Capítulo 3

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13 días atrás

Alana siempre fue una chica solitaria. Nunca tuvo amigos ni novios solo conocidos, amores difíciles... Se dijo a sí misma que permanecería así por largo tiempo. Se convenció de la crueldad de los seres humanos siendo una niña cuando un compañero de aula se burló de la muerte de su padre.

Alana no deseaba ser una chica solitaria pero le habían fallado tantas veces que lo prefería. Sin embargo, ahora todo era diferente. Sintió que estaba muriendo a causa del enorme vacío que había en su vida. Pensó que la felicidad para ella debía ser fugaz y no duradera; que probablemente no merecía disfrutar de ella. Todos esos pensamientos abrumaron a Alana mientras observaba como enterraban a su madre y la alejaban más de ella. Maldijo el día por ser tan soleado. Imaginó que alguien estaría disfrutando el tomar una copa con sus amigos, de un viaje a otro país o simplemente de una conversación telefónica con sus familares. Culpó al Sol por ser tan injusto, a las aves por cantar sus melodiosas canciones, a todos los que ajenos a su dolor en alguna parte del mundo se divertían.

La culpa no demoró mucho en aferrarse a Alana e inundar su alma porque en su interior, sabía que había sido ella la que deseó probar aquel maldito pastel.

SacrificioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora