[Día 27| Baizhu]

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Temática: Adoptive family

Categoría: fluff

Advertencias: ninguna en concreto

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Era triste. El orfanato estaba repleto de niños y niñas que merecían una segunda oportunidad en la vida, pero aun así, tan solo podías salvar a uno.

Baizhu, que te estaba tomando de la mano, te había prometido que, en caso de que vuestra familia se mantuviese unida, volveríais al orfanato años más tarde con tal de adoptar a otro pequeño más. Pero, por ahora, teníais que escoger al infante correcto.

No podías mostrarle más gratitud a tu esposo. Ya habías hecho todo lo posible para decirle lo feliz que te había hecho al aceptar tu idea. Aunque llevabais tiempo queriendo formar una familia, hasta ahora no habíais sido capaces, por lo que ir a un orfanato había sido tu mejor opción. 

Él, aunque tuvo que pensárselo un poco, terminó aceptando, dispuesto a convertirse no solo en un esposo ejemplar, sino también en un buen padre.

De ese modo, habíais acudido al orfanato de vuestra ciudad para buscar a vuestro futuro legado. No habías ido ahí con una idea fija de qué clase de niño o niña querías incluir en tu familia, pero tenías el ligero presentimiento de que, en cuanto lo encontrases, te darías cuenta al momento.

Llevabas caminando de la mano con Baizhu desde hacía ya una hora. El orfanato era inmenso, lo que era comprensible teniendo en cuenta que era el único que había en toda la zona. Lo desconsolador era ver la cantidad de niños que lo habían perdido todo. 

La encargada del orfanato, una mujer solemne llamada Ninguang, os había explicado todo sobre los niños que cuidaban en ese lugar. Algunos habían sido abandonados en las calles cuando eran simples bebés, mientras que otros habían perdido a sus progenitores en algún terrible accidente. Incluso había algunos que venían de países en que se había desatado la guerra, y ante la pérdida de sus padres, no habían tenido más remedio que ir a otro país, donde Ninguang les acogió sin ningún problema.

A pesar de que las instalaciones estaban equipadas con todo lo necesario para la crianza de aquellos niños, era difícil que fuesen genuinamente felices. Les hacía falta una familia de verdad con la que crecer, fuera de aquel edificio que se había convertido en su hogar permanente. 

Por eso mismo tu corazón se quebraba cada vez que te encontrabas con algún niño de ojos llorosos. Querías sacarlos a todos de ahí, pero era imposible. Ni Baizhu ni tú teníais los recursos suficientes para poder cuidar de muchos niños a la vez, por lo que deberíais contentaros con tener solo uno.

Tras aquella hora de paseo, llegasteis al jardín del orfanato. Ahí, Ninguang señaló un pequeño invernadero repleto de flores de todos los tipos, cuyos vibrantes colores no te pasaron desapercibidos.

Baizhu siempre había sido un claro conocedor de las plantas, ya que gracias a ellas su negocio farmacéutico había florecido con tanto éxito, por lo que sus ojos brillaron al ver aquel espectáculo. Tú sonreíste, pero aquella mueca desapareció en cuanto viste una pequeña silueta arrodillada junto a una de las flores.

Desde lejos no la podías ver bien, pero a medida que la directora Ninguang os fue guiando hacia el invernadero, pudiste distinguir a la dueña de aquella figura.

Era una niña pequeña cuya edad no podías discernir, con tez pálida y una extensa cabellera púrpura, tan clara como su piel, que estaba recogida en una coleta. Sus ojos magentas estaban fijos en las plantas que había frente a ella, y en su boca había la curvatura fantasma de una sonrisa, como si fuese incapaz de expresar sus emociones actuales.

—Ella es Qiqi, la cuidadora del jardín —dijo Ninguang.

A tu lado, Baizhu se tensó, ciertamente interesado en aquella pequeña. Que tuviese conocimientos herbolarios era un gran punto a favor.

—Es buena niña, pero desde que se vio involucrada en un accidente sufre problemas de memoria —completó la directora, sonriendo tristemente.

—Entonces, ¿nadie está dispuesto a adoptarla? —preguntó Baizhu, girando la cabeza para mirarte fijamente—. ¿Qué te parecería...?

Asentiste sin pensártelo dos veces. Había algo alrededor de esa pequeña que te hacía querer abrazarla y decirle que todo estaría bien, que ya no estaba sola. Quizás era su mirada congelada, o la palidez de su piel, como si jamás hubiese podido recuperarse de las secuelas del accidente. Y saber que nadie parecía dispuesto a cuidar de ella tan solo por sus problemas de memoria hacía que tu sangre hirviese con rabia.

—¿Qué tendríamos que hacer para adoptarla? —preguntaste mirando a Ninguang.

Más allá, a tan solo unos metros, Qiqi levantó la mirada, encontrándose con la tuya. Una sonrisa débil se alzó en sus labios. Poco sabía ella que, pronto, pertenecería a tu familia, una que la amaría tal y como era.

 Poco sabía ella que, pronto, pertenecería a tu familia, una que la amaría tal y como era

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AUgust [Genshin Impact x lector/a]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora