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El Alfa echó un un vistazo a su alrededor, satisfecho con el resultado

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El Alfa echó un un vistazo a su alrededor, satisfecho con el resultado. La sala de reuniones destilaba un aire profesional.

Los contratos estaban situados con suma precision. Un ambiente formal, aunque amistoso.... tal como queria que fuese el talante de su matrimonio. 

Decidio ignorar el nudo que se fomaba en en estómago cada vez que pensaba en volver a ver a Park JiMin. Se pregunto como habria madurado. Las anecdotas que le habia contado su hermano describían a alguien impulsivo e imprudente. Al principio penso en rechazar la sugerencia de Taehyung; Jimin no encajaba en la imagen que él necesitaba. Los recuerdos de un niño de espíritu libre con sus cabellos castaños lo atormentaban con insistencia. Sin embargo, sabia que era la propietario de una respetable libreria. Aún pensaba en el como en el compañero de juegos de TaeHyung, aunque llevara años sin verlo.

Pero se le acababa el tiempo. 

Compartían vivencias de un pasado lejano y tenia el pesentimiento de que JiMin era de fiar. Tal vez no encajara en su imagen de esposo perfecto, pero necesitaba el dinero. Deprisa. TaeHyung no le habia contado el motivo, pero si le habia asegurado que Jimin estaba desesperado. Que necesitara el dinero le resultaba comodo, porque dejaba las cosas muy claras. Sin ambiguedades. Sin sueños de establecer una relacion intima entre ellos. Una transacción de negocios formal entre viejos amigos. Algo soportable para él. 

Hizo ademán de pulsar el botón del interfono para hablar con su secretaria, pero la pesada puerta se abrió en ese preciso momento antes de cerrarse con un golpe seco. 

Se volvio hacia la puerta. 

Unos hermosos ojazos azules se clavaron en su cara sin titubear y con una expresión clara que le indico que ese hombre seria incapaz de ganar una partida de poquer: poseía una sinceridad brutal. Aunque reconocía esos ojos, la edad habia cambiado el color a una inquietante mezcla de aguamarina y zafiro. Sus ojos contrastaban muchísimo con el castaño chocolate de su pelo. Las mejillas pomposas y labios voluminosos. Cuando eran pequeños solia hacerle la tonta pregunta de si le habia picado una abeja y despues se echaba a reir. Aunque al final la broma se habia vuelto contra él. Esos labios eran el sueño erotico de cualquier persona... y sin necesidad de implicar las abejas. Mas bien a la miel. A ser posible, miel calida y suculenta sobre esos labios carnosos que podria lamer despacio...

Joder –pensó  

Dejo de lado sus pensamientos y Termino su inspeccion. Recordó haberlo torturado cuando lo encontró masturbandose. Como se desarrollo pronto, Jimin se sintio muy avergonzado cuando él lo descubrio, de modo que utilizo esa información para hacerle daño. En ese momento, ya no le hacia gracia. Sus caderas voluminosas como sus labios. Era alto tanto como él. Su apabullante Cuerpo envuelto en un traje negro que resaltaba sus gruesos muslos. Simplemente precioso. Jimin solo se quedó quieto en la puerta, como si estuviera permitiendo que lo admirase antes de decidirse a hablar. 

𝐂𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐭𝐨 𝐌𝐚𝐭𝐫𝐢𝐦𝐨𝐧𝐢𝐚𝐥 | 𝐘𝐨𝐨𝐧𝐌𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora