Capítulo 10

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7 días atrás

Alana estaba cansada. No había podido dormir nada. A duras penas había logrado encontrar aquel lugar. Era justo lo que necesitaba para permanecer con bajo perfil: nada de nombres, antecedentes o preguntas extrañas; sólo efectivo.

Pidió por teléfono que le llevaran el desayuno y apartó el dinero del servicio. Agradeció a la persona que la había atendido y devoró el plato rápidamente.

Ya sabía que hacer.
Todo era cuestión de inteligencia.

Prendió la TV. Por esas horas actualizaban las noticias. Prestó atención a todo lo que decían pero nunca escuchó lo que estaba esperando. Buscó en las redes: 'policía desaparecido últimas horas'. Nada. Aquel silencio solo significaba una cosa.

Aterrada. Esa era la palabra que describía a Alana en aquel momento. Aguardaba que la pusieran en contacto con el responsable de su caso. Si estaba vivo o muerto lo descubriría en unos minutos.

-¿Señorita Evans?- la voz de uno de los oficiales que estaba delante de ella la sacó de sus pensamientos.
-Si. ¿Con quién tengo el placer de hablar?- expresó poniéndose de pie.
-Oficial Yorkes- el hombre señaló al compañero que tenía a su lado- y oficial Wells para servirle. Nos informaron que deseaba ponerse en contacto con el responsable de su caso pero eso no será posible.
-¿Cuál es la razón?- Ambos se miraron mutuamente al escuchar aquella pregunta. El oficial que no había dicho palabra hasta el momento habló entonces.
-Si desea saberlo debe acompañarnos- dijo.

Alana tenía más preguntas ahora que cuando decidió entrar a la estación.
¿Qué haría? Era muy probable que en aquel momento el asesino estuviera observándola, acechándola. No sabía usar armas. No tenía familiares a los que acudir. No tenía nadie que la protegiera. Estaba sola luchando contra alguien peligroso que nadie conocía.

Cualquiera lloraría en una situación así, pero no. Ella nunca lo haría. Tenía que hacerle frente a aquella situación. Una persona peligrosa estaba en la calle y no era cualquiera, era el asesino de su madre. Él estaba vivo, ogulloso, feliz por su trabajo.

Lo que Alana no sabía es que él también estaba furioso.

SacrificioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora