Capítulo 13 (+18)

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Pete se apresuró a deshacerse de la camisa, algo mojada, de Vegas, pero este le apartó las manos despacio para terminar de quitársela solo. Rompió con el beso e hizo que  Pete se girara de frente a la pared y de espaldas a él para poder dejar besos en sus mejillas y en su nuca, deslizando su lengua en ascenso hasta su oreja y apretando el lóbulo de esta entre sus dientes, con suavidad. Cuando llegó a su cuello otra vez, se quedó un segundo inmóvil, ahí se alcanzaban a ver las marcas de sus dedos, ya casi desvanecida, evidenciando lo que días atrás le había hecho.

No lo dijo, pero aquella visión le excitó; marcar a Pete con sus manos o su boca, le disparaba el libido por las nubes, quería infringirle un dolor del que él pudiera disfrutar también, pero no lastimarlo como lo hizo antes; movido por la rabia, ignorando que él ya se encontraba enfermo y solo causándole un dolor en vano. Era distinto si ambos disfrutaban, era mejor cuando en los dos ardía el deseo por sufrir una exquisita tortura.

Pete atrajo las manos ajenas hacia su cuerpo, ansiando su tacto después de que Vegas lo había soltado para terminar de desvestirse, también se dio la vuelta, quería estar de frente a él, que lo miraba con un desbordante deseo ebullendo en los ojos. Vegas le agarró su cintura, buscó de nuevo su cuello y regó los más suaves besos sobre su piel, como si fuese una disculpa muda. Pete, que agarraba su cabello para no sentir sus manos vacías, lo apretó, casi como advertencia, a lo que Vegas respondió llevando sus besos de otra vez hacia sus labios, al mismo tiempo que su mano alcanzaba el grifo de la regadera y la abría, arrastrando a Pete consigo debajo del agua, esta vez caliente.

── Espera... ──Le pidió él── ¿Qué pasa si alguien entra y nos ve? No deberíamos hacer esto aquí. ──Vegas no le dejó de besar mientras lo escuchaba, poco le importaba si alguien los veía, pero de todas formas dudaba que alguien fuese a acercarse por allí, ya que el gimnasio estaba cerrando cuando él llegó.

── No vendrá nadie. ──Le prometió, sin el más mínimo deseo por interrumpir ese momento. Entonces le miró con picardía, en su rostro se reflejaban las verdaderas intenciones de su sonrisa ladina. Agarró el jabón líquido de la ducha y regó un poco en sus manos para frotarlo por el cuerpo de Pete, sobre su abdomen; llenándolo de espuma y bajando hasta rozar el vello de su pelvis, sin detenerse hasta llegar s su erección y allí envolvió su miembro con la mano, comenzando a frotarle lentamente en su puño, sintiendo su dureza. Le provocó un par de embriagantes gemidos a Pete que terminaron en su boca la cual apenas rozaba los labios ajenos, permitiéndole seguir escuchando sus gemidos sin tener que separarse de su boca.

Pete se sostenía de sus hombros, despacio movía su cadera en una especie de vaivén contra la mano de Vegas, que le contemplaba como si fuese una visión ajena a este mundo; brillaba en su rostro una especie de fascinación que, más que intimidar a Pete, le hizo sentir confiado. Se sentía deseado, casi podía palpar en el aire las ganas que tenía Vegas de follárselo, así que se permitió coquetear un poco con él. Empezó rozando su lengua sobre los labios del contrario, pero luego tomó su mano libre para llevarla hasta su boca, chupando su dedo índice y medio. Nunca había hecho algo así antes, pero lo vio una vez en un vídeo para adultos. Se sentía extraño al actuar "sexy", pero no quería que esa llama de lascivia en la mirada de Vegas se extinguiera.

── Ugh, mierda... Sigue provocándome así, Pete. No sabes como me pones. ──Dijo Vegas, casi gruñendo, soltando la hombría del muchacho para llevarla a su trasero y dejarle un apretón en sus nalgas. Sus dedos los movía, entrando y saliendo de la boca de Pete, hasta que apartó la mano.── ¿No te gustaría tener otra cosa en la boca?

Ambos miraron hacia abajo, Vegas tenía una enorme erección que golpeaba contra su abdomen. A Pete le puso nervioso la idea que le proponía, pero si acaso lo hacía mal, bien podía considerarlo una venganza por el sufrimiento vivido a expensas del otro.

𝐢𝐢. 𝐁𝐚𝐛𝐲𝐬𝐢𝐭𝐭𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora