Capítulo 4

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12 días atrás

Vomitaba aferrada al váter, desplomada en el suelo. Una razón más para extrañar a su madre, quién le acariciaba el rostro cada vez que tenía una ingesta.

Alana se puso de pie como pudo, se quitó la ropa y se metió en la bañera. El agua que alguna vez estuvo caliente ahora estaba fría.
—Horriblemente fría. —pensó. La imagen de su madre en la camilla hizo que se estremeciera. Comenzó a lavar su cuerpo suavemente, intentando vaciar su mente pero poco logró. Continuó pensando en lo desdichada que era. Se regodeó en la lástima que causaba y deseó estar muerta. Comprendió, entonces, que si ella aún vivía el asesino también.

SacrificioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora