Temática: Annoying neighbour
Categoría: fluff
Advertencias: mención de depresión
Querías cerrar las ventanas, apagar todas las luces y simplemente tumbarte en tu cama, como si fueses una oruga, hasta que la tristeza desapareciera de tu pecho. El vacío que te llevaba acompañando todo el día parecía no querer marcharse, y ya ni siquiera eras capaz de derramar más lágrimas. Te habías acostumbrado a esa sensación, pero no por eso era más aguantable. Al contrario, ibas a terminar enloqueciendo si continuabas de ese modo cada día, ahogándote en tus propios llantos silenciosos.
Deseabas sacar de tu mente todas tus preocupaciones, dejar de pensar en tus estudios y dedicarte únicamente a tus pasatiempos, pero tampoco podías evadirte eternamente de la realidad. Tus distracciones eran efímeras, y tu cuerpo constantemente te recordaba que no podías tan solo quedarte en tu cama todo el día, entumeciéndose y obligándote a levantarte cada ciertas horas.
Nada parecía funcionar, y el vacío se volvía cada vez más grande. Sin embargo, cuando estabas a punto de perder toda la esperanza de poder sonreír una vez más aquella semana, tu puerta fue golpeada con una fuerza abrumadora. Raro, después de todo tenías timbre, pero también sabías a la perfección quién era el bruto que demandaba tu atención.
—¡Buenos días! ¡He venido a traerte algo de desayunar!
Unos segundos después de escuchar la voz alegre de aquel joven, escuchaste que la puerta se abría sin siquiera darte la oportunidad de darle permiso o no. Entonces, por primera vez en todas las horas que llevabas dando vueltas en tu cómoda cama, esbozaste una pequeña sonrisa. No era lo que él estaba buscando, pero por algo se comenzaba, después de todo.
—Espero que haya acertado en lo que te gusta —dijo nuevamente la voz, y la luz de tu habitación se encendió repentinamente.
En el marco de la puerta estaba tu vecino con aires de grandeza, Arataki Itto. No mentía, pues entre sus manos llevaba una selección de varios donuts y una bebida humeante que no pudiste reconocer desde tu cama, pero que olía excesivamente bien. Tu estómago se revolvió, y tu sonrisa aumentó al ver el rostro optimista del chico.
En un inicio, Itto te había parecido molesto y desagradable. Se había mudado a tu bloque de pisos hacía ya seis meses, y desde el primer momento, se había mostrado enérgico e increíblemente insistente. Recordabas haber tenido que abrirle la puerta más o menos siete veces en un único día, ya que necesitaba ayuda con su cocina en llamas y o requería de algún ingrediente que se había chamuscado en dicho incendio.
Además, parecía querer ser tu amigo sí o sí, pues aparte de ti, no molestaba a ninguno de sus otros vecinos. Parecía fijado en ti, en tu presencia, y en tu sonrisa, a juzgar por cada intento fallido que había hecho las primeras semanas para sacarte una mínima carcajada. No fue hasta que llamó a la puerta y te vio llorando que su personalidad pareció dar un vuelco completo. De ser un vecino insistente y pesado, se convirtió en un hombre cordial que no tardó en ofrecerte su apoyo, abrazándote e incluso ofreciéndote algo de comer para que pudieses relajarte.
A partir de ese íntimo momento, entendiste que Itto no era mala persona. Nunca lo había sido, y le habías juzgado demasiado rápido. Así pues, Itto se convirtió en el único rayo de luz en tu vida, y siempre que podía se metía a tu apartamento (gracias a las copias de tus llaves que le habías ofrecido expresamente) para animarte y ayudarte en tus peores momentos, como ahora mismo.
Seis meses de amistad más tarde, podías confiar plenamente en él, y sabías que él también confiaba en ti. Siempre te hablaba de sus planes futuros, e incluso había comenzado a hacer planes contigo, prometiéndote que te llevaría de viaje a cualquier lugar que quisieras con la única condición de que sonrieras para él. Obviamente, su presencia no era suficiente para aligerar por completo las cargas de tu corazón y tus inseguridades, pero sí que contribuía lo suficiente para que pudieras progresar poco a poco.
—Gracias —dijiste, saliendo de tu cama y notando una lágrima deslizarse por tu mejilla, aunque no sabías si era de felicidad o de tristeza. Quizás ambas.
Él no respondió, dejando la comida en tu mesita de noche y rodeándote con sus brazos. No tardaste en corresponder el gesto, hundiendo su rostro en su hombro y notando cómo tu tristeza iba decayendo poco a poco, siendo reemplazada por una calma que solo él era capaz de ofrecerte.
Una calma que él siempre estaría dispuesto a otorgarte.
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AUgust [Genshin Impact x lector/a]
Fanfic¡Bienvenidos y bienvenidas! Como bien dice el título, este libro será una recopilación de drabbles y one-shots siguiendo la temática de AUgust con los personajes de Genshin Impact, tanto hombres como mujeres, y tú, la querida persona que está leyend...