SIN EDITAR
Hace tan solo unas horas habíamos llegado a nuestro hotel en Rio de Janeiro y habíamos aprovechado para tomarnos una hermosa siesta porque el largo viaje nos había dejado extremadamente agotadas. Este era el primer viaje de mi bebé y, por suerte, se había comportado de la mejor manera teniendo en cuenta que tan solo tenía nueve meses de edad. Probablemente, la única razón por la cual me había animado a hacer un viaje así las dos solas era porque había tenido la experiencia de ver a mi hermana menor viajar de muy pequeña sin demasiadas dificultades; era seguro decir que Olivia se había comportado incluso mejor que mi hermanita.
Decidí dejarla dormir un poco más mientras me aseguraba de acomodar las cosas que estaban en mi mochila, como mi computadora para poder acceder a las clases virtuales de la universidad. Abrí mi valija y saqué mi bikini junto con la mayita de flores para Liv. Quizás era un poco tarde pero quería aprovechar al máximo estos días y usar la pileta climatiza del hotel tanto como pudiese.
Llamé a mi mamá para contarle que estábamos bien y decirle que dejase de preocuparse, a pesar de que ya lo había hecho horas antes por mensaje. Ella se encontraba en Estados Unidos pero yo no había podido ir debido a que no habíamos conseguido turnos en la embajada que me permitiesen actualizar mi visa a tiempo. Por esa razón, había terminado cambiando mis pasajes para Brasil; ya veníamos reprogramando esos pasajes desde hace casi dos años y yo no quería tener que esperar un año más para poder usar mi pasaje en un viaje familiar cuando podía llevar a mi bebé a conocer otro lugar.
Nos estábamos quedando por unos días en un hotel cercano a una de las playas más famosas de Rio de Janeiro. Yo no era demasiado fan de las playas, y probablemente no me metería al mar más que para mojarme los pies, pero sí que disfrutaba de pasar un par de horas leyendo en una reposera frente a las olas y me moría de ganas de ver la expresión de Livvy cuando tocase arena por primera vez con sus pies.
Ya con mi bikini azul puesta luché por despertar a mi bebé mientras trataba de no sucumbir a su puchero para que la dejase seguir durmiendo. Mientras la cambiaba decidí que iríamos tan solo un rato y después volveríamos a la habitación para pedir comida al hotel, porque claramente hoy Liv se iba a ir a dormir muy temprano; el viaje la había dejado más agotada de lo que yo pensaba.
Revisé mi celular rápidamente para verificar no haberme perdido demasiado y me dije a mi misma que tan solo me iría media hora; no quería perderme demasiado de la previa para el partido contra Brasil. Me había pasado toda la Copa América dejando de fondo TyC Sports para enterarme de todo y disfrutar al máximo de los partidos, aunque obviamente a veces no podía evitar soltar alguna que otra puteada a los pelotudos de los periodistas.
-Y no me importa lo que digan esos putos periodistas, la puta que los parió –canté en voz baja sonriendo mientras le hacía coquillas a Liv para que no se volviese a dormir-. Hay que alentar a la selección –seguí cantando, riéndome de mi misma; se me había pegado y no paraba de cantar eso cada dos por tres desde que los había escuchado a los jugadores gritarlo al terminar los penales.
Decidí entrar a las cuentas de Twitter de los periodistas que siempre me mantenían al tanto y que tanto me habían ayudado a disfrutar esta Copa América de la manera en que lo estaba haciendo, y también terminé entrando al perfil de Gaston Edul para asegurarme de no perderme de nada demasiado importante.
-Ojalá que si –dije en voz alta al ver que todavía no descartaban al Cuti como una posibilidad, a pesar de no estar del todo recuperado de su lesión-. Deberíamos hacer un ritual satánico –bromeé y Livvy se rio adormilada-. Uf, ¡qué insoportables! Y dale con lo de Guido y Paredes –me quejé poniendo los ojos en blanco al ver el video de un minuto del programa que había subido Edul a su twitter-. Es que no se mete entre los centrales, Guido es más defensivo –los imité irritada-. Es obvio que va a jugar Paredes.
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MULTIVERSITY | Selección Argentina
FanficHayleen tiene marcas en la piel que determinan su destino. Sin embargo, ella está decidida a tener una vida normal sin sus almas gemelas. No solo se trata de personas que Lyn no puede entender cómo terminaron unidas a alguien como ella, sino que ade...