𝘾𝙤𝙣𝙩𝙧𝙖𝙘𝙩 | 𝙔𝙤𝙤𝙣𝙢𝙞𝙣

「041 」

JiMin acompañó a su perro temporal hasta la habitación trasera, que ya había cubierto con sábanas viejas que había traído de su apartamento. Le dejó un comedero lleno y cuenco con agua, tras lo cual se despidió de él besándolo en la cabeza. Se le rompía el corazón cada vez que lo miraba y veía que no meneaba la cola. Jamás lo movía. Había algo en ese perro que lo conmovía mucho, pero se contentaba con haberle proporcionado un poco más de tiempo para encontrarle un hogar donde lo quisieran.

Era el momento de satisfacer a su esposo.

Sirvió una copa de vino y subió la escalera, desde donde escuchó el agua de la ducha correr. La emoción le provocó un delicioso nudo en la entrañas. Sintió el lubricante salir así sin más, con la idea de hacer el amor con YoonGi. Se le endurecieron los pezones al abrir la puerta de baño y descubrir una nube de vapor. Después de dejar la copa en el lavabo, comenzó a desnudarse.

–Cariño, tienes el vino en el lavabo.

–Gracias – replicó él, aunque su voz sonaba amortiguada. 

El omega apartó la cortina y se metió con él en el enorme plato de ducha con una sonrisa.

–De nada.

El asombro que sintió YoonGi fue tal que parecía que alguien le había dado un martillazo en la cabeza.

JiMin aprovechó la oportunidad para pasarle las manos por el cuello y se pegó a su cuerpo, enloqueciendo al sentir el roce húmedo de esos duros músculos y sus erecciones. Al parecer, era insaciable en lo que a él se refería.

Aunque nunca se habían duchado juntos, dado que aún no habían alcanzado ese nivel de intimidad, YoonGi se adaptó a las circunstancias sin protestar.

Y con gran rapidez.

Apenas dos segundos después tenía una palpitante erección. Gimió mientras lo estrechaba con fuerza e inclinaba la cabeza para capturar sus labios, saboreandolos y reclamandolos, provocándole una oleada de placer.

Lo besó con poca delicadeza y mucha pasión, mientras él clavaba sus cortas uñas en su piel desnuda y se frotaba contra su cuerpo enjabonado. Entre tanto, el agua caía sobre ellos como si fuera una cascada, mojandole el pelo y aplastándoselo a ambos lados de la cara. Le devolvió el beso con frenesí, acariciándole la lengua, tras lo cual se apartó y se arrodilló frente a él.

–JiMin...

–Cállate –le dijo él justo antes de abrir la boca y chuparsela.

El agua le caía en la cabeza y en la espalda mientras se la acariciaba con la lengua, encantado por su sabor, con su textura y con las palabras malsonantes que él mascullaba y dejaban bien claro hasta qué punto le gustaba lo que le estaba haciendo.

En un momento dado, el alfa lo instó a levantarse y lo alzo en los brazos al tiempo que separaba las piernas para guardar el equilibrio. Se demoró un instante para mirarlo a los ojos y después lo penetró hasta el fondo.

JiMin jadeo. Su cuerpo lo acogió con alegría, cerrándose en torno a él. El deseo lo abrasó cuando YoonGi lo aferró por las caderas y comenzó a moverlo arriba y abajo. El placer Le arrancó un gemido y a medida que el ritmo de los movimientos aumentaba, le mordió el hombro, echó la cabeza hacia atrás y gritó al llegar al orgasmo.

YoonGi lo siguió poco después, si bien él estaba ya desplomado contra su torso tembloroso, besándolo una y otra vez, totalmente saciado. El alfa lo estrecho un buen rato bajo el agua y, cuando JiMin levantó por fin la cabeza, le echó el pelo hacia atrás.

–El perro puede quedarse una semana.

JiMin se echó a reir y trazó el contorno de su cara con los dedos, encantado al verlo tan relajado y bromeando con él. Adoraba todas las facetas de ese hombre tan obstinado que era su compañero de negocios, su marido y mucho más.

–No he hecho esto por el perro. Ha sido por motivos totalmente egoístas.

–El omega de mis sueños.

–Ahí esta el vino y la cena esta preparada.

El Alfa guardó silencio y se limitó a contemplarlo. Por increíble que pareciera, JiMin sintió que se le aceleraba el pulso y que se le endurecian los pezones al igual que el miembro. Un tanto avergonzado, hizo ademán de marcharse, pero él lo detuvo con una sonrisa pícara mientras recorría su espalda con un dedo que acabo penetrandolo.

Jadeo por la sorpresa mientras YoonGi le acariciaba el miembro. Se agarró de sus hombros y negó con la cabeza, reacio a someterse al poder que tenía sobre él.

–No puedo...

–Si que puedes. Otra vez, JiMin.

Lo penetró con el dedo, sin alejar una mano de su miembro, el arqueó las caderas en su afán por sentirlo aún más. En cuanto lo tuvo dura, el alfa le separó los muslos y lo penetró de nuevo. JiMin le hizo el amor con un abandono salvaje desconocido para él hasta ese momento.

Al cabo de un rato, una vez saciados y aún estremeciendose por los rescoldos del placer, YoonGi lo estrechó con fuerza, y cerró el grifo y lo secó con suavidad. Sus caricias fueron delicadas y no dejó de mirarlo con los párpados entornados, como si quisiera esconder lo que sentía por él. JiMin le permitió que guardará sus secretos, dispuesto a recibir con gran avaricia, con una desesperación que lo asombraba, lo que estuviera dispuesto a darle. Pero YoonGi no tenía por qué saberlo.

No tenía por qué vislumbrar siquiera lo profundo que eran sus sentimientos hacia él, ni tampoco tenía por qué descubrir el secreto que siempre había sospechado y que acababa de reconocer en ese momento.

Lo amaba.

Con toda el alma. Lo quería por completo, lo bueno y lo malo, quería a su amigo, a su amante, a su compañero y a su rival. Deseaba pasar el resto de la vida a su lado y entregarse por completo, aunque sabía que él no correspondía sus sentimientos. Enterró su descubrimiento en un lugar secreto de su corazón y después comprendió que aceptaría lo que él quisiera darle, aunque jamás fuera suficiente.

Lo beso, sonrió y se esforzó por mantener alejada la tristeza de su cara.

–¿Listo para cenar?

YoonGi lo miró con cierto asombro, casi como si supiera que le estaba ocultando algo importante, pero acabó devolviendole la sonrisa.

–Sí.

YoonGi lo tomó de las manos y salieron juntos del cuarto del baño.