「031 」

6.7K 756 19
                                        

JiMin cerró los ojos y luchó contra una desesperación agotadora

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

JiMin cerró los ojos y luchó contra una desesperación agotadora.

Estaba sentado en su destartalado Escarabajo amarillo, con las ventanillas subidas y Prince sonando en la radio. El aparcamiento del banco se vacío a medida que los cinco minutos se convertían en una hora y seguían avanzando. Clavó la mirada al otro lado del parabrisas e intentó reprimir el amargo regusto que le dejaba en la boca el fracaso y la decepción que le carcomía el estómago.

Nada de préstamo.

Otra vez.

Si, Forever Young tenia muy buenas perspectivas y por fin estaba consiguiendo beneficios. Pero al banco no le hacia mucha ilusión invertir más dinero en su negocio cuando acababa de pagar sus deudas y no contaba con un aval de ahorros que lo respaldaran. Pensó en su episodio preferido de Sexo en Nueva York y se preguntó cuantos pares de zapatos tenía tantos.

Por supuesto, su míster big en realidad era su esposo y le concederian el prestamo con un pequeño cambio en la solicitud. Se preguntó si estaría siendo tonto y demasiado orgulloso al no utilizar El contacto, y estuvo a punto de salir del coche.

A puntísimo.

Solto un suspiro triste. Un trato era un trato, y él ya había recibido el dinero. Acababa de regresar a la casilla de salida. Estaba atado durante un año a un hombre al que ni siquiera le caía bien... pero que de vez en cuando quería acostarse con él hasta que se le aclararán las ideas.

Y él estaba tieso.

Sí, claro, le había tocado la lotería.

Soltó una maldición, arrancó el motor y metió la carta de denegación en la guantera. La idea inicial no había cambiado. No usaría el dinero de YoonGi para medrar en su vida profesional cuando su relacion era temporal. Debía conseguir ese préstamo por sí solo. Si utilizaba a YoonGi, la cafetería no le pertenecería en realidad. No.

Esperaría otro año, acumularía más beneficios y lo volvería a intentar. Tampoco tenía que suicidarse o deprimirse por un pequeño contratiempo.

El sentimiento de culpa le comía las entrañas. Las mentiras ya sumaban una verdadera montaña. Primero les había mentido a sus padres. Y después a YoonGi. ¿Como le iba a explicar que no iba a expandir el negocio cuando ya había firmado el cheque? Y sus padres creían que nadaban en abundancia. Le preguntarían a YoonGi cuando iba a empezar con el proyecto para Forever Young. Al fin y al cabo, ¿por qué no iba a ayudar a su esposo con el negocio?

El complicado castillo de naipes se tambaleaba y amenazaba con desplomarse.

Volvió a casa envuelto en una nube de pesar y aparco junto al coche de YoonGi.

Ojalá hubiera preparado la cena, pensó. Sin embargo, después se dio cuenta de que sólo podría comerse una ensalada, porque se había saltado la dieta en el almuerzo con una deliciosa y grasienta hamburguesa doble y un paquete grande de papas fritas.

𝐂𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐭𝐨 𝐌𝐚𝐭𝐫𝐢𝐦𝐨𝐧𝐢𝐚𝐥 | 𝐘𝐨𝐨𝐧𝐌𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora