「036 」

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JiMin enterró la cara en la almohada cuando la realidad de su situación se le echó encima

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JiMin enterró la cara en la almohada cuando la realidad de su situación se le echó encima.

Se había acostado con su esposo.

No una vez. Ni dos. Sino más de tres veces. Demasiadas para poder calificarlo de locura o error. Y había sido demasiado intenso como para poder considerarlo algo de una noche.

Por Dios, ya no podria quitarle las manos encima.

Gimió y se obligó a analizar la situación con cierta ecuanimidad. Sin embargo, le costaba hacerlo cuando le dolían los muslos y El ambiente olía a sexo. Aún podía saborearlo en la boca, aún sentía las huellas de sus manos en el cuerpo. ¿Cómo iba a seguir adelante y fingir que esa noche no importaba?

No podía. Por lo tanto, necesito otro plan.

¿Por qué no dejar las cosas como estaban?

Suspiro e intentó analizar sus emociones con la frialdad con la que un cirujano realiza la primera incisión. Si, el contrato establecía con claridad que entre ellos no habría sexo, pero eso era para evitar que cualquiera de ellos de buscará a otra pareja. ¿Y si continuaban haciéndolo? ¿Podria soportarlo?.

Se deseaban. Por fin creía que YoonGi lo deseaba de verdad. Su cuerpo le había dejado bien claro lo que ella había creído imposible. Lo que había pasado entre ellos trascendia el sexo, había sido una extraña comunión de amistad, respeto y deseo. Y de...

Levantó la barrera para no dejar pasar ese aterrador pensamiento y siguió con sus elucubraciones.

De acuerdo, ¿que pasaría si continuaban acostandose hasta que el año llegara a su fin? Mantendrían la amistad y pondrían fin a esa espantosa tensión sexual al tiempo que disfrutaban el uno del otro durante esos meses. Si, los sentimientos cada vez más fuertes que albergaba hacia él lo aterraban. Sí, podría romperle el corazón cuando lo dejara. Pero lo conocía, sabía que estaba demasiado obsesionado con su asquerosa infancia, hasta el punto de que ningún omega podría ganarse su confianza.

No tenía falsas expectativas.

Se moría por correr ese riesgo. Lo quería en su cama, quería disfrutar al máximo durante ese breve periodo de tiempo y al menos contar con los recuerdos. Estaba a salvo porque no se hacía ilusiones.

El estómago le dio un vuelco con ese último pensamiento, pero se desentendió de la reacción.

En ese instante la puerta se abrió.

YoonGi titubeó, con una taza de café en la mano.

JiMin sintió un leve rubor en las mejillas cuando él lo miró fijamente, de modo que metió la pierna desnuda bajo las sabanas y se puso de costado.

–Hola

–Hola –repitió el omega. Se hizo un incómodo silencio, típico de las experiencias del día después. Señaló la taza con una mano–¿Para mí?

–Ah, sí.

El alfa se acerco a la cama y se sentó en El borde. El colchón se hundió mientras le daba la taza y lo observaba oler la fuerte mezcla colombiana.

JiMin suspiro de placer tras el primer sorbo.

–¿Donde consigues café colombiano en Corea?

–Mi tío YoonHyuk lo adoraba y tiene una reserva bastante grande. ¿Esta bien?

–Esta perfecto. Detestó el café aguado.

Lo vio contener una sonrisa.

–Ya lo suponía.

YoonGi mantuvo silencio mientras bebía. Parecía estar esperando que le diera pie, pero él no podía preguntarle si había dormido bien, pues apenas habían pegado un ojo.

Su olor a madera se le subió a la cabeza, lo rodeo completamente, como si él alfa quisiera marcarlo como a su pareja. No se habia duchado. La fina camiseta negra le dejaba los brazos y la parte superior del torso al descubierto, y los pantalones se le ceñian a las caderas, ofreciéndole un atisbo de su piel palida y de su vientre.

Sintió una punzada en su entrepierna y comenzó a sentir El lubricante salir de su entrada. Joder se está convirtiendo un adicto por ese hombre. Si lo hacían una vez más, iba a necesitar un bastón para ir a la librería, pero a su cuerpo no parecía importarle.

–¿Cómo te encuentras? –le preguntó él.

Parpadeó y echó su cabeza hacia atrás. Se percató de que YoonGi tenía algunos mechones tapando su rostro y de que una incipiente barba le ensombrecia el mentón. También se percató de que él lo miraba a la cara en vez de reparar en la fina sábana que no dejaba de escurrirse por su piel para dejar al descubierto su torso, lleno de chupones hechos por él.

Aunque era bastante tímido, sintió el travieso impulso de poner a prueba su control. Se estiro delante de él a fin de dejar la taza en la mesita de noche. El aire acaricio su torso y le endureció los pezones. Fingió no darse cuenta mientras respondia su pregunta.

–Bien. Pero tengo los músculos un poco adoloridos. Necesito una ducha caliente.

–Si una ducha.

–¿Quieres desayunar?

–¿Desayunar?

–Prepararé algo en cuanto me vista. Hoy no tienes que ir al trabajo, ¿Verdad?

–Creo que no.

–Bien. ¿Que quieres?

–¿Que qué quiero?

–Sí. Para desayunar.

Apoyó su cabeza en una mano y lo observó. Lo vio tragar saliva con fuerza y apretar los dientes, como si estuviera desesperado por prestarle atención a sus palabras y no a su cuerpo medio desnudo.

El omega contuvo una carcajada y subió las apuestas. Sacó una pierna de debajo de la sábana y la estiró. Agitó los dedos en el aire. Después, colocó la pierna sobre la sábana y doblo la rodilla.

YoonGi carraspeó.

–No tengo hambre. Tengo que trabajar.

–Acabas de decir que hoy no vas a trabajar.

–Claro.

A JiMin casi le ardía la piel bajo su intensa mirada. El deseo le corría por las venas al pensar en que se metiera en la cama para volver a hacerle el amor, pero no tenía ni idea de cómo conseguirlo.

Hizo acopio de todas sus fuerzas y se lanzó a la yugular.

–Bueno, ¿vamos a hablar de lo de anoche?

YoonGi dio un respingo antes de asentir con la cabeza. Al ver que él guardaba silencio, se vio forzado a responder de alguna manera.

–Lo de anoche estuvo bien.

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 𝘾𝙤𝙣𝙩𝙧𝙖𝙘𝙩 | 𝙔𝙤𝙤𝙣𝙢𝙞𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora