Capítulo 12.

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03 de julio del 2022.

Gran Premio de Gran Bretaña.

Azoto la carpeta que tengo en mi mano contra el escritorio donde hay un desorden. Papeles, plumas, carpetas, botellas de agua y más. No sé que ha pasado, si... en realidad si pero hacer como que no es menos vergonzoso.

El monoplaza de Max fue un desastre, creímos haber solucionado todo días atrás pero todo salió peor, el auto desde el inicio de la carrera estaba dañado y para nuestra buena suerte, entiendan el sarcasmo, tubo un pinchazo que perjudicó al cien por ciento la vuelta dejándolo en séptimo lugar, gracias a Dios ese pequeño inconveniente no perjudicó nada su puntaje y seguirá en el primer puesto, aún liderando el campeonato de pilotos.

Un cuento casi similar el de Sergio, el auto no rindió al cien por ciento dejando que el madrileño liderara la carrera sin poder hacer nada al respecto, no le quedó más que luchar por el segundo lugar con Lewis Hamilton y Charle, logrando así quedar en la segunda posición, no tan mala noticia, al menos.

Todo ha sido un completo espectáculo de nuestro lado y no está demás el rostro molesto de Christian que viene acompañado de los ingenieros que lo acompañan en el PitWall, todos traen caras largas y la  vena de la frente está a punto de estallar. Me preparo mentalmente para el discurso que nos van a dar y no me equivoco cuando comienza a hablarnos a todos con tono fuerte mientras yo solo lo observo y asiento de vez en cuando.

Desconecto del regaño porque no hay que ser demasiado inteligentes para saber lo que va a decir, todos sabemos que nos espera una semana cargada de trabajo pero lo que me emociona es que los autos obtendrán sus mejoras y eso tiene que funcionar si o si, porque no nos podemos dar el lujo de seguir fallando y dejar que alguien más tenga los dos títulos por los que nos estamos esforzando mantener.

Terminando la pequeña reunión, todos toman sus cosas para ir a donde sea que tengan que ir, ya no hay mucho que hacer aquí más que los que ganaron festejar y nosotros que perdimos regresar al hotel con el rabo entre las patas. Eso es algo que diría Alana seguro.

En cuanto piso el pitline me cruzo con Max, quien viene hecho furia pero al momento de verme su rostro cambia completamente y me dedica una sonrisa de lado.

-Iremos a una discoteca. No te estoy preguntando si quieres ir. Pasaré por ti a las diez.-dice después de que me da un beso en la mejilla a modo de saludo.

-No es necesario que vayas por mi, puedo irme con Lando y Alana.-puntualizo. Alana está en el mismo hotel que yo por lo tanto Lando también.

-Ya te dije que no te estoy preguntando, no me contradigas que hoy no es mi día.-luce cansado pero aún así habla con ternura, como si yo fuera su hermana pequeña.- necesito emborracharme hasta no saber de mi existencia y tú me cuidarás.

-No soy niñera.-digo rodando los ojos mientras río por su petición. Algo irónico porque siempre soy yo la que termina borracha y soy a la que tienen que cuidar. Supongo que hoy será la excepción porque no puedo decirle que no, necesita un respiro y aunque no es la mejor forma, ayuda por ahora.- pero haré el sacrificio por ti.

-Sabia que no me fallarías ratón.-dice sonando mi cabeza tal como si de un perrito se tratara.

-Vuelve a decirme así y haré que tu monoplaza no vuelva a funcionar Max Emilian.-amenzo pero el idiota me regala una carcajada y se despide con la mano dejándome ahí hablando sola.- Maldito.

Falta poco para que sean las diez, me observo en el espejo que decora una de las paredes de la habitación del hotel, me he decidido por usar un pantalón hasta la cintura de cuero en color negro y un top blanco acompañado de una chaqueta del mismo material y color del pantalón y por ultimo en los pies unos simples tenis blancos, algo básico pero bonito. Hace demasiado frío como para ir con algún vestido o algo parecido.

¿Quién dijo que sería fácil? #CarlosSainzJr +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora