traduzir sua história.

𝐂𝐈𝐑𝐂𝐔𝐒 - ᵐᵃʳᵏʰʸᵘᶜᵏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora