Capítulo 15

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Tengo una frase que resume toda mi vida: siempre que ocurre una buena, vienen de atrás dos malas.

Nick tuvo un ataque de pánico luego de lo sucedido en mi habitación, pues nos descubrieron. No supo manejarlo.

Nos alejaron, al parecer puede ocurrirle algo malo estando conmigo. Y tengo tanto miedo de que sea así que preferí alejarme por mis medios.

Hace tres meses que no cruzamos palabras.

Mis problemas también empeoraron. Mi madre apareció aquí hace dos meses. El primer día quise ir corriendo y poder abrazarla, pero ni siquiera fue capaz de poner un pie dentro, sólo me observo desde la puerta de entrada. Así lo lleva haciendo desde entonces.

Anne y Brenda volvieron a mis sueños, con ellas las voces y mis ganas de ir a revisar las cámaras de seguridad.

Me crucé con Nicolás hace poco en el desayuno, tenía mis ojos rojos e hinchados de tanto llorar. Sentí que me miraban, pero casi siempre es así.

-¿con azúcar Marie?-pregunto esta.
-no Bren...-me paré en el instante que escuche lo que decía, mire hacía arriba a ver si algún doctor me había escuchado y sólo estaba Nick, quien parecía triste con mi retroceso.

Iba camino al ala cuatro cuando lo oí seguirme. Mierda.

-Marie...para ya- corrió hacía mi con el corazón en la boca- ¿que haces aquí?

-no te incumbe- lo ignore y seguí camino.

-¡Para Marie ya!-dijo dándome vuelta del brazo- No tenemos dos años, basta con está ley del hielo...

-¿Ley del hielo?

-Ni siquiera me miras Marie, no te hagas la idiota...

-Por supuesto que soy idiota, por creer que podría salir de ti venir y hablarme, pero no, jodido maricon fuiste- dije soltando su agarre- y vete, porque yo te hago mal y...

-¡Eres lo único que me ha hecho bien estos jodidos 7 años! Para ya...

-Pues, vos si me haces mal a mí...
Vi como algo en el se rompió. Y en mi también. Sabía lo que estaba haciendo pero en esos momentos de mi vida era lo mejor.

Seguí mi rumbo y llegue con el paciente 19, un tal Jason. El podia conseguirme una droga para poder pasar al cuarto de seguridad.

Llegué a su puerta y golpee dos veces. Nadie contesto. Casi me marchaba cuando escuché que alguien se reía. Me dio miedo.

-Miren lo que tengo aquí...una belleza colorada, Mmm...-dijo pensativo- pareces una rica cereza...

Tome aire e intente sonar lo más calmada posible.

-vengo a hacer negocios...basta con eso, es incómodo...

-vete acostumbrando cerecita, porque el favor te va a salir caro...-me observo de arriba abajo- adentale, pasa a mi humilde morada...

Debía hacerlo, no tenía otra opción. Tome una buena bocanada de aire y lo hice.

-cierra la puerta...

-listo...-dije obedeciendo.

-¿qué has hecho mi cerecita? Porque para vengas con un peligro como yo...estas jodida.

-creo...-dude, no sabía si contarle o no- que me pillaron teniendo relaciones por una cámara...

Me miró fijo a los ojos y comenzó a reír a carcajadas.

-que pícara...pero no soy ningun idiota preciosa, lo que tienes de linda lo tienes de idiota- dijo serio y me agarró por los brazos- ¿qué buscas y por qué?

-creo que mate a alguien...

Me miró con el ceño fruncido e hizo silencio por unos minutos.

-te creo...¿y sabes por qué?-me miró esperando preguntase más, negué con la cabeza- porque tú ves y oyes cosas ¿no?

Entre abrí los labios para contestar pero me calló con un gesto.

-y yo también, por ello he matado a más de 50 personas y mira donde estoy...

Me tense.

-si solo te afectan esas camaras... mejor, alejate de él o lo lastimaras...

-¿hablas de Nick? Yo no sería capaz...

-yo...no dije nombre- una sonrisa se formó en su boca- viste, si su nombre viene a tu mente es porque lo has pensado, soñado o te lo han dicho...¿o me equívoco?

Oí sonar la campana, eran las siete de la tarde, debía volver a mi cuarto.

-debo irme...muchas gra...

-no-me corto agarrando mi tobillo- hay que pagar el favor cerecita...

-lo haré...sólo dime cuanto o que...

Se largó a reír fuertemente y eso comenzó a asustarme.

-eso...no se paga así...-dijo acariciando mi pierna- ven aquí... acercate más.

No me moví, no podía ni siquiera huir. De la nada jaló mis piernas hacía él.

-parate ¡ahora! Y date la vuelta Marie...

Llevaba camisón y me dio asco pensar en lo que podía pasar pero justo ellas comenzaron a escucharse. Las voces.

"Hazlo Marie, defiendete"

El comenzó a tocar mi pecho sobre la tela. Me congele.

"Marie"

Rozo su cuerpo sobre el mío.

"Sé como yo"

Una mano bajo a la orilla de mi camisón y...

De la nada paro. Fue y se sentó. Anonadada lo mire.

-¿Por qué no hiciste nada Marie?

Su pregunta me puso a llorar.

-pude haberte violado cerecita ¿y no ibas a reaccionar?- me miró confuso- jamás hagas eso o esas voces ya que no te hacen terminar con el otro, acabarán contigo. Vete- señaló con la cabeza la entrada- vete cerecita.

Sin entender nada sólo hice lo que me decía.

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