MI TERCERA NOCHE DE BODAS

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—¿No podemos bajar por las escaleras?— Preguntó Makoto asustada cuando Andrew empujó su silla de ruedas dentro del elevador— Te aseguro que si puedo bajarlas.

—No es recomendable cuando hace apenas una semana tuviste una amenaza de aborto—Le respondió Andrew mientras la puerta se cerraba tras ellos

—En el Milenio de Plata no había elevadores y había mujeres embarazadas que vivían en casas de dos pisos y debían subir y bajar escaleras.

—Una pena por ellas—Le respondió Andrew— pero ve el lado positivo. Es casi seguro que también te firmen el alta después del ultrasonido.

Los segundos de espera para llegar a la planta baja a Makoto le parecieron eternos, así que sé sintió aliviada cuando la puerta se abrió y salieron del elevador.

—Mako

—¿Dime?

—¿Puedo entrar contigo a la consulta?

Makoto se sonrojó cuando escuchó su pregunta. No era la primera vez que estaba con la ginecóloga, pues tan pronto como escapó de Neflyte, Rei la había llevado a que empezaran a hacerle controles prenatales; así que sabía que al momento de hacerle el ultrasonido le levantarían el vestido y que no sólo su vientre quedaría expuesto , sino también sus piernas y su sexo, y no quería que Andrew la viera desnuda.

—Andrew, tendré que levantarme el vestido para que me hagan el ultrasonido— Dijo avergonzada— No quiero que me veas desnuda

Andrew quiso aguantar las ganas de reír, sin embargo le fue imposible contenerse. Makoto quiso cuestionarle que era lo gracioso, pero entonces cayó en cuenta que si había sospechas de que Andrew fuera el padre de su hija era porque seguramente ya debía haber visto su desnudez aunque no lo recordara, y de sólo pensarlo se sonrojó y agachó la mirada.

Andrew, al percatarse de la incomodidad de Makoto, se esforzó por dejar de reír, y cuando pudo controlarse, dio unos pasos para quedar frente a ella.

—Perdón. No quise incomodarte

Era la segunda vez que Andrew le pedía perdón por algo, y sin embargo, a Makoto no dejaba de sorprenderle.

—A veces olvido que no recuerdas nada desde el día antes de la despedida de soltera.

—No te preocupes—Respondió Makoto aún con la mirada agachada

— Mako, si me pongo detrás de la cabecera de la camilla no te veré ni un centímetro de las partes de tu cuerpo que no quieres que vea.

Makoto estaba dispuesta a darle un rotundo "No", sin embargo, de pronto él se acuchilló frente a ella, y su sentido del olfato se vio embriagado por un atrayente aroma a bosque que le parecía familiar, y entrecerró sus ojos queriendo buscar en las penumbras de su memoria algún recuerdo.

—No te voy a imponer mi presencia —Dijo Andrew— Pero recuerda que soy médico, y podría cuidar mejor de macetita y de ti si veo el ultrasonido y escucho lo que tiene que decir la ginecóloga.

Las palabras de Andrew conmovieron a Makoto, sin embargo, no quería que ni por accidente mirara su desnudez ni tampoco su abultado vientre.

—Te agradecería que mejor no

—Lo entiendo— Comentó Andrew

Cuando Makoto entró a la consulta, Andrew se sentó en uno de los sofás de la sala de espera a esperar a que ella saliera; sin embargo, a los pocos minutos, escuchó que lo llamaban.

—¿Doctor Furuhata?

Al levantar la vista y mirar que quien lo llamaba era la enfermera de la ginecóloga, se puso de pie.

RECUERDOS ROBADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora