MACETITA

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Tres meses antes...

Cuando aquel mes su período no llegó, Makoto quiso autoconvencerse de que era un retraso producto de haber tomado la píldora del siguiente día o quizá del miedo que tenía de quedar embarazada después de haberse visto obligada a estar en el lecho de Neflyte; sin embargo, a las dos semanas de retraso ya sentía que la duda la estaba matando, por lo que un día cualquiera en que Andrew se fue al hospital, ella fue a conseguir una prueba casera, y en la soledad del baño se hizo el test.

Los diez minutos de espera para confirmar el resultado le parecieron eternos, pero cuando llegó el momento estaba temblando ante la incertidumbre; sin embargo, se armó de valor, tomó la prueba que había dejado bajo el lavabo, y sintió el mundo derrumbarse a sus pies cuando miró la franja color rosa indicando un resultado positivo.

Si bien ser madre era uno de los sueños de Makoto y hasta un mes le había hecho ilusión que aquel accidente en el lecho con su amado diera frutos, su opinión había cambiado radicalmente cuando a los tres días había estado en el lecho de Neflyte, pues no quería hijos que no fueran de Andrew, mucho menos de un hombre que había llegado a aborrecer.

De pronto se le pasó por la mente la idea de interrumpir aquel embarazo. Sabía que sí recurría a Ami tendría tanto ayuda profesional como el apoyo y la contención de su amiga; pero entonces al pensar que el ser en sus entrañas podría ser de Andrew, un montón de preguntas comenzaron a cruzar por su mente: Si interrumpía su embarazo a escondidas de Andrew. ¿Cómo podría vivir con la culpa de hacerlo a escondidas de él y con la duda de que quizá era fruto del amor entre ella y su amado?

Por otro lado, pensar en la idea de tenerlo y que resultara hijo de Neflyte le parecía aterrador, pues se imaginaba imposibilitada para amar al fruto del miedo, la rabia y el asco que había sentido al procrearlo; y tenerlo para dejarlo en un orfanato tampoco le convencía, pues ella, que había quedado en la orfandad desde su tierna infancia sabía lo duro que era crecer sin el amor de unos padres y sintiéndose un lastre en hogares temporales.

De pronto, Makoto rompió a llorar desconsolada ante el panorama aterrador que se cernía en su vida en ese momento que se suponía debía ser una etapa de felicidad, pues faltaban sólo dos semanas para su boda.

—¡SEÑOR SANJOI!

Tras los gritos de su mayordomo y la brusca sacudida de hombros que le dio, Neflyte despertó de aquella que por desgracia no era una simple pesadilla, sino uno de los recuerdos de Makoto que habían sido transferidos a su mente.

—¿Cómo se siente, señor Sanjoi?— Preguntó el mayordomo.

—Está todo bien. Ahora déjame solo.

El mayordomo, obedeciendo a su orden se retiró dejándolo en soledad, sin embargo, no estuvo mucho tiempo a solas, pues pronto escuchó la siniestra voz femenina que ya conocía dentro de la habitación .

—¡No que la Princesa de Júpiter sería tuya!— Exclamó burlona la voz

—¿Por qué demonios tienes que enviar a mi mente recuerdos que pertenecen a su memoria y no a la mía?— Reclamó Neflyte

—¡Oh no, General! ¡No me puede acusar de haberle engañado porque siempre le hablé con la verdad!— Se defendió la voz— Usted quería que la reencarnación de la Princesa de Júpiter lo amara como lo amó alguna vez en el Milenio de Plata, y fue a usted al que se le ocurrió que robando sus recuerdos de esta Era y muchos de su vida pasada donde usted se comportó como un patán, ella lo volvería a amar.

—¡Pero no te pedí que sus recuerdos los transfirieras a mi mente!

—Usted fue quien dijo que no importaba el precio—Le respondió la voz— Y más le vale cumplir con su parte del trato.

RECUERDOS ROBADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora