Capítulo 10

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── ¿En... dónde... 'stmos? ──preguntó Pete, después de mucho silencio, se dio cuenta que hablar después de un largo silencio le lastimaba aún peor, pero viendo el lugar en el que Macao aparcaba, no pudo evitar preguntar. El menor quedó espantado con el estado en que su voz se encontraba, apenas pudiendo entender lo que le decía.

── Phi... Lo siento tanto. ¿Quieres... Quieres que te lleve a un hospital? ──preguntó el muchacho, en su rostro se notaba que le dolía ver a su tutor en tal estado.

── No... E-estoy bien, solo... Quiero... Irme a... Casa. ──Era una molestia tener que forzar su voz así, y todavía el dolor de su cuerpo no bajaba disminuía.

── Ah, no sabía a dónde más llevarte. Esta casa es de mi primo, se llama Porschay. Creí que Hia Vegas podría ir a tu casa, él sabe dónde vives. ──solo la idea de que eso fuese posible le hizo estremecer. ¿Entonces no podría volver a su dormitorio?
Viéndose en esa lamentable situación, bajó del auto. Necesitaba respirar aire puro y estar solo por un minuto. Tan pronto como bajó, una brisa fresca acarició su rostro, alborotado un poco los mechones de cabello que recubrían su frente. Se sintió agradable hasta que respiró profundo y sintió el punzante dolor en su tráquea.

── ¡Ai' Macao! ──Saludó un muchacho como de la misma edad de Macao, moreno y de tierna apariencia,  agitando su mano desde el otro lado de las rejas que encerraban la amplia terraza de esa casa. La sonrisa con la que recibía a su amigo se le esfumó al fijarse en Pete, se le frunció el ceño y miró a Macao como pidiendo una explicación. Ese chico no sabía disimular, pero ¡¿Tan mal se veía?! Pete quiso verse en un espejo y comprobar qué era lo que tanto los espantaba.

── ¡Sawadee krap, phi! ──el chico juntó sus manos y le hizo una reverencia al mayor, recobrando su compostura. Pete correspondió el saludo, tratando de no verse tan abatido, si era posible.

── Ai'Chay, ¿podemos quedarnos aquí? P'Pete necesita un lugar para quedarse hoy.

── Eh... ¡Sí! Está bien. Solo, espera. P' Kim está adentro. ──las mejillas de "Chay" se enrojecer on, una sonrisa jugueteaba en sus labios, pero él la reprimió y Macao le dedicó una mirada pícara. Algo se traían ese par entre manos o de algo se reían, pero Pete no puso demasiada atención.

── Uh... N'Chay... ¿Puedo usar... Tu baño? ──preguntó. Porschay lo llevó hasta el interior de la casa, en ese lugar había crecido con su hermano mayor, aunque ya no vivían ahí. Le señaló el baño de invitados en la primera planta y Pete entró, encerrándose allí por un buen par de minutos.

Se detuvo frente al espejo, sus manos temblaron al acariciar la piel enrojecida de su cuello, siguiendo la forma de los dedos allí pintados, justo encima de los chupones del otro día. Revivió en su mente el dolor, pero también revivió la agradable sensación de los labios de Vegas sobre esa misma piel. Su cuello se veía tal como se sentía, lo primero que cualquiera podría pensar al verlo sería "pobre chico". Hasta él sintió pena por sí mismo.

El barullo de voces en la sala llamó su atención, había dejado a Macao, explicándole vagamente las razones por las que había llevado a Pete hasta allí, pero una tercera y cuarta voz se habían unido a la conversación, y una de ellas ya la había escuchado antes.

── Porschay. Dime ya, ¿por qué estás aquí con Kim, los dos solos? ¿Eh?

Esa era la misma voz que había escuchado en la alcoba de Vegas hacía horas, y pertenecía a Porsche, el otro amante de Vegas y que además era el novio de su primo.

Porschay... Porsche... ¿Cuáles eran las posibilidades de que esas dos personas estuviesen relacionadas y que justamente llegara a esa casa mientras Pete estaba allí?
Cuando salió del baño, los encontró a todos teniendo una pequeña discusión. Porschay intentaba explicar porqué estaba solo con Kim en esa casa, Macao observaba todo con ganas de reírse y los otros dos; uno tenía la mirada relajada, casi indiferente, y el otro se veía molesto. Eso le bastó adivinar quién era quien.

𝐢𝐢. 𝐁𝐚𝐛𝐲𝐬𝐢𝐭𝐭𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora