「043 」

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Al escuchar las palabras de su esposo, a JiMin le dio un vuelco el corazón, que después siguió latiendo desbocado

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Al escuchar las palabras de su esposo, a JiMin le dio un vuelco el corazón, que después siguió latiendo desbocado. No sabía qué era, pero había algo distinto esa vez, como si hubieran llegado a una encrucijada y YoonGi hubiera elegido el camino menos transitado.

Desde que fueron a la fiesta de Jungkook habían hecho el amor todas las noches. A veces, despacio. Otras veces, con pasión y abandono. YoonGi le susurraba cosas eroticas y lo halagaba; le decía que era precioso y que lo deseaba. Que era su omega.

Sin embargo, jamás lo había mirado a los ojos como si supiera quién era. En ese momento parecía haber arrancado las capas exteriores, de modo que la fruta escondida debajo había quedado expuesta. Así se sentía bajo su mirada. Contuvo el aliento y esperó a que él se apartara.

En cambio, YoonGi le tomó la cara entre las manos y le dijo, rogándole los labios:

–Eres mi omega y quiero hacerte el amor.

JiMin observó esos hermosos ojos dorados, señal de que su lobo había tomado el control.

Entonces lo beso. Fue un beso tierno, lento y abrasador que lo derritió por completo, como si fuera caramelo líquido que se vertiera sobre unas tortitas, hasta que su cuerpo cedió, separó los labios y sus lenguas se fundieron y comenzaron a moverse en una danza primitiva, bailada en millones de ocasiones por un Alfa y un omega.

YoonGi lo invito con delicadeza a tenderse en la alfombra y lo desnudó, deteniéndose para saborear cada centímetro de piel que quedaba a la vista con una veneración que lo excitó, lo postró de rodillas y avivó el deseo que sentía por él.

Con silenciosa orden, le separó los muslos y se arrodilló entre ellos, tras lo cual separó sus mejillas con suavidad dejando su paraíso a la vista. Lo acaricio con los labios y con la lengua, arrastrándolo hasta el borde del abismo y desoyendo sus súplicas para que se apartara. Siguió acariciandolo así hasta que se corrió y se arqueo bajo él. Sin embargo, lo mantuvo inmovilizado y no se apartó de él hasta que lo escucho sollozar y le suplico que... que...

Se incorporó al instante y se detuvo justo cuando estaba apunto de penetrarlo.

–JiMin, mírame.

Ebrio del placer, él abrió los ojos y miró al Alfa que amaba con toda el alma, aguardando que lo poseyera, aguardando para recibir lo que él pudiera entregarle.

–Siempre has sido tú –Hizo una pausa como si quisiera asegurarse de que lo había escuchado, de que había entendido el significado de sus palabras. Un brillo intenso iluminaba las profundidades de sus ojos ambarinos. Entrelazo sus dedos con los de JiMin, en un intento por comunicarse con él más allá de las palabras –Y siempre serás tú.

Se hundió hasta el fondo en él, arrancandole un grito.

Sin apartar los ojos de los de JiMin y con los dedos entrelazados, comenzó a mover sus caderas. Cada vez que salía y entraba en él, reclamaba algo más que su cuerpo. Las apuestas habían cambiado y a esas alturas estaba dispuesto a conquistar su corazón mientras se entregaba a fondo a él, amandolo despacio y con un ritmo constante hasta dejarlo al borde del abismo. En esa ocasión, cuando se dejó caer, YoonGi flotó con él y ambos levitaron tomados de las manos. Cuando volvieron a la realidad, lo abrazó a la luz del fuego, lo beso en la sien y ambos se sumieron en el agradable silencio que cayó sobre ellos como caia la nieve sobre el suelo en el exterior.

𝐂𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐭𝐨 𝐌𝐚𝐭𝐫𝐢𝐦𝐨𝐧𝐢𝐚𝐥 | 𝐘𝐨𝐨𝐧𝐌𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora