Lo único que quiere Jimin es ayudar a su familia.
Lo único que anhela YoonGi es esa herencia y poder construir lo que sea.
Qué serán capaces de hacer para conseguir sus objetivos.
Yoonmin
Adaptación.
Créditos a su respectiva autora.
◇Graficos: @Nik...
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YoonGi se abrió paso entre las estanterías. Un hombre vestido de negro estaba soltando unas palabras delante del micrófono acerca de la correlación entre las flores y la muerte, y el olor a café le llegaba a la nariz. Escuchaba los sonidos de una flauta y el lejano aullido de un lobo. Sin embargo, su esposo eclipsó todo lo demás.
El verdadero atractivo de JiMin residía en que desconocía el efecto que causaba en los demás. La irritación lo puso de los nervios. Vivía en un constante torbellino emocional y lo detestaba con todas sus fuerzas. Él era el hombre más tranquilo del mundo y se había dedicado a evitar situaciones sentimentales. En ese momento, su día a día consistía en ir de la irritación al enfado, pasando por la frustración. Lo volvía loco con sus argumentos inverosímiles y con sus discursos apasionado. También lo hacía reír. Su casa parecía haber cobrado vida desde él se había mudado.
Llegó junto a JiMin.
–Hola
–Hola –La dulce voz del omega acaricio sus tímpanos. Miro a su hermano.
–TaeTae, ¿Cómo va todo?
–Bien, hermanito. ¿Que te trae por aquí? No iras a leer el poema que escribiste cuando tenías ocho años, ¿Verdad?
JiMin lo observo interesado y preguntó.
–¿Que poema?
YoonGi sintió su cara arder y se dió cuenta de que esos dos omegas son los únicos que hacen que pierda la compostura.
–No le hagas caso.
–Pensé que tenias trabajos pendiente –Comentó el omega
Lo tenía y no sabía porque había ido a la librería.
Tras salir de la oficina y llegar a una casa vacía, el silencio lo inquieto y su lobo se mostró triste. Pensó en JiMin, rodeado de gente en la librería que el había creado y quiso unirse a su mundo aunque fuera un momento. Sin embargo, en vez de confesarlo, se encogió de hombros.
–Termine antes. Vine a ver como iba tu velada poética. ¿Todos los artistas fuman? Hay una fila enorme afuera y todos están echando humo.
Taehyung mostró una sonrisa torcida y extendió las piernas hacia adelante. Estaba sentado en el brazo del sillón. Sus ojos verdes lo miraron con el brillo traviesos típico de un hermano pequeño que aún disfrutaba atormentando a su hermano mayor.
–¿Aun sigues con el encendedor?. Seguro puedo Conseguirte uno.
–Gracias. Siempre es agradable contar con un miembro de la familia como traficante.
JiMin resopló.
–¿Fumas? –El alfa negó antes de responder
–Fumaba. Lo deje hace unos cuantos años.
–Si, pero cuando se estresa o se enfada, vuelve a vicio. ¿Puedes creer que no lo considera recaídas siempre y cuando no compre tabaco? –Informó y JiMin se echo a reir.