Cuando Heizou abrió la puerta de su casa, se preparó para encontrarse con los ceños fruncidos de sus padres y ser recibido por un bombardeo de gritos. Era sábado por la mañana y ni su padre ni su madre tenían que trabajar a esa hora ese día.
—Ya he llegado —anunció, sintiendo el corazón acelerado. Rezaba a Los Siete que no fueran demasiado duros con él.
Su madre fue la primera en recibirlo. Brazos cruzados sobre el pecho, hombros tensos, labios apretados y el ceño profundamente fruncido. Heizou ya podía intuir la que se le venía encima en breves.
—¿Cuál es tu excusa? —le gritó la mujer—. ¿Te parece bien no avisar que ibas a pasar la noche fuera, eh?
Su padre apareció también en la escena. Heizou tragó saliva.
—Que sepas que estás castigado, Shikanoin Heizou —espetó el hombre, con un tono que no dejaba hueco a la réplica—. Un mes sin salir.
—¿Un mes? —lloriqueó Heizou, incrédulo—. Venga, papá...
—Un mes —insistió su padre—. Así a la próxima te lo piensas mejor antes de querer ser tan independiente. ¿Dónde has pasado la noche?
—Y sin avisarnos ni nada —comentó su madre, mirándolo con dureza.
—Eh... Acompañé a Kazu al hostal —admitió—. Y como era tarde me quedé a dormir allí. —Esa era la verdad. Había maquillado ciertos detalles, pero era la verdad.
—Estás atontado con el chico ese —suspiró el hombre, poniendo los ojos en blanco.
La riña continuó un poco más. Los gritos de sus padres le caían a Heizou sobre los hombros y cada vez se sentía más hundido y pequeño delante de ellos. Deseaba que terminaran ya de una vez, así podría darse esa ducha que tantas ganas tenía de darse y encerrarse en su cuarto, ajeno a todo lo demás que ocurriera en la casa.
Sin embargo, comprendía que no había hecho las cosas bien. Podría haber avisado, mandando un mensaje o llamando por teléfono. Ahora se arrepentía de no haberlo hecho. Eso quizá le habría ahorrado parte del sermón y quizá hasta habría reducido su castigo.
Llegó un punto en el que ni siquiera prestaba atención a las palabras que le gritaban. Las voces de sus padres se habían convertido en un ruido de fondo y solo volvió a ser consciente de lo que le decían cuando su madre le ordenó que se diera una ducha. No era ninguna orden en realidad, pues Heizou, con mucho gusto, quería darse una.
* * *
Días después, de nuevo en el instituto, Heizou y Kazuha se encontraron donde siempre, en las taquillas. Sin embargo, era ya la hora de regresar a casa. El peliblanco tuvo una cita con el médico por la mañana así que no pudieron verse en los casilleros hasta por la tarde. Cuando Heizou llegó, Kazuha estaba hablando con Gorou, quien tenía entre sus manos una bolsa rectangular.
—Cómo odio a Miko —gruñó el castaño, frustrado.
—Yo también —coincidió Heizou nada más escucharlo, estando ya lo suficientemente cerca. Luego señaló la bolsa de Gorou—. ¿Qué llevas ahí?
Las mejillas del castaño a punto estuvieron de ponerse rojas.
—¡Nada, nada! —exclamó—. Bueno, Kazuha, ya nos vemos. —De la nada Gorou parecía tener prisa.
—Uhm... Chao, Gorou —musitó el peliblanco, viendo cómo su amigo prácticamente huía de allí.
Cuando Gorou ya se hubo alejado, Heizou volvió a preguntar lo mismo, esta vez a su novio:
—¿Qué lleva en la bolsa?
—Nada.
Las cejas arqueadas y la media sonrisa en los labios de Heizou le dejaron claro a Kazuha que abandonara sus intentos de mentirle porque no lo lograría. El peliblanco suspiró antes de contarle la verdad:
—Miko ha vuelto a hacerle el lío.
—¿De qué forma esta vez?
—Lo ha obligado a vestirse de mujer para la Feria del Libro. Quiere que se vista de Hina y Gorou no ha sido capaz de hacerse respetar y negarse a ello.
—Y lo que lleva en la bolsa es el disfraz de Hina, ¿no? —averiguó Heizou.
—Así es.
—Pobrecito —rio el de ojos verdes—. Por cierto, ¿todo bien en el médico?
—Todo en orden —sonrió Kazuha. No esperaba que le preguntara por eso, pero lo hizo sentirse bien saber que le interesaba.
—Me alegro. Yo, por el contrario, tengo malas noticias.—Abrió por fin su taquilla, tirando como siempre hacia la derecha—. Mis padres me han castigado sin salir.
—Oh... ¿Cuánto tiempo? —Esperaba que no fuera mucho.
—Todo un mes. ¡Ole! —exclamó Heizou con sarcasmo.
—¿Un mes? —repitió Kazuha, casi atragantándose con las palabras.
—Pero yo ya he pensando en cómo podemos vernos incluso si estoy castigado sin salir —sonrió el mayor.
—¿Y bien?
—Vente a mi casa —dijo resuelto Heizou—. No han dicho nada de que no pueda traerte a casa. Y yo no estaría saliendo a ningún lado. Todo bien, ¿o no?
Kazuha frunció los labios.
—¿No se enfadarán tus padres?
—Tal vez. Yo también me enfadaría si mi hijo fuera tan astuto como yo. Pero hoy los dos tienen que trabajar por la tarde y tengo casa sola hasta las nueve, así que puedes venir sin problema.
—En ese caso, allí estaré —sonrió—. ¿A qué hora puedo pasarme?
—A partir de las cinco.
Kazuha asintió y al momento sintió el brazo de Heizou rodeándole la cintura y acercándolo a él. Luego los labios finos del mayor le dieron un beso en la mejilla.
—Como tenga que estar un mes entero sin poder verte fuera del instituto creo que me vuelvo loco —murmuró contra su cara antes de besarlo de nuevo.
—No soy partidario de ignorar lo que los padres digan, pero me escaparé a verte siempre que pueda para que eso no pase —susurró Kazuha con una sonrisa.
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Serendipia [Heikazu] (High School AU)
Fanfic«Yo solo quería abrir esa taquilla roñosa y me acabé enamorando de ti.» 〔:🍓:〕༄˚⁎⁺˳✧༚ . . . . . . . . . . . . . . ༄ Siglo XXI / High School AU ༄ High School AU por Banellow. Fanfic IV Nota: el AU es invención mía, pero los personajes son de Genshin...