2)1.2.NIEVE

526 34 3
                                    


NO EDITADO


Avancé esforzándome por dar cada paso debido a los esquís atados a mis insoportablemente pesadas y duras botas para esquiar. Me ponía bastante nerviosa cada vez que llegaba el momento de subir a la sillita con esas cosas largas impidiéndome moverme con libertad, pero nos pedían que los tuviésemos puestos y me veía obligada a intentar convencerme a mí misma de que no iba a terminar haciendo el ridículo y que ya había logrado hacerlo otras veces sin caerme.

Ni siquiera era la primera vez que subía a una sillita ese mismo día, ni la primera que me había subido a esta en específico. Me encontraba en la base del cerro después de haber bajado esquiando hacía no mucho tiempo, pero ahora necesitaba volver a subir y la única forma de hacerlo era usando la sillita, a diferencia de mi experiencia en Chapelco con la telecabina.

Me aferré con fuerza a la sillita y sostuve firmemente los bastones temiendo que se cayesen debido a los guantes que me dificultaban agarrar todo con normalidad. Miré el paisaje, viéndome obligada a perderme en mis pensamientos debido a el largo ascenso, pero no logré relajarme del todo. Había ocasiones en la que podía decir que tenía miedo a las alturas y esta sin duda era una de ellas. Me resultaba mas que obvio que el problema en la situación era mi cerebro demasiado lógico que no paraba de preguntarme qué tan seguro, teniendo en cuenta mi conocimiento en Física, era estar sentada en estas sillitas que casi no te agarraban con seguridad y subiendo cada vez mas alto.

El paisaje ayudaba un poco a distraerme, incluso viéndose un poco rosa a través de las antiparras era imponente. Era mi primera vez en Ushuaia y no sabía si volvería a esquiar aquí así que siempre trataba de grabarme en la memoria la imagen que parecía salida de un cuento de hadas. Todavía no estaba ansiosa por bajarme de la sillita esquiando sin caerme, pero adormecida por el silencio tan pacifico que se vivía en ese ascenso empecé a pensar en cosas que generalmente no me permitía.

Miré la nieve debajo de mi y vi a alguien pasar esquiando; no pude evitar preguntarme cómo sería tener a Nahuel a mi lado y bajar esquiando juntos. Sabía que tenerlo a mi lado me haría sentir una seguridad que no sentía bajando sola hasta la base. Habíamos hablado otras veces sobre el tema y sabía que él también prefería los esquís, lo cual muchas veces me hizo preguntarme qué preferirían mis otras almas gemelas; muchas veces se me venían ese tipo de cosas a la cabeza, pero no tardaba en enterrarlo con las demás cosas que eran demasiado peligrosas como para pensar en ellas.

Había pasado mucho tiempo desde que había cortado todo entre nosotros y sin duda habían pasado muchas cosas que parecían resaltar incluso mas la distancia entre nosotros. Era evidente que la vida de Nahuel, y de mis demás almas gemelas, había cambiado debido a la obtención de la Copa América y lo que eso significaba para todos ellos. Sabía que había hecho bien en cortar las cosas cuando lo había hecho, pero incluso sabiéndolo el dolor en mi corazón no desaparecía al verlo jugar con la camiseta celeste y blanca; eran los únicos momentos en los que me permitía tener algún contacto con él o cualquiera de ellos. No sabía si había intentado contactarme, pero no podía permitirme caer en la tentación de confirmarlo cuando sabía que eso podía hacerme caer en el ciclo del que apenas había escapado.

Lo extrañaba cada segundo de cada día, pero rara vez me permitía pensar detenidamente en ellos. Era un vacío constante dentro de mí que hacía que los días solo fuesen una masa de horas sin sentido. Extrañaba nuestras conversaciones, los momentos difíciles en los que nos acompañábamos, dormir con él y su tacto; incluso extrañaba el sonido de su respiración, lo cual era extremadamente ridículo. Me costaba concentrarme en mis momentos de estudio porque siempre inevitablemente terminaba pensando en que él no estaba acompañándome del otro lado de la pantalla haciendo sus cosas; tenía que recursar dos materias el próximo cuatrimestre y me resultaba difícil aceptar que él tenía que ver con eso, pero me lamentablemente así era. Ya había pasado por esto otras veces, pero no se hacía más fácil con el paso del tiempo ni parecía que un futuro cercano sin el dolor de nuestro vinculo incompleto castigándome fuese posible.

MULTIVERSITY | Selección ArgentinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora