12.

1.2K 183 17
                                    

James encuentra a Harry en el baño de su habitación, arrodillado en el suelo con el cuerpo inclinado, el sonido confirmándole lo que estaba pasando.

Inmediatamente se acerca al menor, una mano dando suaves caricias en su espalda mientras el contrario devuelve su comida, sus mejillas llenas de lágrimas y su cuerpo temblando.

—Respira, vamos Harry ¡respira! —James le mueve levemente para hacerle reaccionar. Cuando lo logra el cuerpo del chico se desploma contra su costado, cansado por el esfuerzo.

—Quiero irme James, déjame irme a casa —balbucea, tan bajo que el mayor es incapaz de comprender lo que quiso decir incluso encontrándose a su lado—. ¿Por qué lo dijo? ¿Como lo miraré ahora? ¿Cómo podré mirar a Lily a la cara ahora después de que estuve enamorado de su novio en secreto? ¿Cómo podré hablar con Remus? Yo-

—Respira —su voz es autoritaria y baja, acercándole por el costado y haciendo que se recargue contra él. Había pasado por aquello en más de una ocasión (no es que fuera algo bueno) así que sabía cómo tranquilizarlo—. Todo estará bien. Remus es tu amigo, él te quiere, y créeme que nada cambiará, no tienes que hablar de esto si no quieres hacerlo —limpia su húmeda mejilla, conectando sus miradas—. No tienes que hacer nada que no quieras, pero si decides hacerlo puedo prometerte con mi vida que todo estará bien.

Harry toma fuertes respiraciones, luchando contra el impulso de soltarse a llorar en los brazos de su hermano hasta quedarse seco.

En el fondo sabía que tenía razón, Lily era incapaz de culparle por eso, había sido antes de que ellos comenzaran a salir y una vez juntos nunca intento meterse en su relación ni mucho menos. Y Remus probablemente se sentiría algo culpable, pero nada grave para cambiar la relación de casi hermanos que ahora llevaban.

Además, no es que estuviera enamorado de él en este momento.

Con aquella realización en su cabeza ahora los pensamientos de Harry van al otro extremo.

—Estoy cansado de pelear contra él, James —suspira temblorosamente—, todo el tiempo es tan difícil.

James se toma unos segundos para pensar sus siguientes palabras.

—Deja de pelear. No lo necesitas, nunca lo haz necesitado —besa su coronilla—. Regulus no te odia Harry, estoy seguro de que no es así y realmente es todo lo contrario, pero no puedo justificar todo lo que se han hecho mutuamente estos últimos años, todo lo que te ha causado.

—Pero Sirius y tú...

—Sirius y yo somos amigos, no pareja —le corta, sabiendo a dónde iba—. Y de cambiar eso, creo que puedo sobrevivir si te llevas mal con su hermano. Tú eres más importante para mi, tú eres lo más importante en mi vida y nada me importa más que el que tú estés bien.

—James...

—Te lo dije cuando dejaron de llevarse bien, te lo dije cuando las peleas comenzaron y te lo dire ahora. Siempre estaré de tu lado sin importar que, y si quieres ir y lanzarle mil hechizos yo detendré a todos para que puedas hacerlo.

Harry le mira, una pequeña sonrisa en sus labios y los ojos brillantes en lágrimas contenidas. Realmente no solían hablar mucho de la relación que llevaba con el Black menor, pero en ese momento, con toda la sobrecarga emocional, el menor no quiere hacer otra cosa que hablar de ello.

Siente que necesita sacarlo.

—Al principio era fácil justificarlo, me convencía a mí mismo de que no quería hacer realmente todo lo que hacía. Sabia que primer año había sido difícil para él, debía entenderlo y apoyarlo —sonríe—. Recuerdo que no lo entendía, pero sabía que Regulus habría deseado ser su hermano, ser querido y aceptado sin tener que hacer mucho a cambio, tener amigos reales y sentirse bien consigo mismo. Cuando nos comenzamos a llevar mal, no dude en usar eso en su contra.

—Eso es...

—Nunca olvidare la primera vez que fue cruel conmigo, fue en segundo año, tenía de amigos a unos chicos idiotas que me odiaban y quería impresionarlos —relamió sus labios resecos—. ¿Lo recuerdas? Se burló de mis ojos, me llamo fenómeno, dijo que debería cubrirlos para tapar mi defecto, ellos solo se rieron —apretó levemente los puños—. Hasta ese momento creí que éramos amigos.

James miró a su hermano intentando no lucir demasiado triste, conocía esta parte de la historia. El menor había padecido un tic en su ojo derecho durante gran parte de su infancia, gracias a eso recibió burlas.

Ahora, con aquellas palabras James puede recordar perfectamente cómo reaccionó su hermano ante eso, y lo recuerda porque fue poco después que comenzó a usar lentes de sol, privando a la mayoría de ver sus hermosos ojos verdes.

El tic había desaparecido cuando tenía trece, sin embargo los lentes de sol nunca lo hicieron.

—Ese fue solo el comienzo y después de eso solo pudo empeorar, realmente se volvió un idiota, un verdadero idiota conmigo —bufa suavemente, recargándose en el costado de su mayor—. Se burló de mi sonrisa y dijo que reía tan escandalosamente que cualquiera huiría. Un día hechizo mi escoba para hacer que cayera de muy arriba. Me saboteo en pociones y casi tengo un accidente —y podría seguir por más tiempo.

Inevitablemente los recuerdos fueron llegando, porque James había sido testigo de la mirada herida de su hermano en cada ocasión. De la molestia. Del cambio en su forma de mirar a su casi cuñado.

—Eventualmente la tristeza se convirtió en ira. No soy inocente en lo más mínimo, lo he golpeado, hechizado e insultado. No me siento orgulloso, pero es tan fácil creer que se lo merece. Nunca se ha disculpado por nada de lo que ha hecho, en ocasiones sueño que lo hace y puedo estar tranquilo.

James quería decir algo pero sabía perfectamente que eso no era lo que Harry quería o necesitaba, este estaba desahogándose, sin esperar nada a cambio. Y temía que si abría la boca dejara de hacerlo.

—No diría que realmente lo odio. He sentido muchas cosas por Regulus, cuando lo conocí, sentí el más puro cariño de amigos, luego sentí odio, pero ahora solo siento una simple rivalidad divertida, me gustaba-gusta molestarlo, es divertido ver sus ojos furiosos. Pero es cansado, en ocasiones solo quiero que desaparezca de mi vista.

Y eso parece ser todo lo que tiene para decir. Ya no está llorando ni parece querer hacerlo. La molestia había desaparecido de sus facciones y parecía tan tranquilo que James dudó un poco.

Luego de eso ambos permanecen en silencio, con el mayor acariciando el cabello de su hermano mientras analiza sus palabras.

Nunca los ha podido entender demasiado. Regulus y Harry tenían una relación extraña y fuerte. Algo que no eran capaces de comprender pero siempre estaba allí, la conexión entre ambos y como siempre sabían que hacer o decir.

Algo fuera de su alcance, del alcance de cualquiera de ellos.

—Harry...

— Quiero ir a casa, James. No quiero verlo a él, afrontaré las cosas con Lily y Remus en privado. Pero no quiero tener que convivir con Regulus en este momento. Se que si lo hago lo empeorare, y estoy cansado de seguir así.

—Está bien —besa su frente, a sabiendas de que necesitaba estar solo. Harry prefería lidiar de esa manera las cosas, y él tenía que entenderlo—. Vamos, te llevaré a casa.


Y a unas cuantas habitaciones, Regulus planeaba un discurso para pedirle disculpas al chico con los ojos más brillantes y la sonrisa más bonita que había conocido.

Con sabor a piña colada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora