Capítulo 8

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Al fin, esa mañana parecía que no llovería, el sol brillaba con fuerza, subiendo la temperatura y la humedad en el ambiente. Era sábado, ya llevaba dos días en esa mansión, pero le parecía que había pasado un mes. Tantas cosas ocurrieron en tan poco tiempo que, con razón, se encontraba tan abrumado. Pete recibiría pronto sus resultados y sabría si tendría que quedarse más tiempo en aquel encierro o no. Ahora que estaba lúcido y Vegas no nublaba su capacidad de razonar con su encanto y sus sonrisas coquetas, podía pensar fríamente en sus acciones.

Estaba claro que Vegas le gustaba, que despertaba en él un deseo sexual que no había sentido antes y confundía su corazón. Había estado con chicas y las había querido, pero el deseo y el sexo con ellas no se comparaba con lo que, en solo dos noches, Vegas le enseñó. Fue como descubrirse a sí mismo, verse a un espejo por primera vez, uno que mostraba un reflejo de él que desconocía. También tenía claro que esa aventura no sería más que eso; por su trabajo, su amistad con Macao y las relaciones que Vegas sostuviera con Sky o quien fuese, no podía trascender. Entonces se preguntaba hasta dónde estaba dispuesto a llegar. Ahora que conocía ese parte de él, no quería huir; quería explorarla, quería explorarla con Vegas.

── Ya despertaste. ──Reconoció la voz enseguida, pero no se giró. Apretó sus manos contra el barandal del balcón mientras escuchaba sus pasos acercarse. Vegas se posó detrás de él, abrazando su cintura con descaro para apoyar su barbilla en el hombro de Pete. ── ¿Qué tienes? ¿No me dirás "Buenos días, Khun Vegas"?

Pete rodó los ojos ante tan pobre imitación, pero se giró para encarar al recién llegado. ── Buenos días. ──Dijo sin más. Empujó su pecho para despegarlo de su lado, pero Vegas se agarro de las barandas para retener a Pete en esa prisión que construyó con sus brazos.

── ¿Por qué pareces enojado cuando fui yo el abandonado anoche? ──preguntó, ladeando su rostro con una expresión inquisitiva.── Tu voz está mucho más ronca. Uh, no debiste gritar tanto anoche. ──Volvió a aparecer su sonrisa electrizante, reviviendo sensaciones en Pete. "¡¿Por qué es tan guapo?!" le costaba despegar sus ojos de ese rostro tan atractivo cuando lo tenía así de cerca y le hablaba tan dulcemente.

── Tengo hambre, aún no he desayunado. Además, me duele el culo y todo el cuerpo como si una aplanadora me hubiese pasado por encima. ──recitó sus razones para estar enojado, apartando el rostro lejos de Vegas. No lo dijo, pero también le molestaba que lo tratara con tanto afecto, si iban a tener una aventura, lo mejor sería trazar una línea y aclarar las cosas, pero eso no sabía cómo decírselo aún.

── Entiendo, entiendo, ¿debo consentirte, no? Después de todo es mi culpa que estés así. ──insinuó──. Es difícil contenerse con una belleza como tú. ──Levantó su mano para traer el rostro de Pete hacia él y le robó varios besos a sus labios labios, sonoros, alternándolos con algunos roces de su nariz, cualquier cosa que lograra hacerle reír y estuvo complacido cuando lo escuchó, más aún cuando vio los hoyuelos aparecer en sus mejillas. Volvieron a besarse, ahogando sus risas con el suave contacto de sus labios hasta que escucharon un golpe en la puerta.

Tan rápido como su adolorido cuerpo le permitió, Pete empujó a Vegas de encima y se metió de nuevo en la cama. Macao apareció a los pocos segundos, trayendo el desayuno de Pete en una bandeja. Su sonrisa titubeó cuando vio a su hermano mayor ahí en la alcoba.── Hia, ¿qué haces aquí tan temprano? ──preguntó, dejando la bandeja de comida a un lado de Pete, sobre la cama──. ¡Buenos días, Phi! ¿Cómo te sientes hoy?

Ya iba dispuesto a sentarse a su lado cuando sintió a su hermano tirar del cuello de su camisa, obligándole a retroceder.

── Macao, ¿no te dije ayer que no podías acercarte a Pete?

𝐢𝐢. 𝐁𝐚𝐛𝐲𝐬𝐢𝐭𝐭𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora