LUNA DE HIEL

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RECUERDOS ROBADOS

CAPÍTULO 8

LUNA DE HIEL

En la extinta civilización de Júpiter, era común que muchos jovianos quisieran celebrar sus votos matrimoniales durante el día de Ostara, pues contaba la leyenda que traería buena suerte y prosperidad para el nuevo matrimonio, y lo más importante, tener asegurada la bendición de Zeus; sin embargo, para tristeza de la reencarnación de la Princesa de Júpiter, en su matrimonio no había obtenido la bendición de Zeus, el dios principal de los jovianos.

"Por favor, Persefone, señora de la primavera,intercede ante nuestro padre Zeus para que bendiga mi matrimonio" Pidió en silencio a una de las deidades menores veneradas en Jupiter.

De pronto, sintió la áspera mano de Neflyte acariciando su mejilla, lo que la sacó de sus pensamientos para de nuevo perderse en los ojos color chocolate de su amado.

—Tranquila, preciosa— Susurró él como si adivinara sus pensamientos— Recuerda que esto no es la Era del Milenio de Plata. Es normal que todo funcione diferente.

—¿No estás molesto conmigo? — Cuestionó la senshi.

—Por supuesto que no— Respondió tiernamente él— Te amo en esta y en todas nuestras reencarnaciones pasadas y futuras.

Las mejillas de la senshi se tiñeron de rosa ante el galante comentario de su amado, y en menos de lo que dura un parpadeo, Neflyte la atrajo hacia él sujetándola de la cintura con un brazo, para aparecer en una amplia habitación que le recordaba mucho a sus aposentos en Júpiter, aunque en esta ocasión, el escenario tenía una atmósfera romántica, pues gracias a la luz de las velas que iluminaban la habitación y la del astro lunar que se filtraba por la ventana, miró los pétalos de rosa cubriendo la amplia cama, arreglos de rosas decorando la habitación, y sobre una mesa redonda, una botella de licor, dos copas y exquisitos platillos de la gastronomía tradicional de Júpiter.

—Esto... esto es tan maravilloso— Susurró la senshi con mirada soñadora.

—Nada que mi mujer no merezca— Respondió Neflyte mientras abría la botella de licor para llenar dos copas del burbujeante vino y después entregarle una a la senshi.

—¡Por nuestro matrimonio! —Exclamó la senshi del trueno.

—¡Por nuestro futuro juntos!—Dijo Neflyte.

—¡Es exquisito! — Exclamó la senshi

—De la cosecha de los Sanjoi— Comentó Neflyte.

La senshi miró desconcertada a su amado, pues no entendía de que le estaba hablando, pero entonces él soltó una sonora carcajada.

—A veces se me olvida que no recuerdas nada de esta vida, hermosa—Dijo Neflyte mientras le acomodaba un mechón tras la oreja— En esta vida tuve el privilegio de nacer en una familia acaudalada. Dinero no es algo que en esta reencarnación me faltara, pues los Sanjoi han sido los dueños de uno de los negocios vinicolas más importantes de este país en esta Era.

La senshi se quedó sorprendida ante las palabras de Neflyte, y en efecto, el lujo en aquellos aposentos confirmaba lo certero de sus palabras.

—De mi familia en esta Era lo único que me contaron mis amigas fue que papá era piloto y que mis padres murieron al caer de una maquina voladora que... ¿Cómo es que se llaman?

—Aviones— Respondió Neflyte riendo ante la pregunta de la Sailor.

La senshi sintió ruborizarse al pensar en lo ignorante que debía lucir frente a Neflyte.

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