AUgust [Genshin Impact x lector/a]

[Día 14| Diluc]

Temática: Food Truck

Categoría: suspense

Advertencias: secuestro

El camión de comida Obsequio del Ángel era nuevo en la competencia, pero no por eso era un fracaso. Al contrario, parecía que había centenas de personas yendo diariamente, no solo por la calidad de su comida y bebida, sino por el principal trabajador.

Diluc era su nombre, con exhuberante cabello rojizo, voz gentil y una apariencia atractiva que no pasaba desapercibida por los clientes. Su hermanastro, Kaeya, también era popular, pero no tanto como el pelirrojo. 

Era sorprendente la cantidad de personas que diariamente buscaban la ubicación del Obsequio del Ángel, deseosas de poder tanto probar su exquisita comida como de ver al trabajador estrella.

A ti, en cambio, no te había llamado la atención por su atractivo. Había algo que no cuadraba en aquel negocio, y el olor extraño que te llegaba cada vez que esperabas por tu pedido. Y lo más raro del asunto es que Diluc, sin importar qué tan ocupado estaba, se aseguraba de servirte personalmente, haciendo todo lo posible para causar una buena impresión en ti.

Pero te habías fijado en un detalle bastante interesante: mientras que a ti el pelirrojo te sonreía apaciblemente, mostrando un rostro sereno y pacífico, al resto de la clientela parecía servirla con frialdad y sin alma alguna.

—¡Buenos días! 

Tal y como sospechabas, el hombre al verte pareció animarse visiblemente. Kaeya, que estaba a su lado, le dio un codazo, a lo que tú les miraste con cierta curiosidad.

—¿Qué vas a pedir hoy? —preguntó Diluc, acercándose a ti con prisa y dejando de lado a las chicas que estaban tratando de convencerle para darles su número de teléfono.

—Simplemente una hamburguesa —respondiste—, la misma de siempre.

Al menos contabas con la ventaja de que se había memorizado tus pedidos, cosa que facilitaba tu investigación. No sabías cómo era posible que nadie más se hubiese dado cuenta del olor asqueroso que salía del ángulo muerto de aquel camión.

—¡Marchando! —exclamó el hombre, más emocionado que de costumbre. 

Te estremeciste ante su mirada, la cual no había abandonado en ningún momento tu rostro.

Cuando tu comida estuvo lista, lo que sucedió en cuestión de simples minutos, el pelirrojo te la ofreció con una sonrisa que, por un momento, te hizo entender por qué la mayoría de personas estaban obsesionadas con él.

Pero toda ilusión de que quizás ese hombre no era tan extraño como sospechabas llegó cuando, al dar un mordisco a tu comida, una ráfaga de sueño te inmovilizó por completo. Alzaste la mirada, con tus ojos vidriosos y una incapacidad absoluta de articular palabras, notando que Diluc se acercaba a ti y te agarraba de los brazos.

—No te preocupes, pasará pronto —dijo en tu oído.

Trataste de ver al resto de personas que hace un momento estaban ahí, disfrutando de su comida callejera, pero Kaeya ya se había encargado de ellas.

—¡Tenemos una emergencia! —había gritado el hermanastro de Diluc—. ¡Vamos a tener que cerrar el camión temporalmente!

—Cierra los ojos... —susurró Diluc, acariciando tu rostro—. Pronto podremos estar juntos.

Al parecer no te habías equivocado con él, después de todo, pero ahora no había forma de escapar de su agarre, y mucho menos de evitar que te metiese al camión en contra de tu voluntad, sin tener idea de qué te iba a suceder a partir de ese momento.