PRÓLOGO

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SIN EDITAR 

Siempre he soñado con grandes romances, lo cual probablemente se relacionase con la gran cantidad de libros que leo por año y los increíbles romances que muchos de ellos contienen. Sin embargo, mi parte realista siempre me ha recordado que eso sólo pasa en las novelas y que es muy difícil encontrar a tu alma gemela o alguien lo suficientemente compatible para reemplazar a esa persona destinada. El divorcio de mis padres cuando tenía cuatro años y lo traumático que fue para mí verlos pelear solo me recuerda constantemente cómo la mayoría de las veces no hay finales felices para las parejas que no son almas gemelas; mucho habla de eso lo feliz y aliviada que me sentí cuando finalmente se divorciaron y cómo nunca extrañé ver a mis padres juntos. Quizás mi experiencia con mis padres hizo que deseara incluso más intensamente encontrar a la persona correcta para mí.

Sólo un pequeño porcentaje de la población se veían agraciados con la presencia de algo que los conectase con sus almas gemelas. Los científicos aún no tenían claro si las personas que no obtenían alguna identificación también tenían almas gemelas aunque no tuviesen formas de reconocerlas o si simplemente no tenían a su otra mitad en algún lugar del mundo. Para mi era desgarrador pensar en eso cuando era más joven; temía ser una de las que jamás podría encontrar a su pareja perfecta. Mi teoría siempre había sido que no era que esas personas no tuviesen alguien para ellos si no que ese alguien ya no existía; quizás aún no había nacido o, al contrario, ya estaba muerto...La vida podía ser así de cruel e injusta.

Lo que estaba claro era que esas personas con marcas estaban destinadas a grandes cosas, por alguna razón, y se veían enormemente beneficiadas por tener un alma gemela; no sólo se hacían felices mutuamente sino que también se volvían más fuertes juntos. Esto era algo que aún confundía a los científicos; sabían que las parejas de almas gemelas eran totalmente compatibles, a un nivel que incluso parecería irreal, pero no podían entender cómo el estar con tu alma gemela te mejoraba físicamente.

Sin embargo, no todas las parejas de almas gemelas eran iguales. Parecían haber varias formas de identificar a las almas gemelas y dependiendo de la clasificación en la que entrasen, los científicos habían determinado que eso decidía la fuerza del vínculo entre ellos y cómo los afectaría, y la importancia que esto tendría en el futuro para los demás.

Por un lado, estaban los que podían sentir el dolor físico de su alma gemela, lo cual demostraba la existencia de una conexión mental o psíquica entre las parejas. Luego estaban los que podían comunicarse mediante mensajes en la piel porque cada cosa que se escribían sería vista por la otra persona, y claramente evidenciaba una conexión física. Por otro lado, estaban los que tenían marcas en la piel y que habían probado ser los de conexiones más fuertes, a pesar de no tener un vínculo tan llamativo y constante.

Dentro de este último tipo de almas gemelas, también existían distintos tipos. En primer lugar, estaban los que tenían marcas sobre su cuerpo que representarían a la persona destinada. Además estaban los que compartían una marca idéntica en la misma parte del cuerpo o los que tenían escritas en la piel con la letra del otro la primera frase que se dirían. Por último, el vínculo más poderoso de todos, se veía representado por una marca con el nombre del alma gemela y escrito con su letra.

Las personas que tenían la suerte de tener el nombre grabado en su piel estaban destinados a grandes cosas. Sin embargo, había algo que lo hacía distinto a los demás tipos de almas gemelas: no era una marca mutua. Solo una de las personas emparejadas tenía el nombre escrito en su piel, mientras que los demás se verían a sí mismos como alguien sin pareja debido a la ausencia de evidencia en su piel. Algunos científicos tenían la teoría de que las personas vinculadas a las marcadas con nombres, solían ser del tipo dominante o posesivo. Sea como sea que fuese, la realidad era que este tipo de parejas eran prácticamente inexistentes y, a veces, nacía un par cada varios años.

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