2)1. UDINESE

583 33 12
                                    


NO EDITADO


Traté de volver a mi vida normal y olvidarme lo mejor posible de lo que había sucedido, pero era misión imposible. Pude distraerme bastante gracias al regreso de mi familia del viaje y lo mucho que me habían extrañado mis hermanas pequeñas, pero eso no significaba que no estuviese siempre presente en el fondo de mi mente. Me concentré de manera poco saludable en estar ocupada todo el tiempo con mis estudios, porque quedaba pocos meses de clase. Sin embargo, siempre podía encontrar un hueco antes de irme a dormir para revisar mi cuenta fandom en Facebook y decepcionarme, o aliviarme dependiendo el día, de que no tuviese ninguna solicitud o mensaje de mi alma gemela.

Era consciente de que los dos estábamos pasando por lo mismo y que a los dos el vinculo nos estaba torturando para que nos reuniésemos y lo consumásemos. Sin embargo, si tenía que ser sincera conmigo misma, eran incontables las veces que me había encontrado pensando en que me gustaría hablar de alguna cosa con él y no podía evitar extrañar lo fácil que había sido conversar con él; lo feliz y en paz que me había sentido estando a su lado. Era difícil para mi admitirlo, porque normalmente evitaba pensar en eso, pero no estaba bien desde el fallecimiento de mi abuela y estar con él era una de las pocas cosas que me había hecho sentir más como yo misma; ahora estaba decayendo en los mismos malos hábitos que había adquirido tras esos primeros meses de lucha contra el luto.

No estaba sorprendida cada vez que abría el celular y me encontraba la nada misma mirándome, ya que era consciente de que él iba a luchar lo máximo posible contra sus sentimientos por mí; después de todo, hasta donde él sabía, yo no era su alma gemela. Probablemente, si hubiese sido solo atracción física, se hubiese rendido mucho antes, pero ese no era el caso; Nahuel me quería en su vida cada segundo de cada día y no podía entender cómo podía estar traicionando a su alma gemela de esa manera. No quería que yo fuese su amante; él sabía que, si me volvía a hablar, era para comenzar una relación seria entre nosotros. Por eso, cuando finalmente me llegó una solicitud suya, junto con un mensaje, no puedo decir que estaba sorprendida por la tardanza o por el contenido de ese mensaje.

¿Podemos vernos?

Era un mensaje simple, conciso y yo sabía que también era un mensaje que transmitía su desesperación, lo cual quedó incluso más en evidencia cuando pasaron unos días y yo no le respondí.

Por favor

Dudé, luchando por no morderme las uñas debido a los nervios, cuando vi su ruego desesperado. Había estado esforzándome varios días por no responderle, porque sabía que era un riesgo que no debía correr y que la única razón por la que me le había acercado era por una promesa a mi misma de que iba a ser algo de una sola noche.

No puedo ir a Rosario

Me decidí por ese mensaje, pensando que me daría tiempo para ver qué parte dentro de mi terminaba ganando la pelea. No era necesariamente un despido, pero sabía que podía decirle que no quería verlo si él insistía. El problema era que estaba tan desesperada como él por tenerlo cerca mío una vez más y no sabía cuánta fuerza tenía para seguir luchando contra eso.

Voy yo a verte

No me sorprendía que me hubiese dado esa respuesta; después de todo él no tenía las limitaciones de recursos y edad que yo tenía. Empecé a considerar seriamente la posibilidad de reunirme una última vez con él. Podíamos reunirnos en algún boliche con mucha gente, para mezclarnos con la multitud, y después ir a un hotel. Tendríamos nuestra noche de despedida, como cierre a lo que había sucedido entre nosotros, y yo podría asegurarme de dejarle en claro cara a cara que entre nosotros no había ni iba a haber nada serio. No sintiéndome muy segura de mi decisión, pero sabiendo que tarde o temprano iba a terminar escribiéndole un mensaje, le envié la fecha y lugar en el que nos podíamos ver.

MULTIVERSITY | Selección ArgentinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora