Capítulo 4

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Antes de salir de la habitación, Vegas comprobó la temperatura de Pete, parecía que todo estaba dentro de lo normal. Echó un último vistazo alrededor de la alcoba, asegurándose de no olvidar nada y entonces se marchó. Pete despertó un par de horas después, con el cuerpo aún adolorido y un terrible dolor de cabeza. Le tomó unos segundos asimilar la realidad, pero uno a uno fueron llegando los recuerdos de la noche anterior a su cabeza, como un torrente de imágenes que lo aturdían y atiborraba de sentimientos confusos, haciendo encoger su corazón. Trató de organizarlo todo en orden cronológico, aún con la cabeza hundida en la almohada.

Primero había estado estudiando junto a Macao, no se sentía bien y en algún momento de la noche le dio una fiebre tan alta que se desmayó, luego despertó en la habitación de Vegas... y ahí había pasado la noche, con Vegas, él y Vegas... Se levantó velozmente de la cama, pero se sintió mareado en el acto y cayó sentado de regreso en ella. Llevó una mano hasta su cabeza, tenía calentura otra vez; sus ojos dolían y el entrecejo también. Se dio cuenta que llevaba el pijama de Vegas y mientras se miraba el cuerpo más recuerdos de lo que ambos hicieron en la madrugada llegaban a él. Esta vez volvió a levantarse, pero con cuidado, y caminó hacia el baño en el cuarto del dueño de esa gran mansión; debía darse una ducha y no le importaba utilizar un baño ajeno esta vez porque había sido culpa de Vegas que estuviese así. Seguramente se había ido a trabajar temprano; sabía, por Macao, que su hermano había quedado al frente de todos los negocios de su familia y que con sus primos dirigían muchas compañías. Era increíble puesto que tenían casi la misma edad, pero Pete aún estudiaba y él ya tenía un imperio a sus pies.

El agua caliente de la regadera se sintió bien, su cuerpo agradeció una sensación como esa, aunque no sería suficiente para curar su malestar físico, y menos para acabar con el tormento mental que tenía entonces. Cada que frotaba su cuerpo con el jabón y tallaba bien aquí y allá, venían a su cabeza las imágenes de Vegas tocándolo, recordaba la textura de su lengua al deslizarse por su cuello y la firme presión de sus labios cuando besaba su piel. Su corazón volvía a estar agitado, había sido increíble todo lo que alcanzó a sentir, a pesar de todo sabía que estuvo mal y ahora en su pecho había preocupación por cómo avanzarían las cosas. Lo mejor sería salir rápido de esa casa, le pediría a Macao mover sus clases a otro lugar y los días en que tuviese que cuidarlo, bueno, sería porque Vegas no estaría en casa, así que por ello no habría problema. Sus pensamientos iban muy rápido, maquinaba formas de evadir lo ineludible, con tal desespero que solo se le ocurrían disparates como fingir su muerte y cosas así. 

Cuando salió del baño, encontró a Nop en la habitación, recogiendo la cama y ¡los pañuelos usados! "Ay, mierda... ¡Mierda! ¡Que vergüenza!", los pañuelos que habían usado para limpiarse habían quedado regados por el suelo y la cama, ninguno de los dos tuvo la energía o el ánimo como para levantarse y ser más aseados y ahora, el pobre sirviente, tendría que ocuparse de sus cochinadas. Estaba pálido, sentía que se podría desmayar de nuevo, ¿qué pensaría Nop de él? O bueno, quizá podría decir que eran mocos. Sí...

── Ah, no se preocupe, yo me encargaré de eso. ──Replicó, apurándose a quitarle las sábanas de las manos──. Anoche estuve tosiendo y estornudando mucho, no quisiera que se contagiase. ──Recogió los pañuelos que había sacudido de la cama y arrojado al suelo, tan rápido que volvió a sentir mareo, entonces Nop le detuvo──.

── Tutor Pete, no te preocupes. Te ves pálido, deberías tomar asiento mientras acabo. Macao envía ropa limpia y algunas cosas para tu aseo que podrías necesitar, lo he dejado sobre la mesa, puedes vestirte y bajar a desayunar, él está esperándote.

── ¡¿Él?! ──preguntó, muy rápido──.

── Sí, Macao ──aclaró Nop──, tiene clases, pero se rehúsa a irse sin antes verte. ── Con una venia se despidió, llevándose las sábanas y la dignidad de Pete consigo.

𝐢𝐢. 𝐁𝐚𝐛𝐲𝐬𝐢𝐭𝐭𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora