Capítulo 18.

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El caos que se escucha en toda la casa me despierta de golpe, dejan caer cajas en el piso tal como si estuvieran empacando para mudarse y lo primero que noto al despertar es que Carlos no está en la habitación y que son las siete con treinta y cinco minutos de la mañana.

Suelto un bostezo mientras me paro de la cama par darme una ducha y cepillar mis dientes, es demasiado temprano y ya quiero comenzar a sudar por lo que opto por vestir un vestido por encima de mis rodillas color azul cielo co delicados tirantes perfecto para este clima.

Lo que me encuentro al salir de la habitación y llegar hasta la sala de estar no podría ser más que un caos, todos corren de un lado a otro mientras llevan consigo cajas de diferentes tamaños, a la madre de Carlos es la primera que veo y si no me detengo me hubiera atropellado de lo rápido que va.

-Buenos días cariño.-dice deteniéndose, está agitada y su frente brilla por el sudor.- esto es un desastre ¿puedes llevar esto al auto por favor?

-Por supuesto.-digo y coloca en mis manos una caja mediana de plástico con desconocido contenido y me dirijo hacia al frente de la casa no sin antes dedicarle una sonrisa.

Afuera es el mismo cuento, hay dos camionetas bastante amplias las cuales están rodeadas de cajas de plástico, Carlos se asoma de uno de los autos sonriendo hasta llegar a mi y tomar la que sostengo.

-Buenos días.-deja un rápido beso en mis labios tomándome por sorpresa.- todos están muy ocupados para darse cuenta de un pequeño beso.

-Buenos días.-suelto un suspiro.- ¿Qué está pasando?

-Estamos empacando.-dice obvio por lo que le dedico una mueca.- todas estas cajas llevan alimentos y otras cosas.

-Es demasiado.-la sorpresa se puede escuchar en mis palabras y notar en mi rostro.

-Esto es para menos de un mes, además tendremos algunas visitas de amigos en el transcurso.- sigue subiendo cajas al auto y ahora que lo observo mejor puedo decir que se ve realmente bien, nada parecido a lo que comúnmente vemos en el paddock.

Viste unas bermudas color caquis con una playera básica blanca que resalta el poco bronceado en su piel y trae puestas unas sandalias que me hacen reír porque muy pocas veces lo he visto de esas manera, hasta me atrevería a decir que nunca.

-Te ves bien.-más que un cumplido parece que me estoy burlando de él y no puedo evitar soltar una carcajada y ni siquiera estoy muy segura de que me estoy riendo.- Dios, lo siento.- intento calmarme pero entre más veo sus pies más gracia me da.

-¿De qué te estás riendo?.-pregunta con una ceja enmarcada y dirige su mirada al mismo punto que mira la mía, sus pies. Mueve graciosamente sus dedos provocando que yo ría más al punto de tener que apoyar una de mis manos en mis rodillas y la otra en mi estomago que empieza a doler por la risa.- ¿Te estás burlando de mis pies?

-Si… No.-otra carcajada y tengo a Carlos muy cerca de mi observándome con seriedad.- no sé por qué me estoy riendo, me dio un mal de risa solamente.

Toma mi brazo y me lleva hasta el otro lado del auto donde no nos pueden observar desde adentro, mi cuerpo choca delicadamente contra el auto y tengo a Carlos acariciando mis piernas por debajo del vestido mientras su cuerpo aprisiona el mío, en este punto ya no hay más risas, solo estoy yo con mi respiración entrecortada y los labios separados esperando a que decida besarme.

-Creí que estabas bastante entretenida riéndote de mi.-dice con una sonrisa de lado que me hace dirigir mi mirada a sus labios.

-Ya pasó.-digo nada más para rodear su cuello con mis brazos y atraerlo hasta mi para poder besarlo pero se separa dejándome confundida.

¿Quién dijo que sería fácil? #CarlosSainzJr +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora